La borrega perdida

La borrega pérdida

Érase una vez una borrega muy hermosa, que todos la deseaban por su hermoso pelaje.

Un día fue secuestrada por unos ladrones, sus dueños al verla en peligro persiguieron a aquellos ladrones. Pero al perseguirlos los secuestradores soltaron a la borrega en un abismo. La borrega sin poder a ser algo cayo lentamente perdiéndose en las profundidades del rio que había en el abismo. Sus dueños indignados por lo sucedido se pusieron muy tristes por la pérdida de su hermosa borrega.

Días después un hombre que caminaba por las orillas del rio encontró a la borrega que había sido arrastrada por el rio. Milagrosamente la borrega había sobrevivido a la caída y a la fuerza del rio. Aquel hombre decidió mantenerla hasta que este curada; les dio alimento y un buen lugar donde dormir para poder recuperar sus fuerzas. Pasaron unas semanas y la borrega recupero aquel esplendor que hacía que todos quisieran tenerla. La borrega al sentirse mejor decidió marcharse y encontrar a sus dueños ya que esta les tenía mucho aprecio, así comenzó su travesía para encontrar a sus dueños.

Al no saber la borrega donde se encontraba decidió tomar cualquier camino al azar sin saber que aquel camino la llevaría a aventuras inimaginables. Siguiendo su camino la borrega llego a un lugar que no conocía, en aquel lugar conoció muchas cosas y en especial el Machu Picchu. Al seguir su camino siguió encontrándose con lugares asombrosos como Lima, Arequipa, cuzco, etc., y conoció muchas cosas nuevas que le hacían identificarse con su país, a pesar de ser una borrega se identificaba mucho con su país como si fuera una persona. En su camino hizo de turista ya que su camino era largo no perdió el tiempo y empezó a visitar museos, parques arqueológicos, etc., entre esas visitas llego a conocer a la momia juanita que es muy conocida. Además de lugares también tuvo la oportunidad de ver diversos animales que son originarios del Perú como la vicuña.

Al final de su travesía logro llegar al pueblo donde se encontraban sus dueños, la borrega muy contenta por haber llegado se paró de dos patas como un signo de alegría. Sus dueños al ver que su borrega estaba viva se alegraron mucho y desde entonces nunca más la volvieron a descuidar y vivieron felices.

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