La Lectura: Conjeturas Y Contradicciones
Enviado por raquelguzman • 17 de Agosto de 2011 • 2.055 Palabras (9 Páginas) • 1.171 Visitas
LA LECTURA
CONJETURAS Y CONTRADICCIONES
Hay que tener los ojos muy abiertos para ver las cosas como son.
(Discurso de Juan de Mairena)
Objeto de discusiones y estudios, de ensayos y congresos, la lectura se ha transformado en un punto de referencia casi obligado de las ciencias humanas y sociales. La lectura en silencio y la lectura en voz alta, de las estrategias didácticas de mediados de siglo han dado paso a la lectura literal y a la lectura comprensiva, a la lectura interactiva, indicial, semiósica, multiplicando en el adjetivo nuevas miradas teóricas, nuevas ideologías, nuevas estrategias. Y a la vez llevando el concepto a otros sistemas significativos como el cine y los medios de comunicación.
Ahora bien, en esta red de problemáticas es posible recortar algunas cuestiones:
¿Qué leer? Es necesario reconocer el canon, para interpretar las pautas estéticas que forman nuestra cultura occidental, hay que leer Homero, Shakespeare, Cervantes, Tolstoi, Kafka, Proust dice Harold Bloom son autores que "ponen en escena la vida" (1998,Bloom,217), hay que seleccionar, la vida es corta y qué mejor que disfrutar de aquellos autores que establecen "un patrón de vitalidad, una medida que pretende poner límites a lo inconmensurable" (1998,Bloom,218) Entre los hispanoamericanos, hay que leer a Borges, a García Márquez y no mucho más que esto. Pero en esta selección sólo tuvieron cabida hombres y blancos.
Los procesos de selección de textos para elaborar un programa de cátedra, la elección de autores para una disertación, para un programa de televisión, las obras que se comentan en diarios y revistas son las acciones subyacentes que permiten que ciertos nombres se legitimen y que otros se desplacen. Esta red de manipulaciones deja al lector inmerso en un río caudaloso donde se lee lo que queda al alcance de la mano. El mercado editorial se ha transformado en un actor protagónico de esta "caza de lectores" privilegiando por lejos lo mercantil sobre lo estético. Desprolijidades y confusiones en el otorgamiento de premios literarios contaminan aún más, la relación del libro con el lector.
¿Qué leer? ¿Leer quizás las márgenes? Se alzan voces defendiendo lo propio, hay que leer los autores locales, en cada región del país, en cada provincia, reconocer la tradición que nos develan Booz, Davalos, Castilla, Foguet, Tejada Gómez y tantos otros que permiten reconstruir la memoria cultural. La Academia ha dedicado sus estudios a aquellos que prestigiaban su discurso, a aquellos que les eran más cercanos, desde lo ideológico, desde lo estético y aún desde lo afectivo. Huérfanos de difusión, de comentarios en diarios y revistas, muchos escritores circulan por las márgenes hasta que de pronto "alguien" decide exhumarlo, comentarlo, recomendar su edición, en suma difundirlo. Antonio Di Benedetto, puede considerarse en la Argentina el paradigma de estas exclusiones institucionales que, en cambio difundió sin cortapisas novelas históricas de dudosa calidad estética y humana. ¿Y qué decir de los libros de autoayuda o "motivacionales" como los llaman los mexicanos? Muchas veces estos libros toman el ropaje de novelas para conquistar a un público que de otro modo los descartaría y de este modo Paulo Coelho arrasa con la venta de sus obras.
Ser Lector es una tarea dura. Compelido a moverse en una selva de significaciones, no sólo tiene ante sí la literatura, sino también los medios de comunicación que compiten por atraer su atención. En los kioscos diarios y revistas se mezclan esperando ser los elegidos. En las escuelas y colegios la lectura de textos informativos y argumentativos con intrincadas estrategias pedagógicas ha convertido a la lectura en una tarea ardua, tecnocrática y desprovista de placer. Hay que leer lo útil, lo instrumental, lo que sirva para el trabajo, dicen los docentes y declaran la muerte de la literatura por inútil, porque después de todo ¿para qué sirve la literatura? Se la puede sustituir por textos "más cercanos" a la experiencia adolescente, las letras de rock, los guiones de televisión, los diarios y las historietas. Textos breves o fragmentados que permiten pasar de uno a otro sin cortapisas, leerlos como quien se sienta frente al televisor y hace zapping. Otros docentes , en cambio, abogan por volver a la literatura de la mano de Isabel Allende, Angeles Mastreta, Laura Esquivel o Mario Benedetti, autores actuales, presentes en los medios de comunicación, y que forman parte del mundo globalizado de los jóvenes. Pero también algunos profesores defienden las fuentes ¿cómo no leer los romances españoles y Quevedo y Lope? Y por supuesto sobrevolando todas esta elecciones el inefable Bécquer, al que se supone "eterno como el agua y el aire".
¿Qué leer? Leer el material de la propia disciplina, que se multiplica babélicamente, o los metatextos que también se multiplican en la misma medida. En el caso de la docencia, la andanada pedagógica ha llegado a susbsumir la formación disciplinar y hasta parece que la estrategia metodológica fuera más importante que la consistencia teórica de la propia asignatura. En los estudios literarios, la lectura de textos críticos avanza paradójicamente sobre la lectura de las obras literarias, despojando al estudio de su objeto; un caso paradigmático es el de Borges, se han leído comentarios sobre su vida y su obra en toda clase de publicaciones, pero su obra es escasamente conocida por el público en general.
Y ahora, también debemos agregar los textos que la tecnología pone a nuestro alcance, enciclopedias en CD Rom, informaciones a las que accedemos vía internet, correos electrónicos que van dando otra forma y otra sustancia a las tradicionales epístolas y las listas de correo en las que participamos, a veces como voyeuristas o como "mirones" de los intercambios de otros, de desconocidos, sin edad, sin rostro, sin lugar.
Paralela a la preocupación sobre ¿qué leer?, está ¿cómo leer? El libro todavía permite leer tendidos en la cama, aislados del mundo rutinario y sumidos en la virtualidad, las lecturas con soportes tecnológicos imponen la rigidez de la silla, la rigidez de los tiempos y crean la sensación de abarcar el mundo, cuando, en realidad sólo ofrecen una parcela, fuertemente marcada por lo ideológico.
¿Cómo leer? Leer descifrando, leer interpretando un código que se presenta provocando
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