La propuesta pedagógica de García Lorca
Enviado por • 14 de Abril de 2013 • Ensayo • 1.015 Palabras (5 Páginas) • 303 Visitas
Federico García Lorca: pedagogo
Valentina Cantón Arjona
A Manuel de la Cera, que sabe de la importancia de Shakespeare en una lejana escuela normal de Guanajuato
La propuesta pedagógica de García Lorca
Una vez definidas la idea de mundo y la idea de hombre, así como los saberes, los contenidos fundamentales, las finalidades axiológicas y los medios y técnicas utilizados por García Lorca, podemos caracterizar su propuesta pedagógica. Para esto, es preciso un breve recorrido por las pedagogías. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que las pedagogías, todas las pedagogías, se dividen en dos grandes tipos.
Unas son las pedagogías para la otra vida, es decir ésas que entienden la educación como metafísica, y que consideran que la vida es un proceso de perfección continua en la que el hombre no ha de tener mayor aspiración que llegar a Dios.
Estas pedagogías —en su forma más radical, más de raíz— conciben y recomiendan en formas más o menos matizadas un abandono del cuerpo, una postura ascética que eluda la sensualidad, y la renunciación como forma esencial de la vida. Renunciar es posponer las ganancias, demorar el bien para la otra vida, la del Más Allá. Estas pedagogías están presentes en muy diversas culturas, y en la cultura occidental se expresa, total y absolutamente en la pedagogía católica fundamentalista. La Iglesia tradicional que hace del magisterio su labor inmanente, irrenunciable e inalienable, muestra en todos los documentos y encíclicas esta definición. Una tarea magisterial que le hace dueña de todas las almas. Esta pedagogía se basa en la autoridad del maestro y la cátedra doctoral. El alumno ha de ser pasivo para recibir la enseñanza que, en estricto sentido, es puesta en boca del docente por la voluntad de Dios. La España misionera y evangelizadora se sostiene en esta concepción.
La otra pedagogía, contraria a la anterior y de orígenes más modernos —específicamente la Reforma— (¿o quizás más antiguos, si nos vamos a los cultos dionisiacos?), tiene como preocupación fundamental preparar al hombre también para la vida, pero para ésta, para la vida en este mundo. Hombres de la tierra, de la agricultura y el trabajo, del deseo, el disfrute y el goce, del vínculo con la naturaleza, con los otros. Hombres que esperan que la justicia y la libertad se den en este mundo y gozar de ellas aquí y ahora en cuerpo y alma. Se trata pues de una pedagogía para la vida que, sin rechazar necesariamente el sentimiento religioso, encuentra que vivir aquí puede ser o transformarse en suficientemente bueno como para no tener que esperar la muerte como única vía para la liberación.
Federico Gracía Lorca, Rafael Aguado, Antonio Luna, José Segura y Manuel de Falla, en Sierra Nevada, Granada.
Esta pedagogía (espero que se vaya reconociendo) cree en las excursiones al campo, en las asambleas escolares, en la discusión, en la disensión —si es necesaria— con la autoridad, en la crítica, en la creación, en la coeducación, en el disfrute de los juegos y las adivinanzas. Es pedagogía que pretende poner al
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