La Casa De Tebas
Enviado por chloellovet • 29 de Septiembre de 2013 • 1.080 Palabras (5 Páginas) • 493 Visitas
LA CASA DE TEBAS:
Ofender a los dioses
ESTA HISTORIA TRATA DE LO QUE LOS GRIEGOS ENTENDÍAN COMO LA MALDICIÓN FAMILIAR: UNA OFENSA CONTRA UN DIOS QUE SE CASTIGA A LO LARGO DE GENERACIONES SUCESIVAS.
LOS MIEMBROS DE ESTA FAMILIA OFENDEN CONSTANTEMENTE A LOS DIOSES DEBIDO A LA FALTA DE JUICIO, ARROGANCIA Y HARMATÍA. LA MALDICIÓN TERMINA SOLAMENTE CUANDO ACABA LA EXISTENCIA MISMA DE LA FAMILIA Y LA CIUDAD QUE SUFRE BAJO SU GOBIERNO QUEDA LIBERADA.
Layo era el rey de Tebas. Afligido por no poder tener hijos, consultó secretamente con el Oráculo de Delfos del dios Apolo. El oráculo le informó que este aparente infortunio era, de hecho, una bendición, porque un hijo nacido de su esposa Yocasta se convertiría en su asesino. En consecuencia, el rey se deshizo de Yocasta, aunque no le informó del motivo. Ella, furiosa, hizo que Layo se emborrachara y lo retuvo en sus brazos toda la noche. Cuando, después de nueve meses, Yocasta tuvo un hijo, Layo arrebató al niño de los brazos de la niñera, atravesó sus pies con un clavo y lo dejó al aire libre en una montaña. Este fue el primer pecado de la Casa de Tebas contra los dioses; pues Apolo y su hermana Artemisa, protectores ambos de los niños, tomaron debida nota de este acto perverso.
Gracias a su intervención, el niño no murió en la montaña. Un pastor corintio lo encontró, le puso por nombre Edipo (que significa pie hinchado), porque sus pies quedaron deformados por la herida del clavo, y lo trajo a Corinto. Los reyes de Corinto acogieron al niño y lo criaron como si fuera de ellos, ya que no tenían hijos y ansiaban tener un varón. Edipo creció pensando que era el heredero del trono de Corinto. Pero cierto día, provocado por un joven corintio que afirmó que no se parecía en lo más mínimo a sus supuestos padres, Edipo viajó a Delfos a fin de preguntar al oráculo qué era lo que el futuro le tenía deparado. El dios Apolo previno a Edipo de que asesinaría a su padre y se casaría con su madre.
Horrorizado por esta profecía, Edipo decidió no regresar a Corinto; estaba determinado a demostrar que el dios se había equivocado. Este fue el segundo pecado de la Casa de Tebas contra los dioses; pues nadie desafía la voluntad de Apolo impunemente, por más cruel e incomprensible que esa voluntad pueda parecerle. En un estrecho desfiladero cercano a Delfos, mientras viajaba a pie, Edipo tropezó con el carro del rey Layo (a quien, naturalmente, no reconoció). Layo ordenó al joven desconocido que se apartara del camino y cediera el paso a sus superiores. Edipo se puso furioso y replicó que no reconocía a ningún superior excepto a sus padres y a los dioses, ajeno a la ironía de su afirmación. Layo, en represalia, pasó con la rueda de su carro por encima del pie de Edipo, reabriéndole la antigua herida. Montando en cólera, Edipo arrojó a Layo sobre el camino, hizo que los caballos pasaran por encima de él y abandonó el cadáver insepulto sobre el polvo.
Entre tanto, Tebas estaba afligida por una maldición. De hecho, Layo también se había ido a Delfos,
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