La tragedia de Hamlet
Enviado por milenka.fernanda • 7 de Septiembre de 2014 • Informe • 2.618 Palabras (11 Páginas) • 244 Visitas
Acto primero / escena 1
La escena trascurre una noche oscura en una explanada ante el palacio de la ciudad de Elsinore. Francisco está de guardia y se le acerca Bernardo.
Bernardo: ¿Quien anda ahí?
Francisco: No, respóndeme tú a mí. Detente y dime quien eres.
Bernardo: ¡Viva el Rey!
Francisco: ¿Eres tú, Bernardo?
Bernardo: El mismo
Francisco Tú siempre eres el que llega más puntual.
Bernardo: Ya han dado las doce, puedes ir a acostarte francisco.
Francisco: Te agradezco mucho el relevo; hace un frio que penetra en los huesos y me oprime el corazón.
Bernardo: ¿Has tenido una guardia tranquila?
Francisco: No ha pasado ni un ratón.
Bernardo: Muy bien y que tengas buenas noches. Si te encuentras con Horacio y Marcelo, mis compañeros de guardia, diles que vengan rápido.
Francisco: Me parece que los oigo venir. ¡Alto! ¿Quién se acerca?
Entran Horacio y Marcelo
Horacio: Gente amiga
Marcelo: Y súbditos del rey de Dinamarca.
Francisco: Muy buenas noches
Marcelo: Que vaya bien, buen soldado. ¿Quién te revelo en la guardia?
Francisco: Bernardo ha quedado en mi lugar. Buenas noches (sale)
Marcelo: ¡Hola, Bernardo!
Bernardo: ¡Hola! Dime, ¿es Horacio el que viene contigo?
Horacio: Solo una parte de él.
Bernardo: Bienvenido, Horacio, y tú también, Marcelo.
Marcelo: Y entonces, ¿ha vuelto aparecer aquella cosa esta noche?
Bernardo: Yo no he visto nada.
Marcelo: Horacio cree que solo es producto de nuestra fantasía, y dice que no se dejara engañar por el horrible fantasma que nosotros ya hemos visto en dos ocasiones. Por eso le he pedido que nos acompañe en la guardia esta noche, de manera que si el espectro vuele a aparecer, él pueda verlo con sus propios ojos y le hable si quiere.
Horacio: ¡¿Qué dices!? ¿Aparecer? No, no aparecerá
Bernardo: sentémonos un rato y deja que te contemos nuevamente aquella historia que te niegas creer y que nosotros ya hemos presenciado dos noches seguidas.
Horacio: Esta bien, sentémonos y oigamos el relato de Bernardo.
Bernardo : A noche, una vez que esa misma estrella que esta al occidente del polo había recorrido su camino para llegar a iluminar la parte del cielo donde ahora resplandece, Marcelo y yo, en el mismo momento en que campana daba la una….
Marcelo: ¡Shhh! ¡Silencio! ¡Mira, ahí viene otra vez!
Entra el fantasma
Bernardo: Tiene la misma figura del difunto Rey.
Marcelo: Horacio, tu que eres un hombre de estudios háblale
Bernardo: Míralo, Horacio, ¿Verdad que se parece mucho al Rey?
Horacio: Si, es muy parecido. Me estremezco de miedo y asombro al verle.
Bernardo: Parece que quiere que le hablen.
Marcelo: Vamos Horacio, háblale
Horacio: ¿Quién eres, que a estas horas de la noche haces uso de la noble y guerrera presencia que algún día perteneció a la majestad del Rey que hace muy poco hemos sepultado? , Habla, por el dios del cielo.
Marcelo: Parece que se ha enojado.
Bernardo: Miren, se va sin contestarnos
Horacio: ¡Eh! ¡Un momento! ¡Háblanos por favor! ¡Habla!
Marcelo: Ya se fue. No quiso respondernos.
Bernardo: Pues bien, Horacio, ¿Qué piensas ahora? Tiemblas y estas pálido. Acaso todavía crees que esto no es más que una fantasía.
Horacio: Les juro por Dios que jamás lo habría creído si no lo hubiera comprobado con mis propios ojos de una manera cierta y sensible.
Marcelo: ¿No es totalmente parecido al rey?
Horacio: Tal como tú te pareces a ti mismo. Y llevaba puesta la misma armadura n la que combatió contra el ambicioso rey de noruega, y de la manera frunció el ceño, cuando de un solo golpe hizo caer al hielo los polacos, en aquella batalla tan violenta. Es muy extraña esta aparición.
Marcelo: Ya hace dos noches que se aparece ante nuestra guardia, de la misma forma y con la misma postura guerrera.
Horacio: Yo no sé muy bien lo que esto puede significar, pero presiento que pronostica algún extraño cambio n nuestra nación
Marcelo: Bueno, sentémonos y expliquen, cualquiera de ustedes que sepa la respuesta, ¿porque los daneses mantienen todas las noches esta estricta y vigilante guardia? ¿Qué fin tienen esos cañones de bronce y esa provisión constante de armamentos de guerra extranjeros? ¿Por qué esta multitud de carpinteros navales, cuyo pesado trabajo no cesa ni los domingos? ¿Cuál es la razón para que intensa labor junte el día del trabajador con la noche? ¿Quién de ustedes informarme?
Horacio: yo puedo contarte, al menos, los rumores que circulan. Nuestro último Rey – cuya imagen acaba de aparecernos – fue provocado a un combate por Fortinbrás de Noruega, quien actuaba motivado por el orgullo y la envidia. En aquella batalla, nuestro valiente Rey Hamlet – Conocido por su valor en gran parte del mundo – dio muerte a Fortinbras, el cual a través de un contrato sellado y aprobado por la ley del fuero de armas, cedía al vencedor, en el caso de que él fuera derrotado, todos los países que se encontraban bajo su dominio. Nuestro Rey se comprometió a un pacto equivalente, lo que habría aumentado la herencia de Fortinbras, si hubiese vencido. A raíz de este con trato y en el cumplimiento del mismo, la herencia recayó en de Hamlet. Ahora, el joven Fortinbras , de carácter resuelto y falto experiencia , ha reunido en las fronteras de Noruega un ejército de soldados violentos y salvajes , quienes solo a cambio de comida buscan llevar a cabo una valerosa empresa y recuperar por la de las armas las tierras perdidas por su padre. Esto es, según comprendo, el principal motivo de las prevenciones, la causa de nuestra vigilancia y la verdadera razón de la agitación y urgencia en toda nuestra nación.
Bernardo: No creo que pueda haber otra razón más que esa. Tal vez por lo mismo se ha aparecido en nuestra guardia la asombrosa visión de nuestro Rey armado, pues él es el principal motivo de estas guerras.
Horacio: Esto es algo que perturba el entendimiento. En la época más gloriosa de Roma, poco antes de que cayera el poderoso Julio Cesar, los sepulcros se vaciaron y los cadáveres amortajados vagaban gimiendo por las calles de la cuidad. Pasaron estrellas con colas de fuego, hubo lluvias de sangre y el sol se escondió, y el húmedo planeta, cuya influencia se encuentra bajo el mando de Neptuno, se eclipsó como si el del mundo hubiese llegado. Ya hemos visto como funestos avisos anticipan acontecimientos terribles y calamidades en el futuro destino. Son los que el cielo y la tierra
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