La comunicación y el tiempo (dimensión histórica, era moderna y era electrónica)

La comunicación y el tiempo (dimensión histórica, era moderna y era electrónica):

• Dimensión histórica:

Vivimos en un tiempo en que la comunicación está en una etapa de grandes avances; pero debemos comprender que no es algo inventado en este siglo. Existe desde que el género humano apareció sobre la tierra. Los humanos somos seres sociales por naturaleza y, por lo tanto, tenemos la necesidad de relacionarnos con los demás y dejar constancia de nuestra existencia. La comunicación adopta múltiples formas. Las más importantes son la comunicación verbal y la comunicación no verbal.

Más allá de la comunicación entre dos personas que se hallan una en presencia de la otra, en una sociedad poco más compleja que una horda primitiva, toma cierta importancia la transmisión a distancia. Las diferentes tribus se comunicaban ocasionalmente entre sí desde temprano, como lo atestiguan artefactos de una cultura hallados en ambientes de otra. Los que llevaban bienes, seguramente llevaban también noticias. Las señales de humo y los tambores parlantes fueron probablemente los sistemas de telecomunicaciones, que ya implicaban un código de señales relativamente elaborados. En tiempos de guerra, mensajeros especialmente entrenados llevaban noticias a lugares lejanos. A veces, se relevaban unos a otros en carreras de postas que recorrían cientos de kilómetros en pocos días.

Durante cientos de miles de años, la información poseída por una generación fue transmitida oralmente a la siguiente. Luego, hace unos pocos miles de años, en varias sociedades se inventó la escritura. Por medio de ella se podía transmitir información a grandes distancias, a través de mensajeros que no tenían ya por qué conocer el contenido del mensaje que llevaban. La información también se conservaba de una generación a otra, siempre que se trasmitiera el conocimiento acerca de la manera de interpretar los signos escritos. El aprendizaje de la escritura y la lectura requería un esfuerzo destinado a ese fin, su dominio no se generalizó hasta nuestro siglo; y aún existen pueblos en los que la mayoría no domina ese arte. Durante mucho tiempo, la posibilidad de hacer llegar una determinada información a varios destinatarios a la vez era muy limitada.

• Era moderna:

En la edad moderna se produjo una gran revolución en cuanto a los medios de comunicación como jamás había tenido lugar desde la invención de la escritura en los albores de la civilización. Hay quien opina que este acontecimiento constituye uno de los más notables detonantes del arranque de la etapa histórica que nos ocupa. Estamos hablando de la invención de la imprenta. Dicho ingenio permitió el desarrollo del libro, el folleto y el cartel como medios de comunicación propiamente dichos en tanto que afectaban a grandes más de población. En comparación con el escaso alcance que poseían los libros en la edad media, objetos de lujo y prestigio en manos de la aristocracia o incluso de veneración casi sagrada en ámbito eclesiástico, se puede opinar que el hallazgo de Guttemberg cambio la faz de la Europa intelectual en poco menos de medio siglo. Provoco, por hablar solamente en términos de posesión de libros, la bajada de los precios, el crecimiento de volumen de las bibliotecas, la desvalorización del libro como objeto de lujo, el incremento del público lector, la incorporación de la población seglar a la vida cultural.

Sin embargo, en el trabajo de investigación de la señora Clara Bejarano el cual se titula Medios de comunicación en la ciudad durante la Edad Moderna: La figura del pregonero, donde señala lo siguiente:

“Pero no es necesario leer libros para estar en contacto con la escritura en el medio urbano de la Edad Moderna. La fisonomía de las ciudades, renovadas por sus transformaciones urbanísticas, se torna una gigantesca pizarra limpia que actúa como espacio geográfico: plazas, plazoletas, calles, cruces, patios, salones, fachadas de edificios, monumentos, cornisas, portales, columnas arcos, pórticos son potenciales soportes para la comunicación escrita. Esto hecho no se inaugura con la introducción de la imprenta, pero forzosamente hubo de recibir cierto impulso. La escritura empezó a formar parte de la vida de los ciudadanos, aun de lo más iletrados, de una manera más intensa y cotidiana”.

        Aunque, este progreso que se deja notar con respecto a la baja Edad Media no nos debe llevar al engaño ya que teniendo en cuenta lo dicho, si los libros y los carteles gozaban de una eficacia numéricamente significativamente, se debía a que la información se transmitía mediante los cauces de la oralidad. La comunidad verbal rodeaba, arropaba y potenciaba los efectos de la escritura, accesible para una pequeña parte de la sociedad. Es bien conocida la práctica de la lectura en voz alta, incluso mientras e llevaba a cabo otra actividad colectivamente, siendo en pocas palabras el medio de comunicación oral más viable, el de un pregonero donde la oralidad estaba al servicio de lo escrito.

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