La Familia Martínez

El pueblo se llama Azteca, tiene 8 barrios, una capilla y su Santo Patrón. Donde vive la familia Martínez se llama Tlatlapantlan, nombre en náhuatl, que significa “donde todo se ha roto”.

Con toda su sencillez es la mejor casa en la que Pedro y Esperanza han vivido en toda su vida. Habían tenido 12 hijos, pero solo 6 sobrevivían. Creen en espíritus malignos, que por eso se enferman, o que les dan “los aires”.

Pedro y tres de sus hijos, los mayores, trabajaban en el campo, se levantan antes de que amanezca, Su cosecha solo proporciona maiz y frijol suficiente para tres meses o cuatro. De modo que Pedro debe procurarse otros medios para ganarse la vida tales como tejer cuerdas de ixtle de maguey, vender ciruelas y alquilar a sus hijos como peones.

Unas de las palabras de Pedro, “Que ventaja es tener la libertad si no tenemos suficiente para comer? Antes los dueños de las haciendas eran los que nos explotaban, ahora es el Gobierno y los banqueros, todo es lo mismo”.

Esta refleja que después de la revolución, muchas personas se beneficiaron con la libertad, pero el pueblo mexicano lo veía desde este punto de vista.

Las preguntas diarias que se hacia la esposa de Pero, eran a quien le podrían pedir prestado, o que cosa podría vender, para la comida diaria.

Aun que Pedro necesitaba que sus hijos trabajaran en el campo, tenia la esperanza de que Moisés, estudiara y fuera maestro o abogado.

La educación para con las hijas mujeres, es demasiado cerrada, por llamarla de una forma, los consejos que la madre les daba a sus hijas eran por ejemplo: Si te regaña no contestes, si te pega aguántate, si no pensara que clase de educación que te hemos dado.

Los otros vecinos no se llevaban bien con ellos porque Pedro había decidido el cambiar de religión, de católico a Adventista.

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