La formación de profesionales en las universidades del Еcuador

“No se enciende una lámpara y se pone debajo de la cesta de medir, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa” dijo Jesús en su famoso sermón del monte, recogido en el libro bíblico de Mateo, desde el capítulo 5. Estas palabras son plenamente vigentes en los actuales momentos y, más allá de la interpretación bíblica, o el contexto en el cual fueron dichas, se pueden aplicar a los profesionales (en especial los técnicos) de nuestra época.

Las universidades en general, pero en especial las Politécnicas, tienden a ser muy fuertes en la formación de profesionales en carreras de ciencias duras, como son: Ingeniería en electrónica, en mecánica, en petróleos, en telecomunicaciones, entre otras; sin embargo, toda persona que desea tener éxito en la vida laboral, necesita desarrollar otras habilidades “No técnicas”, como son las de comunicación, de expresión oral y corporal, de redacción, oratoria, y un sinnúmero de otros aspectos muy importantes y necesarios, que no lo enseñan precisamente los libros de cálculo o de física.

Ante esta necesidad, y de manera muy acertada, la mayor parte (por no decir todos) de los planes de estudios de las diversas carreras ofertadas por las universidades de Ecuador contienen las materias de “Técnicas de Expresión Oral y Escrita” y “Ciencia e Investigación”. Los nombres pueden variar entra cada universidad, pero la finalidad que persiguen debería ser la misma: darle a los profesionales las herramientas adicionales necesarias para que su desenvolvimiento en el mercado laboral sea completo.

Durante la formación educativa del individuo, las técnicas de expresión oral y escrita que necesita van cambiando. Así por ejemplo, las necesarias para un niño en la escuela son diferentes que para un adolescente del colegio, y éstas a su vez, son diferentes de las requeridas por un joven en la Universidad; consecuentemente, las necesarias para un profesional serán distintas, y complementarias, a todas las adquiridas previamente. A continuación se presenta un breve análisis de estas dos fases: durante la universidad y en la vida profesional.

El joven que entra a la Universidad se enfrenta a un mundo totalmente distinto al vivido hasta ese momento, en diversos aspectos de su vida, pero especialmente, experimenta cambios profundos en la forma que adquiere los conocimientos. En esta etapa, el aprendizaje se vuele mucho más interactivo, se hace más palpable el concepto del “autoaprendizaje”, y vencer el pánico escénico, se vuelve indispensable. En esta fase, las técnicas de expresión oral y escrita, deben ir enfocadas a poder disertar un trabajo ante personas de su misma edad y conocimientos, preparar adecuado material de apoyo, elaborar ensayos con fines académicos, investigar más allá de lo aprendido en clases, entre otras técnicas.

Sin embargo, muchas

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