La Revolucion Francesa
Enviado por mararianny • 11 de Marzo de 2013 • 2.404 Palabras (10 Páginas) • 327 Visitas
INTRODUCCIÓN
La Revolución Francesa fue un movimiento político, social, económico y militar, surgido en Francia en 1789, como reacción contra las injusticias y las desigualdades. Se ha considerado un hecho muy significativo en la Historia mundial, de tal manera que la política europea entre 1789 y 1914 estuvo basada en la lucha constante a favor o en contra de los principios que fueron declarados en ella. Sin embargo, la Revolución no se puede considerar un hecho excepcional, sino un proceso lógico. Se explica como un estadio clave en la evolución de la sociedad, en el tránsito hacia una sociedad capitalista propio de los países Atlántico- occidentales.
De esta manera forma parte de las denominadas revoluciones burguesas, o revoluciones Atlánticas, donde se logró la transformación de las estructuras feudales en estructuras propias de sociedades capitalista, por medio de la unidad nacional y de la destrucción del régimen señorial.
Durante el siglo XVIII se produjeron diversas revoluciones burguesas, entre las que destacan la Independencia Americana, en 1776; la Revolución Irlandesa de 1782-1784; la Revolución Belga de 1787-1790), y la Revolución Holandesa de 1783-1787. La Revolución Francesa fue, sin embargo, la más dramática y la que tuvo mayores consecuencias, ya que este país era, en cuanto a población, una cuarta parte del continente europeo.
Con el objetivo de abundar lo antes descrito, he decido realizar el presente trabajo que muestro a continuación.
LA REVOLUCIÓN FRANCESA
La serie de movimientos revolucionarios que hoy conocemos como revolución francesa, se desarrollaron entre la apertura de los Estados Generales (1789) y el golpe de Estado de 18 de brumario (1799), los cuales estuvieron inspirados en parte en la revolución americana, esta representó la entrada de la sociedad burguesa y capitalista en la historia de Francia. Su característica esencial es la realización de la unidad nacional y social del país sobre la base de la destrucción del régimen señorial y de las clases feudales privilegiadas.
Razones que la motivaron:
Más de un siglo antes de que Luis XVI ascendiera al trono (1774), el Estado francés había sufrido periódicas crisis económicas motivadas por las largas guerras emprendidas durante el reinado de Luis XIV, la mala administración de los asuntos nacionales en el reinado de Luis XV, las cuantiosas pérdidas que acarreó la Guerra Francesa e India (1754-1763) y el aumento de la deuda generado por los préstamos a las colonias británicas de Norteamérica durante la guerra de la Independencia estadounidense (1775-1783). Los defensores de la aplicación de reformas fiscales, sociales y políticas comenzaron a reclamar con insistencia la satisfacción de sus reivindicaciones durante el reinado de Luis XVI.
En agosto de 1774, el rey nombró controlador general de Finanzas a Anne Robert Jacques Turgot, un hombre de ideas liberales que instituyó una política rigurosa en lo referente a losgastos del Estado. No obstante, la mayor parte de su política restrictiva fue abandonada al cabo de dos años y Turgot se vio obligado a dimitir por las presiones de los sectores reaccionarios de la nobleza y el clero, apoyados por la reina, María Antonieta de Austria. Su sucesor, el financiero y político Jacques Necker tampoco consiguió realizar grandes cambios antes de abandonar su cargo en 1781, debido asimismo a la oposición de los grupos reaccionarios.
Sin embargo, fue aclamado por el pueblo por hacer público un extracto de las finanzas reales en el que se podía apreciar el gravoso coste que suponían para el Estado los estamentos privilegiados. La crisis empeoró durante los años siguientes. El pueblo exigía la convocatoria de los Estados Generales (una asamblea formada por representantes del clero, la nobleza y el Tercer estado), cuya última reunión se había producido en 1614, y el rey Luis XVI accedió finalmente a celebrar unas elecciones nacionales en 1788. La censura quedó abolida durante la campaña y multitud de escritos que recogían las ideas de la Ilustración circularon por toda Francia. Necker, a quien el monarca había vuelto a nombrar interventor general de Finanzas en 1788, estaba de acuerdo con Luis XVI en que el número de representantes del Tercer estado (el pueblo) en los Estados Generales fuera igual al del primer estado (el clero) y el segundo estado (la nobleza) juntos, pero ninguno de los dos llegó a establecer un método de votación.
A pesar de que los tres estados estaban de acuerdo en que la estabilidad de la nación requería una transformación fundamental de la situación, los antagonismos estamentales imposibilitaron la unidad de acción en los Estados Generales, que se reunieron en Versalles el 5 de mayo de 1789. Las delegaciones que representaban a los estamentos privilegiados de la sociedad francesa se enfrentaron inmediatamente a la cámara rechazando los nuevos métodos de votación presentados. El objetivo de tales propuestas era conseguir el voto por individuo y no por estamento, con lo que el tercer estado, que disponía del mayor número de representantes, podría controlar los Estados Generales. Las discusiones relativas al procedimiento se prolongaron durante seis semanas, hasta que el grupo dirigido por Emmanuel Joseph Sieyès y el conde de Mirabeau se constituyó en Asamblea Nacional el 17 de junio.
Este abierto desafío al gobierno monárquico, que había apoyado al clero y la nobleza, fue seguido de la aprobación de una medida que otorgaba únicamente a la Asamblea Nacional el poder de legislar en materia fiscal. Luis XVI se apresuró a privar a la Asamblea de su sala de reuniones como represalia. Ésta respondió realizando el 20 de junio el denominado Juramento del Juego de la Pelota, por el que se comprometía a no disolverse hasta que se hubiera redactado una constitución para Francia. En ese momento, las profundas disensiones existentes en los dos estamentos superiores provocaron una ruptura en sus filas, y numerosos representantes del bajo clero y algunos nobles liberales abandonaron sus respectivos estamentos para integrarse en la Asamblea Nacional.
El inicio de la Revolución
El rey se vio obligado a ceder ante la continua oposición a los decretos reales y la predisposición al amotinamiento del propio Ejército real. El 27 de junio ordenó a la nobleza y al clero que se unieran a la autoproclamada Asamblea Nacional Constituyente. Luis XVI cedió a las presiones de la reina María Antonieta y del conde de Artois (futuro rey de Francia con el nombre de Carlos X) y dio instrucciones para que varios regimientos extranjeros leales se concentraran en París y Versalles. Al mismo tiempo, Necker fue nuevamente destituido. El pueblo de París
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