La Integración Ganadera

Cooperativas agrarias

La Cataluña actual y su vitalidad territorial no se explicarían sin contar con el papel de las cooperativas agrarias. No es casual que nuestra arquitectura modernista tenga en instalaciones cooperativas edificios emblemáticos. Las cooperativas agrarias en Cataluña nacieron ante las dificultades de los viñedos a finales del siglo XIX por causa de la filoxera, partieron de la necesidad de hacer frente a un problema desde la unión, de hecho, la mejor estrategia.

Sin embargo las cooperativas crecieron. En el escenario actual las cooperativas son vocacionalmente la mejor herramienta en manos de los productores para poder capturar valor añadido a lo largo de la cadena alimentaria a través de formas de integración vertical y equilibrar en el proceso negociador de precios ante una cadena claramente asimétrica.

Actualmente Catalunya cuenta con 467 Cooperativas agrarias, 250 de las cuales agrupadas en la Federación Catalana de Cooperativas Agrarias. Todas ellas situadas en un entorno más abierto y más competitivo. El reto, pues, de este cooperativismo es su consolidación en este entorno competitivo. Para abordar con éxito este reto las cooperativas deberán hacer frente a su modernización, dando una salida adecuada a aspectos vitales como son la autofinanciación y la integración.

La integración ganadera

La ganadería intensiva, con menor afectación por la limitaciones de aridez relativa y de montaña ha sido la apuesta inteligente para construir el importante cluster cárnico-ganadero de Cataluña y retener en buena parte la población campesina, dando viabilidad a explotaciones agrarias en zonas áridas y / o montañosas. En esta apuesta Cataluña ha destacado por su eficiencia a través de la herramienta de organización empresarial denominada integración ganadera. No tendría sentido hablar de estructuras agrarias sin citar este modelo de organización de recursos productivos y económicos.

En la integración ganadera el productor aporta instalaciones y mano de obra pero no cuenta con riesgos de mercado y, por tanto, dispone de una relativa estabilidad de ingresos. El integrador, de mayor tamaño, aporta organización, logística, tecnología, inputs alimentarios y veterinarios, ganado para engorde y servicios diversos. Por el contrario asume los riesgos del mercado aunque puede diversificar riesgos a través de integración horizontal (diversas especies de ganado) y vertical (compra y producción de inputs, transformación, comercialización, etc.). La empresa integradora puede ser una empresa privada o una cooperativa, en este último caso el valor añadido de la cadena alimentaria revierte sobre el productor.

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