La cultura ciudadana, como el conjunto de actitudes, costumbres, conceptos, definiciones, acciones, reglas y normas, compartidos por los individuos de una comunidad

La cultura ciudadana, como el conjunto de actitudes, costumbres, conceptos, definiciones, acciones, reglas y normas, compartidos por los individuos de una comunidad, para garantizar la convivencia, la seguridad y, por lo tanto, el bienestar de los ciudadanos^[1]

Lo expuesto por el autor, lo que en esencia indica en su escrito, radica en la trascendencia que tiene la cultura ciudadana en todos los aspectos sociales, partiendo de lo individual o particular a lo colectivo o general.

Esto significa que las acciones, tanto de un ciudadano como de los grupos que conforman estos bajo intereses políticos, culturales etc., inciden directamente en el ambiente social, generan un impacto positivo o negativo, según sea el caso, en la convivencia general de la comunidad.

Así, a mi parecer,  la cultura ciudadana configura el eje central de la convivencia social, pues con las manifestaciones de  los actores sociales principales, es decir, los ciudadanos, se crean espacios propicios desarrollo social, es decir se estructura una sociedad de valores, respetuosa de los aspectos que competen y comparten todos, pero también del respeto de las individualidades de cada persona, construyendo con ello, una especie de equilibrio social.

Por consiguiente, considero que un actuar cívico no depende únicamente de las normas reguladoras sobre una u otra materia, sino también sobre los valores y educación recibidos por cada sujeto desde el inicio de su vida; de ahí la importancia de una buena formación en valores desde temprana edad, no solo en las instituciones educativas y en la familia, si no también todos aquellos espacios que se propicien en comunidad, como por el ejemplo, grupos religiosos, deportivos, artísticos etc.

Por lo que de una buena educación se desprenderán actuaciones guiadas hacia lo que muy común se denomina bienestar general, al cual no se llega únicamente con la implementación de normas o políticas restrictivas, sino también y como ya se dijo, a través de una educación integral que permita a corto plazo  la autorregulación del individuo en sociedad.

Ahora, no siendo un trabajo de pocos el lograr la tan anhelada armonía, resulta imperioso el trabajo mancomunado de todas aquellas instituciones que crean concepciones, lideran o movilizan grandes grupos de personas (educativas, organismos del estado, asociaciones, gremios etc.), en ellos, se encuentra la principal tarea, la cual es llenar de pensamientos de “sus gentes” de urbanidad, de civismo, de sentido de pertenencia, de respeto por las normas, etc.

        Así, el buen actuar ciudadano se logra, promoviendo aquellos comportamientos que son aceptados en una sociedad civilizada, bajo postulados universales como el respeto mutuo, la dignidad humana, la no discriminación, entre otros; acompañadas de políticas públicas de las instituciones que lideran el país, a través de la generación espacios pedagógicos como  cátedras, seminarios o  cursos, espacios de opinión, en los que se enseñe el arte del buen vivir en comunidad.

También a través de la creación de normas amónicas con lo antepuesto, y que  propendan por el bien común pero en las que se respeten las libertades y pensamientos de las mal denominadas minorías; generando en las personas con todo esto, una  cultura de la legalidad, de buen trato, del respeto por las normas, las instituciones, el medio ambiente, las otras personas etc.  

...