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La Comunicacion Y La Experiencia


Enviado por   •  17 de Julio de 2014  •  1.517 Palabras (7 Páginas)  •  180 Visitas

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1. La comunicación y la experiencia:

Saber comunicarse no significa saber de comunicación Una cosa es “saber comunicarse” y otra “saber de comunicación”. De la misma manera, una cosa es hablar una lengua o saber algún idioma, y otra saber qué reglas lingüísticas caracterizan y diferencian a las lenguas; una cosa es no dejarse engañar fácilmente ante razonamientos abusivos, y otra saber filosofía, o lógica de la expresión formal; una cosa es estar sano, tener salud física o mental y otra saber medicina, biología, o psicología; una cosa es sacarle provecho a Internet para hacer un trabajo, o divertirse chateando, y otra saber la física o la lógica de los Protocolos TCP/IP que hacen funcionar Internet; etcétera.

En definitiva, hay un saber práctico que puede ser más o menos seguro para evitarse riesgos o fracasos cuando actuamos y existe un “saber sobre nuestro saber” (sería un saber reflexivo) que sirve para conocer las causas del éxito o del fracaso del saber aplicado cuando actuamos. El saber reflexivo ha mostrado dos vías fundamentales en la cultura humana. Una vía se funda en las creencias y en la autoridad atribuida a ellas sostenida por relatos míticos (las denominadas cosmogonías siempre presentes en todas las culturas) la otra vía, aparecida en la cultura occidental cinco siglos antes de nuestra era, es la que confía al razonamiento la consistencia de los saberes aplicados. Ésta es la que dio lugar al saber “científico”.

Las ciencias siempre surgen y se consolidan, diferentes unas de otras, también por dos vías fundamentales. Una, retomando problemas no resueltos desde la perspectiva de las ciencias existentes hasta entonces y proponiendo una nueva perspectiva para abordarlos; y otra, ensayando aplicaciones técnicas que violentan o dejan obsoletos ciertos supuestos explicativos de las ciencias anteriores. La primera vía requiere un saber teórico a propósito de las limitaciones de las ciencias existentes para explicar los fenómenos no bien resueltos por ellas. Y la mayor parte de las veces no se crea una nueva ciencia, sino nuevas teorías en el ámbito de las ciencias existentes. La segunda vía procede de la presión que ejerce la práctica social explotando el éxito de las aplicaciones técnicas.

La Teoría de la Comunicación es un saber sobre las prácticas comunicativas, dudosamente admitido todavía como una nueva ciencia, sino como un conjunto de avances teóricos al interior de alguna de las ciencias existentes como la neurofenomenología, en el ámbito de las ciencias de la vida (Biología y Psicología); o como la Lingüística, que avanza en el campo de la pragmática; o como la cibernética, que aplica modelos físicos y matemáticos a aquel tipo de pensamiento sociológico que trata de explicarse los sistemas sociales y su autorregulación....etc. Sin embargo, es la presión de las prácticas sociales basadas en la explotación de las nuevas tecnologías de la comunicación, de donde procede la urgencia de pensar la comunicación como objeto científico de estudio no bien planteado hasta ahora por el resto de las ciencias.

1.1 Experiencia: aprender comunicando.

También de las experiencias aprendemos a comunicar; es decir, a expresar lo más apropiado según sea nuestro interlocutor, o según sea cada situación, o según sea el papel que espera de nosotros el propio interlocutor, o la situación en que nos encontremos.

Más aún, gracias a la comunicación podemos vivir experiencias de los demás. Es decir, si con la experiencia aprendemos a comunicar, también gracias a que podemos comunicarnos es menos costoso, y más interesante vivir experiencias. Es muy difícil imaginar que alguien que disfrute o que sufra por ser protagonista de una experiencia, no comparta con alguien lo vivido, simplemente porque necesite desahogarse o le apetezca decirle a alguien cercano lo que siente en ese momento. De esta manera, la experiencia no termina con lo vivido, sino que continúa y se revaloriza al contarlo. No en balde, para muchos viajeros y exploradores famosos (como Chateaubriand, Diderot, Flaubert, Humboldt, entre muchos otros) el verdadero viaje comenzaba en el momento de compartirlo verbal o epistolarmente con alguien.

Por las experiencias, es decir, por los éxitos cosechados, o por los fracasos vividos, aprendemos a comunicar. Es decir, en definitiva, hay un saber práctico que puede ser más o menos seguro para evitarse riesgos o fracasos cuando actuamos y existe un “saber sobre nuestro saber” (sería un saber reflexivo) que sirve para conocer las causas del éxito o del fracaso del saber aplicado cuando actuamos. El saber reflexivo ha mostrado dos vías fundamentales en la cultura humana. Una vía se funda en las creencias y en la autoridad atribuida

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