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La Oratoria De Ciceron


Enviado por   •  18 de Octubre de 2012  •  1.565 Palabras (7 Páginas)  •  613 Visitas

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La Oratoria clásica

Definición

La "Oratoria" es la aplicación práctica de las leyes de la Retórica con vistas a la elaboración y pronunciación de discursos. La retórica es ciencia, teoría; la oratoria es uno de los aspectos prácticos de esta teoría.

Origen y desarrollo

El origen de la retórica está en Sicilia y, más concretamente, en Siracusa, cuando, derrocados los tiranos de ésta y el resto de ciudades sicilianas, los ciudadanos libres, para recuperar sus propiedades ilegítimamente confiscadas en el régimen anterior, promovieron numerosos procesos civiles, práctica que animó a Tisias y a Córax a redactar un tratado en el que se examinaban y exponían las reglas de la elocuencia, o arte de la persuasión por medio de la palabra. Algunas de estas normas eran, por ejemplo, la división del discurso en tres partes (proemio, centro y epílogo), el uso de la argumentación a base de la probabilidad, etc.

De una ciudad siciliana, concretamente de Leontinos, llegó a Atenas como embajador en el 427 a. C.

Gorgias, quien pronunció un discurso que dejó maravillados a los atenienses. Se instaló después en Atenas y se consagró a la enseñanza de la retórica. Es considerado como el verdadero padre de la prosa artística ática. Se añadieron, además, otros rhetores y sofistas extranjeros, y también maestros de Atenas.

El desarrollo de la oratoria en Atenas se debe a la existencia de un régimen democrático. En él, la oratoria era un arma esencial en la política y en los asuntos legales; “rhetor” es, en Atenas, sinónimo de “político”. Su desarrollo es paralelo al de la sofística, la revolución cultural que se asienta en Atenas en el siglo V a. C. y que hace surgir una nueva filosofía, una nueva retórica.

La oratoria en Roma

El primer prosista y orador romano del que se tiene noticia es Apio Claudio el Ciego, censor del siglo III a. C. famoso por su carácter agrio, pero de amplios recursos políticos. Cicerón, en cuya época circulaban aún sus discursos, lo califica como notable orador.

Pero la oratoria comenzó a establecerse realmente en Roma con la llegada de los rhetores griegos traídos por los patricios para que educaran a sus hijos. Se produjo con ello un cambio fundamental en la enseñanza de los jóvenes romanos, ya que se empezó a estudiar e interpretar la literatura clásica griega bajo la disciplina fundamental de la retórica. Apareció en este contexto toda una corriente filohelénica en torno al Círculo de los Escipiones (s. II a. C.), quienes difundieron la literatura, la filosofía, el arte y la cultura griega en general entre las capas altas de la sociedad romana. El rhetor completaba la educación impartida por el litterator y el grammaticus con ejercicios denominados suasoriae y controversiae: las suasoriae eran consultas ficticias hechas a personajes ilustres, que debían explicar los motivos que les llevaban a tomar una decisión en una situación concreta; las controversiae consistían en ejercicios prácticos de nivel más avanzado con un contenido preferentemente jurídico y un alcance dialéctico elevado. El joven adquiría en el Foro la experiencia necesaria para completar su preparación escuchando los discursos de los oradores famosos. Todo ello suponía para el alumno el desarrollo de su agilidad mental, la adquisición de una mayor capacidad oratoria y la disciplina necesaria para enfrentarse a las situaciones políticas y jurídicas reales que se le iban a presentar en su carrera.

La expansión de la influencia helénica encontró la oposición de los romanos que defendían la superioridad de la cultura y civilización propia; al frente de ellos se situó Catón el Censor (234-149 a. C.), cuya xenofobia se hizo famosa por sus manifestaciones públicas, impregnadas no obstante de la técnica oratoria que comenzaba entonces a influir en toda creación literaria. De Catón nos quedan fragmentos de 80 discursos, pero Cicerón conocía más de 150. En ellos demuestra ingenio, sencillez y honestidad. Según Catón, el orador es «un hombre de bien, experto en el arte de la palabra» porque no debe buscar la eficacia del discurso dejando a un lado el análisis de los problemas morales. Catón concebía el discurso como un todo en el que la expresión formal surge necesariamente del contenido: rem

tene, verba sequentur, fija el tema, que las palabras vendrán solas.

La oratoria alcanzó su mayor desarrollo en el marco de las luchas sociales que caracterizaron la historia de Roma del último siglo de la República. En este sistema político se daban las condiciones de libertad suficientes para que los ciudadanos se pudieran manifestar públicamente y, además, el sistema judicial tenía cierta independencia. Así, el conocimiento de los mecanismos de la oratoria era el medio más eficaz para convencer a los demás y tener la mayor influencia sobre un público generalmente de menor preparación. De esta forma, la oratoria se convirtió

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