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La Eutanasia


Enviado por   •  8 de Octubre de 2012  •  2.018 Palabras (9 Páginas)  •  319 Visitas

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La eutanasia pasiva o activa debe ser aceptada en enfermedades crónicas degenerativas incurables y con enfermedades en fase terminal.

En Inglaterra el caso de Tony Bland causó una gran polémica en los tribunales. Tony Bland fue una de las víctimas del vandalismo en un estadio de fútbol en Liverpool, que provocó el desplome de bardas y gradas. Su cerebro entró en estado de coma (SVP) susceptible de prolongarse por tiempo indefinido. Después de que las Cortes ordinarias y de apelación negaron la autorización para que el retiro del equipo médico fuera permitido, su petición fue aprobada por la Cámara de los Lores para que Tony terminara de morir por medio de la eutanasia.

Eutanasia quiere decir “buena muerte”. Se le conoce como el acto intencional de poner fin a la vida de una persona que padece de dolores insoportables. Existe eutanasia pasiva cuando se deja morir al paciente a causa de la suspensión del tratamiento tendiente a prolongarle la vida y activa cuando se ponen los medios para quitarle la vida. Voluntaria cuando el paciente decide no querer seguir viviendo, no voluntaria cuando alguien decide por el paciente e involuntaria cuando se le practica a una persona capacitada sin su consentimiento.

¿Por qué una persona elige la eutanasia? Una vez que se te informa la prórroga de tiempo que te da la vida para poner en orden tus asuntos, hacer un testamento o despedirte de tus amigos, familiares, entre otros. Creo yo, te llenas de miedo. Una persona, cualquier persona, siempre piensa que tiene todo el tiempo que a ella le plazca para poder hacer lo que ella desee.

Desde el momento en que te imponen un límite ya empiezas a morir, es como si comenzaran a clavar los clavos para tu ataúd.

Existen diferentes opiniones acerca de la eutanasia, hay quienes piensan que no debe ser legalizada y hay otras personas que aceptan a lo que le llaman “una muerte sin dolor”.

La sociedad moderna basa su ordenamiento jurídico en la protección de los derechos humanos. En este sentido, cada enfermo tiene derecho a decidir, informada mente, sobre los asuntos que pertenecen a una esfera tan privada como su cuerpo; y en virtud de esto, decidir cómo quiere seguir o no seguir viviendo.

Sin embargo la Institución que actualmente rechaza y combate a la eutanasia, es la Iglesia católica, la cual ha realizado una serie de declaraciones al respecto a través de la Comisión Permanente Episcopal: “Respetamos sinceramente la conciencia de las personas, santuario en el que cada uno se encuentra con la voz suave y gente del amor de Dios. No juzgamos el interior de nadie. Comprendemos también que determinados condicionamientos psicológicos, culturales y sociales pueden llevar a realizar acciones que contradicen radicalmente la inclinación innata de cada uno a la vida, atenuando o anulando la responsabilidad subjetiva. Pero no se puede negar la existencia de una batalla jurídica y publicitaria, con el fin de obtener el reconocimiento del llamado ‘derecho a la muerte digna’, es esta postura pública la que tenemos que enjuiciar y denunciar como equivocada en sí misma y peligrosa para la convivencia social. Una cosa son la conciencia y las decisiones personales y otra lo que se propone como criterio ético legal para regular las relaciones entre los ciudadano”.

De la eutanasia, así entendida, el Papa Juan Pablo II enseña solemnemente: ‘De acuerdo con el Magisterio de mis Predecesores y en comunión con los Obispos de la Iglesia católica, confirmo que la eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana’.

Por lo que se refiere a los argumentos contrapuestos, es común encontrar su fundamento en el hecho de que el médico tiene como función la de salvar vidas y no destruirlas. Este argumento luce razonable, sin embargo tiene excepciones ya que se deben de ver las circunstancias del paciente en cada caso.

Sin duda existen logros para disminuir el dolor, pero ésta no ha sido completa, más aún cuando el dolor físico no constituye el único sufrimiento y va acompañado de otros malestares inevitables como el vómito incontrolable, la incontinencia de esfínteres, deglución dolorosa, etc. En ese sentido, el médico al aplicar narcóticos y sedantes para aliviar o reducir el dolor, cuando con tal conducta se acorta necesariamente la vida del paciente, está practicando la eutanasia, aunque estrictamente no se trate de una eutanasia voluntaria.

De igual forma esta el argumento que dice que la eutanasia pervierte la ética médica que desde Hipócrates se ha centrado en eliminar el dolor, no en eliminar el enfermo. Los médicos insisten en que la eutanasia, como el aborto, no son actos médicos, ya que el fin de la medicina es curar, y si no se puede curar al menos mitigar el dolor, y en todo caso atender y acompañar. La eutanasia no cura nada. Los médicos que entran en una mentalidad eutanásica la incorporan a toda su visión profesional y olvidan a Hipócrates.

Otra razón en contra es que la eutanasia no es solicitada por personas libres, sino casi siempre por personas deprimidas, mental o emocionalmente trastornadas.

Cuando uno está sólo, anciano, enfermo, paralítico tras un accidente es fácil sufrir ansiedad y depresión que llevan a querer morir. En un país sin eutanasia, los médicos y terapeutas se esfuerzan por curar esta depresión, devolver las ganas de vivir y casi siempre tienen éxito si el entorno ayuda. Por el contrario, en un país con eutanasia, en vez de esforzarse por eliminar la depresión se tiende a eliminar al deprimido "porque lo pide".

No obstante existen argumentos a favor como el derecho que cada persona tiene de disponer de su vida. Este derecho a que se le reconozca la posibilidad de disponer de su propia vida en situaciones especiales simplemente por dignidad que éste puede tener, el reconocerle a un ser humano la posibilidad de definir qué hacer con su vida es respetar la humanidad del otro.

Una vida en determinadas condiciones es indigna, además no debe intentarse prolongar la vida cuando ésta no se pueda vivir, haciendo del paciente no un

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