La La cautiva de Esteban Echeverría.
Enviado por Zuri Leon • 10 de Abril de 2017 • Reseña • 1.706 Palabras (7 Páginas) • 674 Visitas
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Zuriñe León-Salcedo
Prof. Guevara
10/02/2017
Spring 2017
La cautiva de Esteban Echeverría.
El Argentino Esteban Echeverría escribió este poema épico en 1837, titulado La cautiva. Es una de las primeras veces que el paisaje y la pampa argentinas son poetizadas. Se hace una descripción del entorno muy propia de los románticos, llena de detalladas y abundantes explicaciones. Se le da dimensiones heroicas, convirtiendo a gente corriente en héroes, para así también poder llegar a todas la clases sociales. Se considera a Echeverría el introductor del romanticismo en Argentina.
Se podría situar la obra en la época de la conquista, donde los cristianos querían evangelizar y cristianizar a los indios. Estos se rebelaban muchas veces, como sucede en La Cautiva. Aunque no haya referencias cronológicas exactas, se podría situar con los primeros intento del hombre blanco por conquistar las tierras dominadas por el indio. También es mencionable que esta obra puede llegar a chocar bastante al lector, ya que se cuenta una larga historia mediante el uso de la poesía, y esto era algo extraño para la época.
La obra de La cautiva se podría resumir brevemente. Un malón de indios irrumpe en una población fronteriza de blancos y toma cautivas a algunas personas, entre ellas, María. El esposo de ésta, Brián, intenta rescatarla, pero por desgracia sufre la misma suerte que ella y es apresado por los indios también. Mientras los indios festejan la victoria, María se hace con un puñal y aprovecha para liberarse ella y su esposo ya malherido por el combate huyen al desierto. Poco después, tropas cristianas llegan con la intención de rescatar a su jefe, Brián, pero ya no lo encuentran allí. La pareja ya está inmersa en una horrible travesía por el desierto en la que se encuentran con adversidades como la sed, un tigre o un fuego. Brián no lo resiste, y muere. María sigue su camino sola, con la esperanza de algún día poder reencontrarse con su hijo. Desgraciadamente, es hallada por un grupo de soldados que le informa que su hijo fue asesinado por los indios y frente a esta noticia María fallece también, convirtiéndose así el desierto en la tumba de los esposos.
La obra está dividida en 9 capítulos, y también se podría hacer un resumen más detallado de lo que pasa en cada uno de ellos.
- El desierto. Se hace una descripción de la tarde en el desierto, de lo tranquila y pacifica que es, aunque muchas veces esa paz se vea interrumpida por alguna tribu errante, salvajes cabalgando o por algún que otro animal. Cuando se pone el sol “parece que el horizonte arde” en el desierto y la noche es tranquila, con un “silencio pavoroso”.
- El festín. La tribu está contenta por su adquirida victoria en una batalla, se hacen hogueras, preparan una fiesta y beben para celebrar. Se convierten en “abominables fieras” y mientras los indios festejan, las cautivas que se llevaron de la batalla lloran, temiendo por su destino y horrorizadas por lo que sus ojos contemplan.
- El puñal. Mientras los salvajes duermen una mujer, María, consigue hacerse con un puñal sangriento y logra liberarse. Va en busca de su amante, Brián, quien también es preso de los indios, y lo encuentra malherido. Lo libera, y tras un lapso de tiempo discutiendo con él, ya que él le decía que sería mejor que María huyese sola, acaban por fugarse juntos. Se adentran en el desierto, con el temor de que si son de nuevo atrapados, serán rápidamente asesinados.
- La alborada. Cuando los indios despiertan, se dan cuenta de la huida de sus cautivos, pero antes de que puedan hacer nada al respecto, llegan los cristianos en busca de Brián, y hacen una gran matanza en la tribu, “yerba teñida en sangre”. Quedan decepcionados sin encontrar a Brián entre los cautivos.
- El pajonal. Brián está agotado y sin fuerzas para continuar, aunque María lo motiva a seguir con la travesía. Se describe la fatiga que sufren, el cansancio acumulado y el calor y como Brián se balancea entre la vida y la muerte.
- La espera. Se oye el ruido de un tigre, señal de mal augurio, y María coge el puñal para defenderse. Brián está vencido por el dolor, y descansa medio muerto a la orilla de un arroyo.
- La quemazón. El pueblo de los salvajes empieza a arder, y María arrastra con la ayuda de un solo brazo a Brián hacia el arroyo con tal de salvarse la vida. Finalmente el fuego se extingue una vez que llega al arroyo.
- Brián. El hombre esta abatido, empieza a delirar. Pasa un tigre, pero pasa de largo, se podría decir que movido por la compasión. Brián muere en brazos de María, y ella queda profundamente angustiada y desolada.
- María. La mujer hace una sepultura de Brián, pero ya no sabe qué hacer. Se encuentra perdida. Por casualidad, después de estar vagando, se topa con los soldados de Brián, que la reconocen y le cuentan que su hijo ha sido degollado por los indios. La pobre María muere devastada por la noticia, aunque dicen que murió con “una sonrisa angelical”.
Esta obra de Echeverría rompe con la imagen de mujer que muchas veces se había empleado hasta hora. La mujer siempre se había presentado como el ser débil, la que debía ser salvada. En cambio en esta obra la mujer es la heroína. María se refleja como una mujer fuerte, que incluso se podría decir que asume actitudes viriles. Los poemas normalmente siempre se enfocaban en una mujer frágil y asustadiza, mientras que aquí la mujer es la que toma las riendas y la salvadora de su marido. Aunque la mujer sigue siendo descrita con el rol romántico, “belleza peregrina”, “delicada flor”, “tímida doncella”… María se revela contra todo eso, no llora como las demás cautivas y haciendo alarde de su fuerza e intelecto “no propias de su sexo”, rescata a su marido y emprende una huida hacia el desierto. Se crea una metamorfosis en ella como mujer, y empieza a desempeñar un rol que no se espera de ella solo por el simple hecho de ser mujer. Se hace con un puñal, que no duda en usar para conseguir sus objetivos “Un cuerpo gruñe y resuella, y se revuelve, mas ella cobra espíritu y coraje, y en el pecho del salvaje clava el agudo puñal” (27).
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