“Las afirmaciones de conocimiento discrepantes siempre implican una diferencia de perspectiva.”

Una de las principales características de los seres humanos es su curiosidad ante los fenómenos del mundo que les rodea, a causa de ello, surgen en los individuos dudas que cuestionan muchas veces el origen, la esencia o la posibilidad de conocer. Las afirmaciones de conocimiento existen como resolución a estas interrogantes. Sin embargo, tanto en las artes como en las ciencias sociales se observan de manera frecuente afirmaciones de conocimiento discrepantes debido a la relación directa con las diferentes perspectivas de cada actor de conocimiento, pues la percepción de la realidad varía en cada ser.

Las artes actúan como conexión entre el conocimiento que un individuo genera de manera personal y el conocimiento provisto desde su entorno, es decir el conocimiento compartido. Además permiten a los actores de conocimiento plantear aquellas afirmaciones que desde su perspectiva son correctas y de igual manera manifiestan la visión que este individuo tiene de su realidad, a través de la representación imaginativa de situaciones, lugares u objetos. Es común escuchar como alguna obra artística se tilda de ilógica, pues a pesar de la existencia de un modelo abstracto que programa al individuo a tratar situar las formas de expresión artística en un esquema de criterios y de esta forma encontrarle sentido, los artistas frecuentemente renuncian a este esquema y dejan a entrever como la realidad está abierta a la interpretación pues existe para cada ser, no es nada más que SU realidad. Mientras más a fondo se estudien los detalles de una cuestión, más discrepancias se observan entre los planteamientos de cada actor sobre ella, por el hecho de que la percepción y formulación de ideas a través de la razón y lenguaje es diferente en cada sujeto. Por otro lado, aunque la percepción sensorial muchas veces limita el alcance de los seres al conocimiento, es también, unida con la razón una de las formas más directas para conocer, ya que a pesar de las múltiples diferencias entre los actores, esta manera de adquirir conocimiento se rige sobre todo por los estímulos externos y la interpretación de estos, aunque estos estímulos sean los mismos es la perspectiva de cada sujeto la que influye en su interpretación.

De la misma forma como una obra de arte puede ser interpretada de múltiples maneras desde la perspectiva de cada observador, la idea planteada por el autor de esta no deja de ser la misma, aunque se vea distorsionada por la compresión errónea de su esencia. Hay quienes defienden que el arte debe ser meramente estético, sensorial y contemplativo. No obstante desde el momento en que se involucra la percepción sensorial se emprende también una búsqueda racional del significado de dicha obra, pues en función de llegar al conocimiento a través de la percepción debe emplearse la razón para formular ideas partiendo de los estímulos, asimismo influye la memoria que da validez a la exégesis según el conocimiento previo del cual surgen los criterios que nos instan a considerar si una afirmación de conocimiento es verdadera, así como la aceptación social de esta. Es ahora cuando se abre el debate sobre si existe en realidad un análisis correcto del arte, dicha discusión existe desde hace varios siglos y aun no se ha llegado a una respuesta concreta para ella, pues a través de los distintos periodos en la historia se ha llegado a variadas conclusiones que delimitan la interpretación y le brindan mayor veracidad. Uno de los criterios delimitadores del análisis más importante es la consideración de la “intención del artista”, aunque según Richard Shusterman la imprecisión de la propia pretensión del artista “no permite garantizar la desambiguación e interpretación univoca de la obra” (Shusterman, 1992: 130), de igual forma, Umberto Eco (1992) asegura que es posible obvia la intención del autor, mas no es posible eludir el contexto de la obra.

El arte conceptual o idea art es un movimiento caracterizado por la utilización de una perspectiva abstracta que se obtiene de la representación simplificada del conocimiento compartido a través las expresiones artísticas y pretende engrandecer el mensaje, obviando su representación tangible. Una de las obras más representativas es “Five Words in Orange Neon” o Cinco Palabras en Neón Naranja (1965), una instalación de Joseph Kosuth que expone la misma frase en letras neón color naranja y se inspira en una tautología, es decir una afirmación irrefutable de conocimiento incluso siendo parafraseada, esta obra reta al observador a analizar como las palabras son lo que le brindan el sentido a lo que creemos conocer. A pesar de ser esta la intención principal del artista, es posible que un sujeto “A”

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