La Planchada

LA ENFERMERA ANTIGUA.

Héctor López.

La mayoría de las enfermeras e internos que pasaban las noches en vela en aquellos fríos pasillos del hospital, habían visto a una mujer con uniforme de enfermera, pero similar a los que eran utilizados en los año treinta. Esta misteriosa enfermera “antigua” caminaba por aquellos pasillos, entrando y saliendo de las habitaciones, como si cuidara o vigilara el bienestar de los enfermeros que se hallaban internados, sobre todo estaba siempre muy cerca de los pacientes de la fase terminal.

Cuando alguien trataba de alcanzar a esta mujer para cuestionarla o al menos mirarla de cerca, desaparecía misteriosamente, desvaneciéndose al dar vuelta o al llegar a un pasillos sin salida o alguna puerta cerrada con llave.

Una mujer, que se hallaba internada en ese sitio, me conto amablemente su experiencia.

Yo estaba muy grave. Mi corazón ya no funcionaba igual que antes, así que estaba internada en este hospital, como ahora, cuando, una noche, trate de alcanzar un vaso de agua para beber un poco. Sin darme cuenta, desconecte, una de las sondas que mantienen circulando el suero que mi sangre necesitaba para mantener estable mi cuerpo. Esto hubiera tenido un desenlace fatal, ya que no me di cuenta de ello, mi presión empezó a bajar y comencé a sentirme muy débil y cansada, casi hasta perder el sentido.

“En un parpadeo, pude ver a la enfermera fantasma de la que todos hablan. No parecía un espíritu. Se veía como una mujer de carne y hueso, muy solida y llena de vida, pero vestida con un uniforme distinto al de las demás enfermeras. Puso su mano en mi frente y me dijo: “No te duermas…….. todavía no…… “

“Acomodo mis almohadas y sentí un poco de alivio. Al instante entraron corriendo dos enfermeras a darme atención de emergencia. Fueron alertadas por el timbre que esta sobre mi cama, pero la misteriosa mujer ya no estaba. Ese timbre yo no lo toque. Casi estaba desfalleciendo y nadie iba a darse cuenta de ello, hasta que fuera demasiado tarde. Aquella enfermera que apareció salvo mi vida, pues estoy segura de que fue ella quien toco el timbre”.

Así pues, puede ser o no “La planchada”, la enfermera antigua o alguien más quien ronda entre los enfermos. De cualquier manera, es fascinante saber que no estamos solos, y que otras entidades rondana nuestro alrededor.

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