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La Triste Realidad De Un Corazo


Enviado por   •  26 de Marzo de 2013  •  681 Palabras (3 Páginas)  •  524 Visitas

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LA TRISTE REALIDAD DE UN CORAZÓN

Un día jueves, del año del Señor, en un recóndito lugar del país, llamado Villa Affaire, sus habitantes le han dado la bienvenida con un hermoso amanecer a un radiante e imponente sol; Nunca en ese lugar había brillado con tanta intensidad el astro rey, jamás habían visto un cielo tan azul y despejado como el que se observaba el día de hoy por vez primera en casi 50 años.

Por consiguiente, como dijo Petronila Aguilar, la anciana con más edad entre los habitantes del lugar: <<Pensé, que me moriría sin volver a ver el sol, hacia 50 años, cuando aún era joven, bella y mis padres tenían vida, el sol de un momento a otro, se fue, dejándonos, en este ambiente tan hostil, aunque sobrevivimos al desafío, no podemos negar que fue difícil. Por fin dejare de usar mis bufandas, esto que ha pasado es para celebrarlo: hoy es día festivo, todos sin excepción a disfrutar!!!

Por lo tanto, todos al escuchar esas palabras en la voz de la Matrona, dando la nueva orden, que no era muy ordenada, los comenzaron con los preparativos necesarios para hacer un día de campo. Para muchos, era la primera vez que disfrutarían de algo así.

Con todo esto, los niños, eran los primeros en salir a jugar, como si se hubieran puesto de acuerdo, ensuciaron, las ropas de las clases, armando y lanzándose volitas con el resto de la nieve que quedaba, armando semejante bullicio, estos fueron los primeros en armar el jaleo, que para este día era meritorio hacer, ningún adulto fue capaz de reprenderlos en esta oportunidad.

Sin embargo, en este territorio, no todos los corazones danzaban de alegría, aunque pareciera era la gran mayoría, decir el pueblo completo estaban felices por la llegada de ese maravilloso sol, que hoy sin motivos, sin avisar se presentó ante ellos, sin proferir una disculpa por haberlos dejado tanto tiempo.

En efecto, en la casa más hermosa de todas, esta lucia majestuosa e imponente, en el sector mejor cotizado de ese lugar, vivía Juana de Dios Santacruz, hija menor del hombre más adinerado del pueblo, se encontraba ensimismada y muy triste, siempre de sus ojos brotaban, unas transparentes y lágrimas, estas lucían algo apesadumbradas, no quería abandonar a su dueña, pero era ella misma quien las había sacado fuera de sí.

Por consiguiente, los señores Santacruz, también estaban muy tristes, enterándose de lo que ocurría llegaron a la habitación de la señorita, trayéndole, las buenas nuevas, de lo que estaba pasando fuera del aposento donde esta se encontraba, mas sin embargo; ella no presto atención a lo que decían sus amados padres.

A causa de esto, Juana de Dios y sus padres, fueron los únicos, que no disfrutaron de este día, aunque el sol con ganas de lucirle a Juany, como era conocida entre las gentes, se prolongó hasta las diez de la noche, pero ella, no salió de su recamara, no dio un vistazo, no miro por

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