La Reforma Integral De La Educacion Basica

I N T R O D U C C I O N

Es importante para los maestros promover el gusto por reflexionar, ya que permite evaluar el comportamiento en el ámbito educativo y social. Los docentes tienen la obligación de desarrollar ese pensamiento complejo y lo puede realizar a través del análisis y sobre todo por medio de compartir en colectivo experiencias e ideas vividas que ayuden a mejorar la práctica docente.

Deben de reflexionar sobre su propia práctica, es decir como están trabajando con los alumnos, llevarlos a la reflexión por medio de la lectura; analizar lo importante que es pensar ya que permite organizar las ideas. Que el docente en su práctica educativa se enfrente a un pensamiento complejo ayuda a descubrir que se puede hacer y a donde puede llegar; es decir permite saber de que es capaz, conocer limitaciones y fallas.

Es imprescindible un tipo de pensamiento que plantee un ir y venir entre certidumbres e incertidumbres, entre lo elemental y lo general, entre lo separable y lo inseparable. Se trata de vincular lo concreto de las partes a la totalidad. Desde el paradigma de la complejidad se propone reunir, conceptualizar, globalizar, reconociendo lo singular y lo concreto (competencias para la vida). Las humanidades y las ciencias sociales comparten con otras disciplinas y áreas de conocimiento la misión de proveer a los individuos y a las sociedades de conocimientos, capacidades e instrumentos para expandir sus posibilidades de desarrollo y progreso, el alcance de niveles de bienestar y convivencia satisfactorios, el logro de mayores niveles de justicia y equidad. A la vez, estas disciplinas son responsables de la intelección de opciones de cambio, la anticipación de riesgos. En la actualidad, a las ciencias sociales y a las humanidades les corresponde cumplir un papel relevante en el contexto de la sociedad del conocimiento, no sólo porque, en sí mismas, son fuentes de conocimiento académicamente relevante y socialmente significativo, sino también por su contribución a definir y orientar estrategias de cambio en las políticas públicas, en la participación ciudadana, en la opinión pública informada y en la democratización del sistema político y de la sociedad. La responsabilidad de los científicos sociales y los humanistas en el escenario de la sociedad del conocimiento no se limita entonces al desempeño de una función de producción y diseminación de conocimientos especializados sino que, al mismo tiempo, comporta compromisos éticos y políticos con los principales valores del interés público.

Un problema social tiene que observarse en la misma sociedad. Por ejemplo: alcoholismo, desempleo, incremento de robos a casas, alteración de las noticias reales de parte de los medios de comunicación, falta de capacidad para recibir alumnos de las universidades públicas, riñas entre pandillas urbanas, tabaquismo, pobreza extrema, el SIDA, entre otros. A partir de las investigaciones se pueden desarrollar y tomar decisiones, pero es necesario comprender desde su complejidad los factores que están involucrados y alternativas de solución viable; de la misma manera se vienen cambios radicales en lo social, político y económico. En la actualidad las enfermedades de trasmisión sexual son un gran problema de salud pública, en especial el SIDA, factores como la promiscuidad no sólo entre jóvenes sino también entre adultos facilitan la dispersión de este tipo de infecciones, aunado a una deficiente educación acerca de las enfermedades de transmisión sexual (manifestaciones de las enfermedades, factores de riesgo y formas de prevención).

Es necesario que las campañas de prevención contra el SIDA arranquen de más atrás, y no dejen de lado los diferentes modos de vida y los valores humanos y espirituales y protejan los derechos humanos y la dignidad de las personas. Todos hemos oído aquello de que prevenir es mejor que curar, pues en el caso del SIDA, prevenir no es simplemente mejor que curar: es la única cura. Con el SIDA no nos encontramos sólo un problema estrictamente sanitario, como querrían algunos, también es un problema ético; pero el capítulo de la prevención no es sencillo, pues se trata de una enfermedad del comportamiento. Además de la investigación, las otras soluciones al SIDA deben ya venir de mano de la educación sanitaria, de la educación sexual, y de la transmisión de una serie de valores humanos como la responsabilidad personal que motive a las personas al rechazo de drogas y de otras conductas de riesgo. Los adultos que se

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