La creación artística
Enviado por valeosha • 10 de Septiembre de 2013 • Tutorial • 11.026 Palabras (45 Páginas) • 273 Visitas
“A cada tiempo su arte, a cada arte su libertad”
Frontispicio del edificio de la secesión vienesa. Viena (Austria)
“Todo arte y toda investigación científica, lo mismo que toda acción y elección parecen tender a algún bien; y por ello definieron con toda pulcritud el bien los que dijeron ser aquello a que todas las cosas aspiran.,,, Siendo como son en gran número las acciones y las artes y ciencias, muchos serán por consiguiente los fines….”.
Aristóteles, “Ética a Nicómaco”, libro 1,1
El arte, la creación artística, presupone una exposición conceptual que abarca una secuencia de valores personales que se transmiten del creador al espectador, sea cual sea la perspectiva de la observación, así como la intencionalidad de aquella óptica desde la que se propone la dialéctica, sin embargo buscar una definición no resulta fácil.
Afirma Vicenç Altaió, Director del Centro de Arte Santa Mónica de Barcelona, al establecer la relación del artista con el crítico de arte[1] que “un papel de un artista vale mucho i una página de poeta nada. Pero no hay revolución estética que se encienda sin poetas. Al mismo tiempo, una obra de arte, única, antes de la época de la reproductividad, podía tener poca visibilidad pero mucha audiencia gracias a la publicidad que hacían no los poetas minoritarios sino los escritores entendidos en arte en los periódicos. Más allá del juicio severo y del pique estético que acompañan al término “crítico”, hay críticos de arte que engargantándose por alguien, han abierto los ojos del mundo sobre los mecanismos y el sentido del arte nuevo, siempre difícil y avanzándose. Un oficio práctico, a medio camino del método filosófico, la ordenación histórica y la comunicación moderna del periodismo, haciendo crítica de la costumbre incapaz”.
Por tanto habría de resultarnos obvio para poder acudir a la figura de la crítica que sea necesario establecer en primer termino una determinación del concepto mismo del arte, de su valor no económico sino estético; analizar, valorar su función de la obra de manera que la complejidad del tema nos permita configurar los aspectos y matices que han de comprender la labor de una adecuada crítica.
Toda obra de arte puede evaluarse desde muy diferentes puntos de vista, desde perspectivas académicas diversas, en definitiva, que rozan en sus esencias más íntimas aspectos de la filosofía que le han de vincular a la definición secular e histórica de la belleza y el encaje de esta en su contexto social e histórico; de este modo encontramos disciplinas como la estética o la sociología del arte que abordan aspectos distintos a los que pueden ser observados desde otra perspectiva, la que observaría esa misma obra desde la perspectiva de la Historia del Arte, perspectiva ésta, académica, que construye su visión a partir de los hechos, las actividades artísticas, en cuya realización intervienen factores y elementos subjetivos no cuantificables. En este sentido el encaje del análisis de la obra de arte desde una perspectiva del análisis crítico nos habría de llevar a tomar tanto el lenguaje creativo como las diferentes perspectivas que nos han de permitir analizar todos los elementos que constituyen la creación artística y la obra objeto de la crítica en particular.
Por supuesto que para poder entrar a establecer ese concepto crítico nos es necesario establecer previamente una premisa conceptual, el término “arte”, que se ve sometido a las variabilidades históricas de tal manera que este concepto no es en esencia verdaderamente objetivo. El hecho que se halle sujeto al determinismo social, nos permite observar que lo que hoy puede ser considerado una obra de arte, ayer no lo fuera, de igual modo lo que hoy no se considera una manifestación artística, en el futuro puede llegar a serlo. En este sentido podríamos poner a título de ejemplo como la obra de buen número de fotógrafos franceses, como de otros tantos países, cuya obra fotográfica presenta trabajos sobre la arquitectura industrial, el mundo artesanal y la industria de la época, pone de manifiesto, a partir de la perspectiva histórica el descubrimiento de lo que ha sido dado en calificarse como “belleza técnica”[2], es decir, aquellos reportajes hechos a petición de los industriales lo que nos presenta ahora una nueva visión más allá de la expresión de la evolución del hombre y la mecánica post industrial, nos descubre la posibilidad de considerar los trabajos del autor a través de la capacidad de reconocer y organizar la creatividad artística a través de ritmos distintos y diversos de una vida de estructuras técnicas y mecánicas.
Recurrir al origen del término del concepto de arte, seria aludir a la primigenia acepción que nos lleva a la visión que de él se tiene en el mundo griego, donde se considera como una mera habilidad técnica, porqué, sujeto a un conjunto de reglas, estas lo definen en función del concepto “destreza” en su producción, aunque nos pudiera parecer a simple vista lo contrario.
De hecho la producción de belleza y su consideración no se acabará produciendo hasta la llegada del Renacimiento en que se reivindica la inspiración y la capacidad de invención del creador, superando la tradicional distinción entre artes liberales y mecánicas, donde el encaje de las artes figurativas no podían separarse de las mecánicas, como el caso de la arquitectura. La concepción de belleza no solo en el arte, también la música, la poesía o la danza no lo descubrimos en la historia hasta mediados del siglo XVIII en el que el concepto de las Bellas Artes se instituye, como paso previo a las evoluciones técnicas y de lenguaje que se dará a lo largo de los siglos XIX y XX.
Reconocido, pues, el nacimiento del concepto de belleza como determinación del análisis del arte, como tal, a partir del valor estético, y resulta interesante en este sentido el análisis de M. del Pilar Aumente[3], a partir de las reflexiones del teórico del arte Mikel Dufrenne, de quien afirma que ”no se podía pronunciar en favor de lo sublime… porqué es la categoría de lo pre-humano cuando se presenta como inhumano”; pero parece mucho más interesante la aparición del concepto de no-arte, como modo de decir no a la complacencia y acercamiento al arte tradicional, en el sentido en el que Dufrenne nos propone que “sublimación-clasicismo-normatividad forman un frente común contra el que se eleva el concepto de desublimación, entendido en el sentido de rechazo hacia la espiritualización y la norma”.
Se le reconoce, sin embargo a Dufrenne el concepto teórico de arte al apuntar que es todo aquello que es propuesto como tal para nuestro asentimiento,
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