La Invencion De Morel
Enviado por juanmaq8 • 29 de Mayo de 2014 • 7.433 Palabras (30 Páginas) • 1.396 Visitas
Principales temas
Inmortalidad
Dentro de los límites del relato, la invención de Morel es la invención de la inmortalidad física. Tanto Morel como el fugitivo la prefieren antes que a la inmortalidad espiritual, porque consideran que es la solución a todos los problemas.
Amor y soledad
Para el fugitivo la soledad representa a la muerte, mientras que el amor representa la vida. Lo deja claro cuando dice "Ya no estoy muerto, estoy enamorado". Es posible que los sentimientos de Morel sean parecidos. La muerte puede representar la soledad para él porque perderá contacto con la gente que ama al ejecutar su tiránico plan.
Control
El fugitivo se esfuerza inútilmente para volver a tomar control de su vida luego de su injusto apresamiento. Cuando encuentra un lugar que puede controlar (la isla) pone en peligro su vida para llegar a ella. Pero desafortunadamente la isla es propiedad de Morel en todo sentido, y el fugitivo se esfuerza en vano. Su amor por Faustine renueva su esperanza pero cuando se da cuenta de que esa relación es imposible se da por vencido y se ilusiona con que algún inventor en el futuro le otorgue lo que no puede obtener. Por el contrario, Morel es una figura todopoderosa con total control de su entorno: cuando no puede hacerse con el amor de su amada, inventa una máquina que la pondrá bajo su control forzándola a pasar la eternidad junto a él.
Alusiones y referencias a otros trabajos
Ensayo sobre el principio de la población
A lo largo de la novela el fugitivo cita a la visión del control poblacional de Thomas Malthus. También expresa que si sobrevive escribirá un libro titulado Elogio de Malthus.
De Natura Deorum
Antes de conocer la verdad sobre la isla, el fugitivo cita a este libro de Cicerón como la explicación de la aparición de los dos soles en el cielo.
Té para dos
Los turistas bailan al son de esta canción de 1925 parte del musical de Broadway No, No, Nanette.
Importancia literaria y críticas
Jorge Luis Borges escribió en el prólogo sobre la trama que no le parecía "una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta".[1] Octavio Paz, Premio Nobel de literatura se hizo eco de la opinión de Borges.[2] Otros autores latinoamericanos famosos también han expresado su admiración por la novela.
Cuando se habla de La invención de Morel, la más importante narrativa del escritor argentino Adolfo Bioy Casares (1914-1999), el énfasis recae, siempre, en la intriga admirable que electriza al lector en las 136 páginas. De hecho, en un siglo literario dominado por la fragmentación, por la introspección y por el experimentalismo, como lo fue el siglo XX, la literatura de Bioy Casares parece disonante y, asimismo, sorprendente. Pero no será, de hecho, la calidad de la trama lo que distingue al libro? No será el énfasis en el enredo una estrategia para desmerecer y disminuir la literatura de Casares? El que fue no solamente su mejor amigo, sino también el más grande compañero intelectual y literario de Jorge Luis Borges, acostumbra ser tratado, con benevolencia odiosa, como un sub-Borges. Un escritor ayudante. Un recurso barato que se tornó importante. La pobreza de esa visión incluye a La invención de Morel, y toda la literatura de Bioy Casares, incluidos libros como El diario de la guerra del cerdo, La trama celeste, y, entre los que escribió a cuatro manos con Borges, las célebres Crónicas de Bustos Domecq. Ello afecta, y determina, también una manera de leer a Bioy Casares y, en particular, de leer a La invención de Morel. Lectura en la que se valoriza su vocación para las tramas impecables, y en la que se desprecia, y asimismo se anula, los aspectos más vitales de sus libros. En un largo diálogo con el periodista argentino Sergio López ("Palabra de Bioy", EmecéEditores), Bioy Casares recuerda cómo le vino la idea del libro. Pasaba una temporada en el campo cuando, un día, por pura distracción, se imaginó la posibilidad de la invención de una extraña máquina, capaz de reconstruir integralmente un ser humano. Una máquina, cómo él dice, "que pudiese extender para todos los sentidos lo que el fonógrafo consiguió para los oídos, y el espejo para los ojos". Luego, cayó en la cuenta de que esta máquina, que no podía ser inventada, podía ser creada en una novela, ya que la literatura no conoce de límites o imposibilidades. Luego de ser justamente célebre la máquina, una vez el libro hecho, le pareció la parte más defectuosa de la historia. Un "recurso barato". Con todo, ese recurso y sus repercusiones en la trama es el que los críticos, en general, aportan como el elemento clave del libro. Sin perder el sentido del humor y la visión informal que tenía de la literatura, Casares observa en la misma conversación que, de todos modos, se sentía un afortunado por ser inventor de la historia de un fugitivo de la Justicia que llega en bote a una isla desierta, duerme por un tiempo y, a la mañana siguiente, es despertado por la música de "Tea for two". La invención de Morel es, en parte, el resultado del gran interés de Casares por las cosas del pensamiento; que para él se aproximaban menos a la seriedad que al placer. Desde luego, su atención se volcó no solamente en la literatura, sino también en la filosofía. Hijo de una familia burguesa, llevó una vida confortable, leyó mucho y viajó mucho. Por ello, el conocimiento era un tipo más noble, más delicioso, de ocio; de ahí su interés, además, por la literatura policial, que practicó, a cuatro manos, con su mujer Silvina Ocampo. La trama de La invención de Morel está entre las más hábiles producidas por la literatura hispanoamericana en el siglo XX y relata la historia de un hombre cuya vida está en peligro. Un fugitivo venezolano que consigue escapar de la Justicia escondiéndose en el archipiélago de Ellice, en el Pacífico. Las islas están desiertas, pues fueron devastadas por una misteriosa epidemia. A pesar de ello, un grupo de turistas pasea tranquilamente por las playas. El héroe de Casares se enamora de una de las mujeres del grupo, amor que le lleva a desvelar el secreto de aquellos habitantes. Dobles, espectros, reviven escenas pasadas años antes en la misma isla de Ellice que fuera visitada por un cierto Morel,inventor de un artefacto capaz de gravar en discos una imagen completa de la realidad. Morel y sus amigos morirán por causa de las radiaciones emitidas por el aparato. Y sus dobles, o espectros, continuarán rondando por la isla y reviviendo hechos pasados, repitiéndolos infinitamente. La inmortalidad es vista, en este caso, como una prisión. La trama es, sin dudas, engañosa. Pero, como nos dice Otto María Carpeaux en el texto crítico que sirve de epílogo,
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