¿La ética camina de la mano con la sociedad peruana?

¿La ética camina de la mano con la sociedad peruana?

Por: Estefanía Sánchez Aced

En la actualidad, encontramos diversas polémicas que atañen a nuestra sociedad desde un punto de vista ético y moral. En esta oportunidad busco analizar, desde la ética, el proyecto de ley para la Unión Civil No Matrimonial y todos los factores que éste implica. Antes de hablar de una Unión Civil No Matrimonial, debemos ser conscientes de que aunque hoy ya existen tres propuestas distintas, el fin principal por el cual el Señor Carlos Bruce propuso este proyecto de ley, fue un intento de brindarle un poco más de derechos e igualdad a las personas homosexuales dentro de nuestra sociedad. Hoy en día, no podemos ser ajenos a la existencia de personas homosexuales y a pesar de que aún no se puede saber a ciencia cierta si es que es algo generado con el tiempo por diversos factores, o si es cuestión de genética; hay una sola realidad, convivimos directa o indirectamente con homosexuales. Es así como se inicia el debate, no solo entre los que deciden las leyes y son encargados de hacer sentir la voz de todo el país, sino entre los mismos ciudadanos. ¿Realmente seremos todos capaces de actuar como agentes morales responsables?, ¿podremos por fin dejar de lado nuestros prejuicios y nuestras ideologías? Y así, poder empezar a ver al otro, sea o no heterosexual, como alguien con derechos iguales a los que tenemos; con pensamientos, ideales y sentimientos que también son válidos. El proyecto  de ley de Unión Civil No Matrimonial no debe sobrepasar los derechos de terceros.

En primer lugar, la homosexualidad; claramente, hoy no es aceptada a pesar de que representa parte, aunque minoritaria, de la población mundial, siguen existiendo marginaciones ante estas personas que tienen su propia identidad y en ciertos casos más definidos que algunos heterosexuales, porque han sido capaces de analizarlo y aceptar ésta como suya a pesar de que esto signifique ir contra la mayoría, nadar contra la corriente. Contra todos aquellos que tal vez ni siquiera lo han pensado, aquellos que simplemente decidieron seguir el patrón. Los homosexuales, como personas individuales sean hombres o mujeres tienen todos sus derechos; sin embargo, al tener pareja no reciben los mismos derechos que una pareja heterosexual, mejor dicho, no reciben ningún derecho por ser pareja de otra persona de su mismo sexo. Simplemente es como si no existieran. ¿Acaso es eso cumplir con el requisito de imparcialidad que plantea la ética y moral? Definitivamente no se cuenta como una persona igual a un homosexual, empezando por el hecho de tener que hablar de una propuesta de ley que los beneficie. Si realmente habláramos de igualdad, no debería existir tal distinción.

Si partimos de un punto utilitarista como plantea Singer, el análisis de las consecuencias que traería la aprobación de la ley anteriormente mencionada, en primera instancia pensaríamos que los beneficiados son solo la minoría de la población. Pero, debemos pensar lo siguiente: el resto de la población, aquellos que no somos homosexuales, ¿realmente nos vemos afectados negativamente? O simplemente nos estamos dejando llevar por prejuicios y pensamientos que tenemos arraigados desde tiempos muy antiguos. A pesar de esto, debemos pensar también que, si bien es cierto, no nos afecta directamente a nosotros, la aprobación de esta ley podría traer consigo una idea nueva de familia, la posibilidad de adopción por parejas homosexuales se abre y es ahí donde debemos detenernos. Una criatura que según la manera de crianza y educación, generará su propia moral, su propio pensamiento, su identidad, sus miedos y sus valores, sí se vería afectada por esta decisión. No necesariamente porque sus padres sean fuera de lo que hasta hoy conocemos como “normal”, sino porque definitivamente se desarrollarían en una sociedad que como ya lo he mencionado ha generado una guerra, una barrera con el otro. Ese otro que cuando lo debo reconocer como alguien con igual importancia que yo, decido minimizarlo, porque es diferente, porque sale del estándar. Partiendo del entorno, nos preguntamos ¿aquel niño, lograría desarrollarse al menos en Lima o en el Perú, de manera plena?, ¿alcanzaría la felicidad que todo niño debe tener en su etapa infantil?, ¿acaso ya no es suficientemente duro tener que pasar por el proceso de adopción, como para tener que vivir la marginación porque sus padres son los “raros” en el montón?

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