La Leyenda De La Coyota Teodora
Enviado por amhy16 • 20 de Septiembre de 2013 • 2.829 Palabras (12 Páginas) • 1.970 Visitas
LA LEYENDA DE LA COYOTA TEODORA.
Nota: Esta leyenda está inspirada en las tradiciones de la región del valle de la Esperanza que se describe en la misma, ha sido realizada a través de investigación de la tradición de cuentos de generación a generación, se advierte que cualquier nombre o parecido con la realidad es ficción.”
El valle de concepción, situado en la cúspide del cimarrón fue el pintoresco escenario de la leyenda de la coyota Teodora, así lo aseguraba Carmelo Vásquez y su mujer la Narcisa, Zoilo Hernández y Tiburcio Batres entre otros lugareños. Cimarrón es el nombre del cerro que se eleva al norte del valle de la Esperanza, desde ahí se observa un bello paraje verde esmeralda donde emergen los poblados de San Buenaventura, jucuapa, chinameca y nueva Guadalupe, como cuadrilátero paralelo a una serpentina carretera Panamericana y cruzado al interior por un hilo de plata conocido como río Jalapa, Mientras Lolotique duerme en las alturas del cerro, con su velo de neblinas que le da el mote de “Londres del cimarrón”. Valle de la Esperanza, fue el nombre de un esperanzador decreto presidencial de 1951, para mitigar la penuria y destrucción que dejo el terremoto del 6 de mayo de ese año.
En el valle de concepción vivía Teodora, una hermosa joven de piel morena y vivaces ojos negros, de abundante cabellera negra azabache y de un cuerpo alzado y voluptuoso, que cortaba la respiración a sus lugareños. Cuentan que Teodora fue criada desde que nació con sustancia de gallina india, porque su nana Tomaza no la pudo amamantar, aseguraban que la embrujaron con el mal de la chiche asustada y por eso no le dio pecho a la Teodora y entonces la criaron desde chiquita solo con caldo y sustancia de gallina india.
Pretendida por todos los muchachos del valle, y como quien dice que sabiendo lo que tiene, Teodora bajaba del cerro todas las mañanitas por el sendero que desde el valle conduce a la poza del Salto, pasando por donde se le llama El Maneadero, hasta llegar a la enigmática poza del salto.
La poza del salto es un paraje mágico y solitario, entrelazado con una verde y espesa vegetación, donde se forma una caída de agua del río Jalapa y en su lecho una poza color esmeralda rodeada de gigantescas rocas. No son muchos los que se atreven a bañar en ella, por temor al remolino que dicen tiene en su interior o por ser tentados por la codicia de perseguir el guacalito de oro, que se aparece a los que se atreven y que los lleva, sin retorno, hasta las profundidades de la poza. Sin embargo éste lugar misterioso era el preferido por Teodora para su baño matinal. Cuentan que sus numerosos pretendientes bajaban tras el paso de Teodora, para vigiarla desde los matorrales y esconderse entre la espesa vegetación.
A pesar de la pulcritud de la época, Teodora no tenia vergüenza de su actitud promiscua, de desnudarse y quedar en ropa intima, nadar en la poza, sumergirse y aparecer en distintos lugares de la misma, hasta recostarse y contornearse con la ropa mojada y transparente sobre una de las piedrotas que están a los alrededores de la poza, sabiendo que muchos ojos ocultos la observaban de manera insidiosa, logrando sus propósitos lujuriosos.
Los rumores y comentario sobre los seguimientos de los muchachos y de algunos ya mayores, a los matinales baños de Teodora, crearon un sentimiento y actitud de rechazo de las matronas y muchachas del lugar en contra de la Teodora, llegando hasta las agresiones verbales, incluso no le querían vender en la tienda del valle. Tomaza, su madre, siempre fue mal vista en el lugar, decían que ella y su marido Visitación, aprovechando la oscuridad de la noche hurtaban las gallinas del valle para alimentar a la Teodora, cuentan que Visitación su padre, seleccionaba las gallinas que hurtaba según sus colores.
Chepe Baiza, a quien apodaban, chepe conejo, era un joven tímido, callado, dedicado al cultivo de fríjol y maicillo en las laderas del cerro, Chepe miraba como todos sus amigos y algunos señores, bajaban tras la Teodora para verla bañar en la poza. Un buen día Chepe conejo, influenciado por los comentarios, siguió a los curiosos, se acurrucó al pie de unos matones de iril y fijó su mirada en la Teodora que contorneaba lujuriosamente su cuerpo envuelto en transparente ropa húmeda en una gran piedra pacha al lado de la poza, Chepe se quedó mudo, y se puso pálido y asustado del espectáculo que sus ojos habían visto. Desde entonces Chepe Conejo no se la pudo sacar de su cabeza, quedó como encantado y sumido de pasión por la Teodora, se le veía idiotizado, ido, como jugado decían sus amigos; pero los celos carcomían a Chepe conejo cuando miraba que los lugareños bajaban a vigiar a la Teodora.
Los padres de Chepe comenzaron a preocuparse de verlo en ese extraño estado, pues casi no comía ni dormía, creyeron que había sido embrujado por la Teodora y decidieron llevarlo a donde el brujo Manuel tunete, quien le increpó sobre su estado; Chepe conejo le confesó que desde el día que vio a la Teodora durante su baño matinal y revolcándose en la piedrota pacha del Salto, había quedado profundamente enamorada de ella y que saldría de esa pesadumbre si la Teodora le correspondiera sus pretensiones amorosas.
Pateaste la culebra le dijo el brujo Manuel Tunete, tenis el mal de amores, esa mujer te tiene hechizado, embruja a todos los hombres que la ven y que son cortos de espíritu, los tiene comiendo de su mano y los aleja de sus novias y mujeres, ella los entusiasma e incita con sus baños, sus risas pícaras y sus guiños de ojos; pero a todos los burla y los engaña, así que toma en ayunas, todos los días, esta poción de agua de colación y hierbabuena para sacar el hechizo, además te haré una limpia con hojas de tigüilote y jiote.
Pero como tratar de olvidarla ñor Manuel si es tan hermosa, le dice chepe conejo, yo voy a ir a buscarla y declararle mi pasión….yo la quiero para mi…..No te lo aconsejo le dice el brujo Manuel, por ahí se dice que Casimiro Carballo, un hacendado del Palón, la pretende y que la visita todas las tardes….si te quieres convencer de mis palabras, podes ir como a las cinco de la tarde y si ves un caballón negro en el rancho de la Tomaza es que ahí esta Casimiro Carballo Cruz.
Ese día Chepe no descansó en su pensamiento, no tuvo sosiego, por lo que el brujo le comentó, a las propias cinco de la tarde Chepe se aproximó al rancho de la Tomaza, y divisó desde lejos el caballo negro amarrado en el cerco de la entrada al rancho, al llegar más cerca vio como la Teodora colgaba del cuello de Casimiro, un hombre alto, vestido de negro, con botas de cuero y filudas espuelas, se notaba en él una espesa barba en forma de candado, quien besaba apasionadamente a la Teodora y ella igual le correspondía, Chepe no pudo contener sus emociones
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