La ironía en nuestros deberes cívicos

La ironía en nuestros deberes cívicos

Teresita Hamilton Miranda

Entrega: Jueves 6 de Octubre

Se avecinan las elecciones municipales y asimismo se ven las calles plagadas de rostros políticos con promesas para la comunidad.  En este contexto es que me gustaría poner énfasis en uno de los hechos que para mí causa mayor impacto; creo que es absolutamente ridículo y a la vez irónicamente divertido que el voto sea voluntario y ejercer como vocal de mesa sea obligatorio.

Formar parte de las decisiones del país es un deber cívico de todos los Chilenos habilitados para votar, es nuestro deber como ciudadanos involucrarnos en lo que sucede en nuestro país y en el futuro que deseamos que este tenga. El hecho de que el voto sea voluntario ahonda en los ciudadanos el desinterés y desencanto por la política y como esta puede impactar en el futuro de nuestro país.

Algunos podrían decir que la instauración del voto obligatorio significaría un atentado en contra de la libertad de las personas, pero muy al contrario; el voto es una garantía de libertad para las personas pues permite a estas tener la oportunidad de elegir y ejercer sus elecciones sobre el futuro de las comunidades en las que están instaurados por lo que es alarmante que esto no se lleve a cabo.

El hecho de que el Voto sea obligatorio resulta ser una motivación para que las personas entiendan por qué es necesario votar y participar en el proceso de democracia; especialmente en la juventud que recién se aflora en el espectro y últimamente se ha visto altamente decepcionada por la política.

Si ejercer como vocal de mesa es considerado una responsabilidad cívica y por lo tanto obligatoria y hasta multada cuando no se realiza; ¿no debería ser el hecho de que las personas elijan a sus representantes aún más importante de promover como una obligación?

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