La Educación: Una Mirada Crítico-propositiva Desde Sus Actores

Informe Encuentro

La Educación: una mirada crítico-propositiva

desde sus actores

Sábado 12 de Junio

Colegio “Oscar Encalada”

Pedro Aguirre Cerda Nº 0184, Paradero 24 Gran Avenida, La Cisterna

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Convocan:

Colegio de Profesores de La Cisterna

Equipo Educación y Participación de La Cisterna

I. Introducción

La presente síntesis busca interpretar los aspectos sustanciales de las ponencias expuestas en el Encuentro realizado el 12 de Junio en el Colegio Municipal “Oscar Encalada” y resaltar los elementos que nos parece relevantes para un trabajo colectivo local que busque alentar y motivar la participación de los docentes y comunidad afín así como éstos adopten posturas frente a la implementación de las nuevas políticas públicas por parte del nuevo gobierno.

Este encuentro se realiza en un año, donde los temas educativos son parte del debate y la discusión social, la coyuntura nacional, que debe llevar y está llevando a los distintos actores a pronunciarse.

Los anuncios del Ministro de Educación, Sr. Joaquín Lavín a nadie deja indiferente, por su sesgo sensacionalista, tecnocrático e integrista.

Es sensacionalista, ya que acorde con la línea propagandística del Gobierno de Piñera – en el marco del terremoto -, la meta de que todos los estudiantes volvieran en una fecha determinada, sólo da cuenta de lo limitado de la acepción que maneja sobre qué se entiende por condiciones adecuadas para el trabajo escolar. Si hubiese calibrado más lo que implica la labor educativa se hubiesen tomado medida tales como el uso de edificios o infraestructura existente de tipo público como privada. Por otra parte, la instalación de “escuelas modulares” en zonas altamente golpeadas por el terremoto como es la costa que corre del centro al sur de Chile, pareciera ser una respuesta rápida y funcional, sin embargo, estuvo precedida de una crítica demoledora a la administración y gestión pública; asimismo, la fusión de estudiantes de distintas escuelas públicas en este tipo de infraestructura, llamó la atención ya que paralelamente se sabe que la actual cabeza administrativa busca utilizar esta situación para desarrollar la política de concesiones, que en los hechos implica privatizar los servicios públicos como ha sucedido con las carreteras, las cárceles, y lo que está intentado hacer en los hospitales públicos.

Tecnocrática, donde se combina en una visión de tipo autoritaria, elitista y una supuesta de carácter técnico (no política), noción que se relaciona a una noción utilitarista y economicista, bastante alejada con la labor educativa, que “mide” conocimientos y selecciona (elije) a los mejores estudiantes, lo que está contenido en el discurso del Ministro de Educación, Lavín, significa premiar con mayor financiamiento a los que les haya ido bien con el SIMCE, con el supuesto de permitir elevar la calidad de la educación. Eso es lo que se quiere lograr con la cartas de Lavin y Piñera en torno al SIMCE que se entregan a los apoderados, donde el mapa tiene un objeto estigmatizador (afrentar, deshonrar e infamar) a familias y sus pupilos, sus barrios y a la escuela identificada con un color de los “semáforos virtuales”, particularmente el rojo (rendimiento bajo), dejando en un estado de alerta con el amarillo (rendimiento medio) y altamente satisfactorio el verde (rendimiento alto). Como lo señala académica de la Universidad de Chile, Zulema Serrano, esta idea de educación está empapada de la creación de un estudiante llamado a “liderar” de sesgo claramente “elitista” y funcional a un sistema de mercado asignador de patrones y roles, que profundiza el actual modelo neo-liberal.

Con ello se potencian y se exacerban uno los males no deseados del SIMCE, la explotación por gran parte de los colegios subvencionados y no pocos municipales (con el abierto apoyo de editoriales privadas y medios de comunicación concentrados en el duopolio) de que se “debe preparar” para esa prueba y de que sus resultados exitosos o sus fracasos tendría sus efectos en la matrícula e imagen, prestigio de las escuelas. Así el SIMCE, que debe medir los ciclos de aprendizajes y los logros alcanzados en forma progresiva por los estudiantes, en cuatro áreas: lenguaje, matemática, ciencias e sociedad o historia, queda en letra muerta.

Unido a lo anterior, el Sr Lavín, se atreve a abrochar este panegírico, y señala que para optar a los Liceos de Excelencia para el 2011, tipo Liceo Nº1 de Niñas o Carmela Carvajal, deben tener determinados puntajes en el SIMCE y PSU, además de otras “gracias”. La actual administración educativa coloca en el centro del cuestionamiento: a los docentes, su organización gremial y los elementos progresistas de la reforma educativa, el curriculum de tipo humanista en construcción y la concepciones pedagógicas constructivistas, entre otras. Entiende la competencia educativa no como un objetivo educativo a alcanzar después de un largo proceso de construcción gradual de los aprendizajes en los estudiantes en las escuelas con base social heterogénea y pluriculcultural sino como un resultado inmediato, propio de la selección natural del mercado y la empresa. Lavín y sus asesores reclutados de los colegios del Opus Dei y los Legionarios de Cristo, con una concepción contraria a las corrientes católicas cristianas progresistas, busca estratificar, bajo el criterio de selección y discriminación, el sistema de educación de acuerdo a las necesidades del modelo de libre mercado, dejando de lado los valores de la solidaridad y la cooperación, utilizando el Estado para fortalecer aún más a las entidades educativas empresariales disfrazadas, por ejemplo, de propósitos altruistas, solidarios y …como señala la ponencia de la OPECH, en fundaciones autodenominadas “Educando Juntos” (integradas entre otras, por Fundación Nocedal, Sociedad de Instrucción Primaria, Fundación de la Santa Fé, CODECU Maipú, Corporación Educación Manquehue), que han buscado permanentemente el carácter público de la educación y defendieron el lucro en el sistema educacional.

También es integrista la concepción de educación del Ministro de Educación, en tanto busca mantener los fundamentos inalterables de la “doctrina que se tiene que plasmar con autoridad en unas normas de validez absoluta para todo tiempo y lugar y para las que no cabe la autocrítica. Esa idea, valor o principio se defiende o impone si fuera preciso, pues está en juego implantar el bien y la justicia en una sociedad amenazadora y desviada

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