La arquitectura establece un vínculo entre la ciudad y la naturaleza, entre lo medido y lo incalculable

"La arquitectura establece un vínculo entre la ciudad y la naturaleza, entre lo medido y lo incalculable"

                                                                                (Germán del Sol)

Con la majestuosa e incomparable cadena montañosa de las Torres del Paine de la Patagonia chilena como telón de fondo se encuentra ubicada la casa de baños del Ona. La arquitectura de este hotel es de una escala mínima comparada con la de su entorno predominante, el imponente paisaje accidentado de la Patagonia, un gran reto a superar, alcanzar su límite entre el cielo y la tierra que confluyen armónicamente entrelazados con sus montañas escarpadas y sus nubes intensas.

El hotel permite así el placer de encontrarse en lo apartado con una situación de confortabilidad, que no se aleja de la naturaleza sino que coloca al huésped inmerso en ella. Concebida por el célebre y destacado arquitecto chileno Germán del Sol para propiciar un dialogo armónico con el entorno, comunicando al ser humano con lo sublime del lugar. Su construcción y diseño toma como base y sustentabilidad ciertas formas orgánicas del paisaje surgiendo así de forma sencilla y elegante desde el suelo un volumen horizontal con finas líneas limpias y arquitectónica, proyectado para no distraer ni intervenir la pureza del medio natural en el cual se encuentra sumido.

"Tierra de Gigantes", así llamada por Magallanes la Patagonia, por el desafío que propone el habitarla debido a sus grandes y accidentadas dimensiones, el proyecto se caracteriza por el diseño sustentable que aprovecha el mínimo de elementos para entregar al visitante un refugio donde sus espacios se recogen brindando amparo frente a este crudo entorno natural.

Al sumergirnos en el corazón del proyecto nos acercamos más a la idea que nos propone Germán del Sol, nos adentramos en un espacio de observación y relajación que nos enlaza con las extensas vistas panorámicas que recorren todo el interior permitiéndonos por dentro experimentar la unidad de una arquitectura natural y una arquitectura artificial en la cual nos vemos sumergidos, pero sin dejar de sentirnos parte de la majestuosa y avasalladora escala  que nos envuelve en un ambiente increíble.

El hotel se eleva con una arquitectura de madera blanca, difundida ante la claridad de las nubes y las nieves, que intenta explotar el máximo potencial de la luz natural que posee este singular ambiente patagónico circundante.        

El espacio interior expresa la profundidad ajustándola mediante un equilibrio entre lo visual y lo táctil, entre lo que observamos y lo que estamos habitando, entre lo natural y lo artificial que se complementan construyendo así nuestro paso por la experiencia patagónica a través del proyecto de la Casa de baños del Ona, donde la arquitectura es la permanencia, el refugio y recogimiento, mientras que su paisaje es la libertad, la exploración y el movimiento, de esta forma uniéndose e introduciendonos como un todo incalculable.

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