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La Fe Y El Deseo


Enviado por   •  17 de Mayo de 2013  •  605 Palabras (3 Páginas)  •  305 Visitas

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Fe No es Deseo Pasaje clave: hebreos 11.

Todos deseamos cosas. Nadie puede decir que no desea nada, porque es natural querer tener o lograr cosas. Como seres humanos, buscamos permanentemente satisfacer nuestros deseos. Aunque muchas veces, no nos detenemos a pensar si son deseos que realmente buscamos alcanzar, verdaderos o genuinos.

Podemos desear cosas, pero nunca confundir deseos con fe.

Si hablamos de deseo no hablamos de fe y viceversa

Si alguien dice: “Vamos a brindar, pidamos tres deseos”. Esto no es fe.

Si alguien dice: “Tengo ganas de que mi hijo venga a la iglesia”. Esto no es fe.

Si alguien dice: “Te deseo lo mejor del mundo”. Esto no es fe.

El deseo, generalmente, muere en deseo. No hay quien lo sustente. Al deseo nadie lo acciona.

La palabra deseo no es una palabra del mundo de la fe, no es una palabra de acción. Porque la fe es lo certero y el deseo está librado al azar. Es como cuando, de repente, tenemos ganas de algo y… ¿qué hacemos? nada. Porque con las ganas no alcanza.

Tener “ganas” tampoco es fe.

Si deseaste algo en el mundo de la fe, ¡nada va a pasar! Porque lo que esperás no lo activa tu deseo, sino tu fe. Tener fe es te-ner certeza, seguridad, determinación, afirmación sobre lo que estás esperando; es la convicción de lo que no se ve. Fe es certeza y convicción. Por eso, necesitás moverte en lo que sabés que es así, que es lo que Dios dijo y nada más.

Cuando un hijo de Dios, un día cree y al otro día no, significa que no tiene certeza. Porque certeza es decir: “Yo sé que sé que sé, que Dios me va a bendecir abundantemente”.

Si una persona te pregunta: ¿cómo hacés vos para estar motiva¬do siempre?, seguramente esa persona con la cual te encontras-te ha estado viviendo su vida en pos de deseos frustrados.

Y si le decís que siempre estás motivado, te puede llamar loco, pero a vos esas palabras no deben importarte. Sabés bien que motivos hay para estar en carrera.

El motivo es empujado por la misma fe, es el motor que te man¬tiene en acción, y que te hace mantener seguro que el motivo que esperás te va alcanzar sí o sí:

“Mi familia estará toda en Cristo”. Esto es fe.

“Dios me dará prosperidad”. Esto es fe.

“Tendré mi casa propia”. Esto es fe.

“Tendré los mejores contactos para mi negocio”. Esto es fe.

El motivo es empujado por la misma fe.

Un motivo gigante es una automotivación gigante. Lo más po¬deroso que puede tener un ser humano es un motivo, es decir, algo grande por lo cual esperar. “Yo estoy esperando cosas gran¬des y sé que vienen en el Nombre del Señor, tengo la certeza y la con¬vicción que será así en el nombre de Jesús”.

¿Cuál es tu motivo? ¿Qué estás esperando?

Como dijimos, el deseo no puede ser comparado con la fe. Nun¬ca podrán

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