Lectura: Entre ficción y realidad. La opinión publica en la Francia del siglo XVIII. Autor: Laurence Kaufmann
Enviado por Piccolo2305 • 13 de Septiembre de 2015 • Resumen • 874 Palabras (4 Páginas) • 248 Visitas
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Lectura: Entre ficción y realidad. La opinión publica en la Francia del siglo XVIII. Autor: Laurence Kaufmann
- Kaufmann afirma que la opinión pública posee dos enfoques o modalidades, estas son: La referencialista y la artificialista. La primera también denominada “descriptiva”, la cual refiere a las practicas, acontecimientos y acciones sociales (hechos concretos) que recrean y que son la base de la opinión pública. La segunda también denominada “conceptual”, “nominalista” o “discursiva”, es aquella parte de la opinión pública que tiene que ver con los símbolos, discursos, las palabras e ideologías (lo que se dice) de la opinión pública.
- Proliferación efectiva de las opiniones públicas
- A pesar de sus diferencias las dos coinciden en el espacio limitado de un público ilustrado, cuyas ideas (artificialista) o practicas (referencialista) preparan la aparición de una “nueva cultura política” que enfrentará al estado durante la revolución francesa. Estos dos enfoques (doble estatuto) son necesarios señala Kaufmann, pues permite comprender de manera mas completa e integral el concepto de la opinión pública.
- Sin embargo la opinión pública no es solo la unión de discursos y prácticas, es básicamente la opinión de un “publico específico” que es ilustrado pero que no es absolutamente burgués, pues este “publico ilustrado” también está compuesto por hombres de leyes, rentistas, miembros de consejo de administración, funcionarios, etc. Es decir de gente que mas que ser burgueses, son personas que tienen una forma de vida urbana (o forma de vida burguesa) y que están rodeados de impresos, teatros, museos, salones, etc.
- Otro aspecto cuestionable es el carácter homogéneo y unitario de la esfera pública y de la opinión pública, Para empezar, el portador de “opinión pública” no es únicamente el medio literario, sino que el medio mas tradicional era de los tribunales de justicia y los parlamentos, estos eran espacios en donde se expresaban legalmente las reivindicaciones sociales y políticas a través de las amonestaciones. Por último, a la sombra de opinión pública de la elite (minorías adineradas) y de la opinión pública de los tribunales, tenemos a las que se realizaban en los talleres, plazas, mercados; es decir aquella relacionada a la opinión pública plebeya. Esta no tiene una consideración legitima por su expresión imperfecta y defectuosa (rumores, chismes), sin embargo representa el “hablar contra” el monarca e implica una forma de ruptura.
- La singular victoria de la opinión publica
- El concepto de opinión publica desde la perspectiva artificialista significa una lucha sin tregua entre los distintos grupos que intentan imponer “su discurso” (de las elites, de los tribunales y del pueblo) y convirtiéndose en un “discurso” capaz de ser una nueva fuente de autoridad no solo moral sino también ideológica.
- Esa lucha por la primacía o hegemonía de los distintos discursos (y símbolos) depende también de la capacidad de evocación, de convencimiento y de persuasión que tenga cada “discurso ideológico”, principalmente que sea capaz de incluir y construir un “nosotros” que englobe a toda la comunidad o a toda la nación, es decir, que sea unánime ante los franceses y represente un consenso colectivo.
- En el contexto de la revolución francesa el discurso de la las elites (literaria e individualista) va adquiriendo un rasgo cada vez mas jurídico, y por tanto la opinión pública literaria (de las elites) se va politizando a medida que va penetrando en el universo del derecho. A ello se le suma un discurso voluntarista o victorioso propio de los patriotas que iniciaron la edificación de la república francesa, consagrada por sus nuevas instituciones como la asamblea nacional y la convención republicana. Finalmente la última fase de la trayectoria ideológica de la opinión pública durante la revolución sucede cuando se instituye un discurso con una lógica “cívica” (fiestas nacionales y símbolos patrios), genérico y totalizador, basado en el interés general y en el bien común, es decir bajo los ideales de la “Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano”.
- Finalmente la opinión pública de los nuevos sectores dominantes va perdiendo esa noción totalizadora y de universalidad cuando le quita legitimidad de representación al pueblo, poniéndose al servicio de los intereses particulares de la clase dominante o por aquellos que tiene una “cultura de distinción” y de buenas maneras (burgueses)
- Conclusión
- Desde la perspectiva artificialista la opinión pública es entendida como un concepto discursivo e ideológico. Desde el enfoque referencialista el concepto de opinión publica implica no solo los círculos ilustrados, sino también engloba a los discursos jurídicos, los rumores desmitificadores, las sociabilidades populares, es decir lo que caracterizan a la cultura espontanea de los NO ilustrados (lo plebeyo).
- De este modo la opinión pública se ha configurado o constituido por acción de las diferentes opiniones públicas reales, internamente complejas y socialmente jerarquizadas, las cuales han buscado coincidir con los valores de la emancipación, la igualdad civil y la plenitud individual. Estas opiniones mezcladas lograron construir una “opinión pública fundacional”, es decir aquella capaz de romper con el pasado (monarquía y antiguo régimen) y desplegar su ideal universalista.
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