La Teologia Pedagogica
Enviado por ged994 • 2 de Febrero de 2015 • 5.049 Palabras (21 Páginas) • 519 Visitas
Pocas mujeres del siglo XX presentan
una biografía tan atrayente como Edith
Stein (1891-1942), que después de ser
beatificada el año 1987 fue canonizada
posteriormente (el 11 de octubre de 1998),
celebrándose su festividad el día 9 de octubre.
Ahora, los carmelitas porfían a favor
de que se declare doctora de la Iglesia
a quien ya es desde 1999 patrona de Europa
junto a Santa Brígida de Suecia y
Santa Catalina de Siena. Si hasta entonces
Europa contaba con tres santos
copatronos (San Benito, San Cirilo y San
Metodio) —todos ellos pertenecientes al
primer milenio—, ahora este patronazgo
se comparte con tres santas correspondientes
al segundo milenio [1]. En realidad,
Teresa Benedicta de la Cruz
—nombre con el que profesó en 1934 en
muestra de aprecio por Santa Teresa de
Jesús y San Juan de la Cruz— tuvo su
búsqueda de la verdad por una especie
de plegaria: «Quien busca la verdad, busca
a Dios, sea de ello consciente o no».
La pequeña Edith nació en la ciudad
de Breslau en la Silesia —entonces tierra
alemana y actualmente polaca— en
una familia judía con una madre practicante
[2]. Ella misma —al referirse a su
propia historia— describió su ambiente
familiar como el típico judaísmo prusianoalemán.
Su padre murió joven quedando
al cuidado de su madre, una mujer de
carácter que influyó sobre Edith que nunca
vio en la imagen materna a la mujer
ociosa de los círculos elegantes. En efecto,
Auguste Stein se dedicó con ahínco a
las tareas domésticas sacando adelante
el negocio de maderas que había montado
su esposo. Se trataba, por tanto, de
un matriarcado marcado por la fuerte
personalidad de una madre que tuvo a
su cargo once hijos, lo cual confirió a la
educación de Edith Stein un sentido de
rigurosidad y exigencia. Este medio familiar
hizo que Edith se sintiese mejor
en la escuela que en su propia casa, aunque
nunca intentó disgustar —incluso
cuando se convirtió al catolicismo— a su
progenitora. De hecho, Edith fue una buena
alumna en un momento en el que las
revista española de pedagogía
año LX, n.º 223, septiembre-diciembre 2002, 481-500
4 8 2
Conrado VILANOU TORRANO
mujeres tenían muy difícil el acceso al
bachillerato y era impensable el ingreso
a la Universidad con lo que los estudios
en la Escuela Normal —pensando en la
enseñanza primaria— se convertía en el
único objetivo posible para una mujer en
la Alemania de fines del siglo XIX. Sin
embargo, la situación se agravaba cuando
se trataba de una niña judía porque,
por aquellos tiempos, era casi imposible
que en Prusia una mujer hebraica obtuviera
un puesto en la enseñanza al margen
de las clases particulares. En
cualquier caso, a los catorce años Edith
abandona los estudios porque «está harta
ya de aprender». Son los difíciles años
de la adolescencia en los que su fe se
debilita, a la vez que colabora en las tareas
domésticas y familiares. Poco después,
prosigue sus estudios hasta el punto
de convertirse en una figura destacada
del pensamiento contemporáneo. Por consiguiente,
su biografía ofrece una perspectiva
poliédrica —hebrea, atea, filósofa,
cristiana, pedagoga, defensora del papel
de la mujer, monja carmelita, mística—,
finalizando su trayectoria vital en
Auschwitz donde encontró la muerte, juntamente
con su hermana Rosa, el 9 de
agosto de 1942.
1. Años de formación y evolución
de su pensamiento
Después de estudiar psicología en su
ciudad natal al lado de Wilhelm Stern
—director del Seminario de Psicología de
Breslau, donde desarrolló cursos de Psicología
experimental y Pedagogía partiendo
del estudio empírico de sus propios
hijos— se sintió insatisfecha con la psicología
naturalista, que, de conformidad
con el trabajo experimental iniciado por
Wundt en su laboratorio de Leipzig el
año 1878, se caracterizaba por una lógica
fenoménica de corte mecanicista y causal.
Stein se refirió diversas veces a las
limitaciones de aquella psicología sin
alma hasta el punto de optar, bajo la influencia
de las ciencias del espíritu
(Dilthey, Brentano, Husserl) a favor de
una psicología que destaca el potencial
espiritual de la persona [3]. La antropología
de Edith Stein apunta hacia un
planteamiento triádico (cuerpo, alma y
espíritu) que recuerda el esquema teológico
trinitario que influyó en la filosofía
de Hegel y, a través suyo, en el historicismo
de Dilthey y en el culturalismo de
Spranger. Con todo, se ha de añadir que
Stein respeta la tradición dualista de la
filosofía perenne que afirma que el cuerpo
y el alma se encuentran en la unidad
de la persona que ofrece tres niveles: corporal,
anímico y espiritual. En cualquier
caso, para Edith Stein el espíritu no tiene
un fundamento histórico-cultural —y
en consecuencia relativista al depender
de las circunstancias de cada momento—
sino que implica una antropología
personalista ya que el hombre es un ser
espiritual abierto a la esfera de lo divino.
En este punto, Edith Stein sigue los pasos
de la tradición carmelita de Santa
Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz
que exhorta a la transcendencia, es decir,
a la contemplación mística de Dios.
Toda la biografía de Edith Stein se
puede ver como un itinerario hacia Dios.
Se trata de un camino que ofrece tres
etapas bien diferenciadas: la fenomenológica,
la tomista-cristiana y, finalmente,
la mística. Propiamente, Edith Stein par4
8 3
revista española de pedagogía
año LX, n.º 223, septiembre-diciembre 2002, 481-500
La pedagogía teológica en Edith Stein (1891-1942)
ticipa de la reacción espiritualista que se
dio en el campo de la psicología durante
la década de los años veinte y en la que
destaca la figura de Spranger. Un importante
...