La práctica de la sociología reflexiva – Pierre Bourdieu
Enviado por Carolina Vargas • 6 de Julio de 2016 • Informe • 926 Palabras (4 Páginas) • 437 Visitas
Alumna: Vargas Araujo, Carolina
Código: 1315143
La práctica de la sociología reflexiva – Pierre Bourdieu
En lo leído se realiza una presentación a la casa, vivienda o morada, como algo indisociable del hogar, como grupo social duradero y del proyecto colectivo perpetuarlo. Es de esta manera, que en la edificación de ella, se forma una empresa colectiva que moviliza a todo el grupo de parentesco en una presentación personal voluntaria, que c0incidiera con el establecimiento de una nueva familia. Se pone en consideración que al tratar la casa como solo un bien capital y su compra como una estrategia económica, sería despojar al producto y el acto económico de todas las propiedades históricas. Al crear una casa, a la vez se está afirmando la voluntad de crear un grupo permanente, unido por relaciones sociales estables.
Muchas de las peculiaridades de la fabricación de vivienda y de las relaciones que se establecen entre las empresas constructoras, son la resultante de las características específicas de ese producto en que el componente simbólico cumple un papel especialmente fuerte. En relación al bien material que se expone a la percepción de todos y de manera duradera, esta propiedad expresa o delata, más decisivamente que otras, el ser social de su propietario, sus “medios”, como suele llamarse, pero también sus gustos, el sistema de clasificación que pone en juego en sus actos apropiación y que, al objetivarse en bienes vivibles, da pábulo a la apropiación simbólica efectuada por los otros, que son así de capaces de situarlo en el espacio social al situarlo en el espacio de los gustos. Es además motivo de inversiones a la vez económicas y afectivas particularmente importantes. Suscita una de las decisiones económicas más difíciles. El uso social de la casa como morada estable y duradera de la familia presupone la tradición de sedentarismo. Ligada a la familia como hogar, la compra de la casa es a la vez una inversión económica y una inversión social. Las disipaciones más o menos inconscientes que llevan a construir prácticamente la casa como morada estable de un hogar permanente hacen que la mayoría de los agentes económicos tengan, en lo que se refiere a ella, una preferencia en materia de tecnología de fabricación. Existe una necesidad habitacional socialmente constituida, y esta está particularmente desarrollada entre los consumidores más empapados en las tradiciones sucesorias que apuntan a perpetuar la casa, en especial por el privilegio otorgado al mayor de los descendientes. Las seducciones o restricciones económicas que llevan a las decisiones de compra observadas solo se instauran como tales en la relación entre cierto estado de la oferta propuesta por el campo de producción y cierto estado de las exigencias inscriptas en las disposiciones de los compradores, así llevados a contribuir a las coacciones que padecen.
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