La cultura oral y la cultura escrita

LA CULTURA ORAL Y LA CULTURA ESCRITA EN RELACIÓN A LA EDUCACIÓN Y LA CIBERCULTURA.

Desde que el hombre crea un lenguaje, crea también un canal de comunicación amplio y con repercusiones que duran por generaciones, se crean nuevos conocimientos y se le da un sentido a la realidad en la que habita. La Cultura Oral nace de los grupos humanos que trataban de preservar los nuevos conocimientos sobre acontecimientos y hechos que vivían en el día a día y para ello utilizaban su capacidad memorística con la finalidad de traspasarlos por medio del habla, de generación en generación. Siendo esta cultura una cultura popular, la palabra adquiere un valor determinante en la vida del hombre por lo que la palabra sanciona, es ley, y se hace ley, a través de una sistematización de los recursos memotécnicos (Planells, 2013). A partir de la cultura oral, se comienza a pensar en la manera más eficaz de conservar los conocimientos tal cual y se proyectan sin la necesidad de memorizarlo todo, por lo que al surgir la escritura surge al mismo tiempo un proceso mediante el cual se puedan conservar los conocimientos y se pueda recurrir a ellos sin la necesidad de recurrir a la memoria de aquellos que los poseen, por lo que esto resulta más objetivo al momento de comunicar la información.

Desde una perspectiva personal, esto resulta limitante hasta cierto punto, ya que al transmitir la información de boca a boca, parte de ella se pierde pues la memoria humana suele almacenar solamente los hechos y palabras más relevantes para que en el proceso de rememorar la información sea aún más fácil de recordar, por lo que parte de los hechos históricos importantes que no han sido preservados de manera escrita e incluso personajes históricos que se han perdido con el paso de los siglos, no han obtenido un lugar en el presente e incluso en el futuro de las diversas identidades que se generan en las sociedades pues gran parte de la identidad surge de la conciencia que la misma historia aporta al hombre.

        Para que la cultura oral se transformara a la escrita, se necesitaba de una institución que la disciplinara de acuerdo a los fines que se perseguían por lo que se recurrió a la escuela para dicha tarea. Esto hizo que la educación desplazara a la cultura oral con la aplicación de la lógica escritural, por lo que resulta una nueva tecnología conocida como lecto-escritura, entonces la cultura popular se domestica por medio de este proceso novedoso y surge aquí el dominio que presupone la misma sabiduría que proporciona la posesión de conocimientos escritos, por lo que se moderniza no sólo la educación sino también la misma realidad al ser la racionalidad en la que se debe de basar.

        Cuando se trata de interpretar un texto, surge la duda sobre qué es lo que realmente se quiere decir, pues bien se puede caer en la subjetividad e interpretarlos de acuerdo a lo que el lector entiende, por lo que se puede perder el sentido que el mismo escritor deseaba plasmar en el texto y la idea principal suele ser ignorada, o bien resulta ser tan compleja que puede hasta ser incomprensible. La lectura tiene como finalidad la reflexión por lo que esto encauza a la misma crítica y al debate, por lo que esto le abre paso a la crítica sobre lo que se conoce y lo que aún está por conocerse, y surgen así diversas disciplinas que conforme el mismo mundo se moderniza lo hacen de la misma manera los conocimientos gracias a los hallazgos que se generan con el paso de los años, por lo que el conocimiento crea tecnología (también tecnología lecto-escrita) y la tecnología crea aún más conocimientos.

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