La Tolerancia
Enviado por ppKamikaze • 23 de Febrero de 2015 • 2.448 Palabras (10 Páginas) • 195 Visitas
Tolerancia se refiere a la acción y efecto de tolerar. Como tal, la tolerancia se basa en el respeto hacia lo otro o lo que es diferente de lo propio, y puede manifestarse como un acto de indulgencia ante algo que no se quiere o no se puede impedir, o como el hecho de soportar o aguantar a alguien o algo. La palabra proviene del latín tolerantĭa, que significa ‘cualidad de quien puede aguantar, soportar o aceptar’.
La tolerancia es un valor moral que implica el respeto íntegro hacia el otro, hacia sus ideas, prácticas o creencias, independientemente de que choquen o sean diferentes de las nuestras.
En este sentido, la tolerancia es también el reconocimiento de las diferencias inherentes a la naturaleza humana, a la diversidad de las culturas, las religiones o las maneras de ser o de actuar.
Por ello, la tolerancia es una actitud fundamental para la vida en sociedad. Una persona tolerante puede aceptar opiniones o comportamientos diferentes a los establecidos por su entorno social o por sus principios morales. Este tipo de tolerancia se llama tolerancia social.
Por su parte, la tolerancia hacia quienes profesan de manera pública creencias o religiones distintas a la nuestra, o a la establecida oficialmente, se conoce como tolerancia de culto, y está estipulada como tal por la ley.
El 16 de noviembre fue instituido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como el Día Internacional de la Tolerancia. Esta es una de las muchas medidas de la ONU en la lucha contra la intolerancia y la no aceptación de la diversidad cultural.
Concepto de tolerancia según pensadores históricos
Voltaire señalaba que los griegos y los antiguos pueblos civilizados ninguno ponía trabas a la libertad de pensar y que a los griegos por muy religiosos que fuesen les parecía bien que los epicúreos negasen la Providencia y la existencia del alma. Que todos los antiguos pueblos civilizados tenían una religión pero que la usaban con los hombres del mismo modo que con sus dioses, todos reconocían un dios supremo pero le asociaban una cantidad prodigiosa de divinidades inferiores; sólo tenían un culto, pero permitían una multitud de sistemas particulares.
Los romanos, continua Voltaire, no profesaban todos los cultos, no daban a todos sanción pública pero los permitieron todos. Los romanos se caracterizaban por su tolerancia. El Senado y el pueblo tenían un principio que los guiaba y era: "sólo a los dioses les corresponde entender de las ofensas ingeridas a los dioses".
Los romanos tenían un consentimiento hacía todos los dioses y sólo eran objetos de culto los Césares deificados. Cicerón llegó a dudar acerca de todo. Lucrecio lo negó todo y no se le hizo ningún reproche, dice Voltaire que la tolerancia llegó tan lejos que Plinio el naturalista empieza su libro negando la existencia de Dios diciendo que hay uno, que es el sol.
Cicerón llegó a negar la existencia del infierno, igual que Juvenal y Séneca decía que no hay nada después de la muerte y ante todas estas afirmaciones nunca hubo la menor protesta. Jesucristo, escribió Voltaire en su Tratado sobre la Tolerancia, nunca tuvo ningún acto de intolerancia; sus actos predicaban la dulzura, la paciencia y la indulgencia: allí están el Samaritano caritativo, el perdón a la pecadora, los invitados de Caná, la no - indignación contra Judas, etc. Y su muerte humanamente, dice Voltaire, tiene mucha relación con la muerte de Sócrates que muere a causa del odio de los sofistas, los sacerdotes y los principales del pueblo. Sócrates pudo evitar su muerte y no quiso, Jesucristo se ofreció de manera voluntaria. Ambos aceptan estoicamente el sacrificio.
Sócrates llegó a perdonar a sus acusadores y jueces y Jesucristo pidió a su Padre que perdonara a sus enemigos. Sin embargo, haya que señalar que los griegos consideraban a los extranjeros como "bárbaros" y en ese sentido Aristóteles decía que los bárbaros eran "esclavos naturales". El proceso contra Sócrates por haber introducido nuevos dioses en lugar de los dioses oficiales de la polis son elementos que señalan que en el politeísmo de la antigüedad hubo crisis. La sociedad ateniense se reivindica después de la muerte de Sócrates al condenar a muerte a su principal acusador, Melito, y los demás jueces y acusadores fueron condenados al destierro. A Sócrates se le erige un templo.
En el juicio se le acusa de introducir en la ciudad nuevos dáimones y él hace el esfuerzo por probar su existencia. El juicio contra Sócrates fue como un verdadero palo de ciego que el pueblo de Atenas descargó en un momento de atroz nerviosismo. El era el representante de las viejas generaciones educado en una época en que la democracia no se había generado, ni la nueva cultura había llegado a Atenas y, la vida del pueblo no se había modernizado aún. El pueblo ateniense se había endurecido y carecía de la reflexibilidad que hubiera tenido en una época más creadora y, a ciegas dirigió la protesta contra Sócrates; la protesta se levantaba contra las ideas, a las que se le echaba, en los malos tiempos, la culpa de todo. El pueblo ateniense había pasado una época de revoluciones sangrientas, cambios constitucionales y las nuevas ideas se habían convertido en instrumento de rapiña y sangre y se practicaba la soberanía del más fuerte.
La acusación de corrupción de la juventud no consistía en Sócrates en hacerlos viciosos sino en elevarlos a extrañas perfecciones en el cultivo de la inteligencia, en la supresión de la espontaneidad, en entregarse a la razón. La acusación lo presentaba como contradictor y antagonista. En el juicio contra Sócrates se pone en evidencia el carácter de intolerancia del pueblo ateniense, quizás como consecuencia de lo arriba señalado.
Protágoras sufrirá también la intolerancia de la sociedad que le toca vivir. Sus libros fueron condenados a la hoguera en el Ágora. A Anaxágoras lo expulsaron por haber afirmado que el sol no era más que una piedra ardiente.
El concepto de tolerancia en el período de la Reforma, la era de Ilustración, la Enciclopedia y el Liberalismo.
La Reforma fue un movimiento promovido por Martín Lutero y J. Calvino principalmente, a favor de la renovación de la iglesia que desembocó en la libertad religiosa al crearse nuevas iglesias independientes del papado. La critica histórica contra la iglesia se había iniciado durante el renacimiento que abogaban por una divulgación de la Biblia y de los escritos de los padres de la iglesia, gracias a la invención de la imprenta. Este movimiento fue apoyado por los círculos de la nobleza, de la
burguesía, por los humanistas y el clero secular y monástico.
El movimiento se enfrenta a grandes dificultades, como los levantamientos de los campesinos y los anabaptistas
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