La historia de Invictus

Basado en una historia de la vida real, el director Clint Eastwood reproduce la historia de Mandela, un presidente que luego de sufrir la tragedia de pasar 27 años de su vida en la carcel sale y es electo por la población para cobrar cuentas y pasar factura a los que por muchos años fueron una minoría opresora de una mayoría que ahora tiene sed de venganza, sin embargo, este hombre viene con una visión distinta, que va más allá de lo concreto de los rencores y el resentimiento, parece poseer el conocimiento de que la lucha por los extremos no lleva a lograr nada y exactamente eso era o que Sudáfrica no necesitaba en esos momentos.

Nelson Mandela (protagonizado por Morgan Fredman), presenta una visión que no es muy compartida por los que le rodean, pues no presenta la disposición de alimentar los deseos de venganza sino que entiende que un ambiente de reconciliación, de unión y de paz es lo que se necesita para lograr progresos significativos, aunque es una tarea difícil ve una herramienta potencial que puede servir como vehículo para lograrlo, el equipo de rugby nacional, que no es muy querido por la misma población ya que era conformado por una clase social exclusiva, sin embargo, siendo la copa mundial de rugby celebrada en ese país, era la ocasión perfecta para tomar esta bandera imparcial como elemento para lograr la identificación de un pueblo conformado por distintas clases, distintas personas, distintos pensamientos, por una lucha común.

De esta manera, un equipo no muy reconocido recibe el apoyo del gobierno y de un presidente que cree en ellos y que implícitamente les otorga la responsabilidad de reconciliar un país, no quiere revancha y de una manera tácita toma al equipo bajo su protección pues le va a pedir a sus miembros lo imposible y lo va a hacer sin pronunciarlo: los Bokkes (equipo de rugby) tienen que ganar el mundial de rugby, pues el país está hambriento de gloria y grandeza, y la camiseta de los Springboks son los destinados de unir al país aunque sea mientras duré el mundial de dicho deporte.

Como bien dice Ugalde (2010), puede producir incluso un poco de envidia ver como a partir de líderes que logran entender el mejor camino para lograr el progreso, el rencor y el resentimiento se ven diluidos ante un sentimiento de identificación que borra los limites tan rígidamente marcados, mientras en nuestro país las intenciones de los líderes que gobiernan parece estar dirigidas mas bien a marcar más esos límites y generar caminos divergentes y luchas divergentes de dos sectores de un mismo país, sin buscar un punto de unidad que permita el acercamiento o la lucha por un objetivo común, lo que resulta un obstáculo enorme ante la posibilidad de surgir y crecer.

La historia de Invictus no es la historia de una gran cruzada política, ni de una revolución sangrienta, la historia de Invictus es la historia de un hombre que busca

...