La Importancia De Seguir Estudiando

La importancia de Seguir Estudiando.

¡Estudiar! Una palabra que hemos escuchado a lo largo de toda nuestra vida de estudiantes. Desde que éramos pequeños, nuestros padres nos inculcaron la educación, un derecho que todos tenemos por el simple hecho de ser mexicanos, de ser humanos; el derecho de cultivarnos, de instruirnos, de prepararnos ¡De pensar!, de buscar un futuro mejor a través de la luz que brinda la búsqueda de la verdad y del conocimiento, el estudio; una herramienta en ocasiones poco valorada por quienes tienen la fortuna de contar con los medios para desarrollar sus capacidades y que a pesar de esto, no logran concluir sus estudios por la apatía, las distracciones, la pereza, el vicio, o por la falta de carácter, pero al contrario, muy anhelada por los que en el aislamiento, en la pobreza, en la hambruna y en las carencias buscan el consuelo de una vida más justa, más digna, más llevadera.

Muchas veces afrontamos la palabra estudio como una obligación impuesta al joven, algo que es necesario hacer, un trámite más en su formación e incorporación al mundo adulto, sin embargo pocas veces se busca darle el verdadero sentido al concepto de Estudiar, el cual es precisamente prepararnos para el porvenir, por medio de los conocimientos y aptitudes que serán las herramientas para poder ser exitosos en el ámbito laboral, para ser útiles a nuestra sociedad, a la gente que nos rodea y que queremos, y para mejorar nuestro entorno. Es por esto que el estudio no solo es una obligación y derecho que el Estado otorga, sino que más allá de todo, es un compromiso con nosotros mismos, el compromiso de ser mejores cada día, porque solo así se puede lograr la realización; sólo el muchacho que está seguro de sí mismo y de lo que quiere ser, podrá lograr superar los retos para llegar a ser el Médico, el Ingeniero, el Maestro, Abogado, Artista etc. Que su comunidad tanto requiere.

Por estas razones compañeros estudiantes, hago un llamado, para que aprecien lo que hacen, que valoren el tiempo que le dedican a su preparación, el gasto que sus padres hacen por darles educación, que aprovechen las escuelas o centros educativos con los que cuentan; pero sobre todo, que nunca se rindan en su afán por superarse.

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