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Libros De Vitrubio


Enviado por   •  11 de Febrero de 2012  •  5.746 Palabras (23 Páginas)  •  636 Visitas

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Los Diez Libros de Arquitectura

Introducción

En la célebre e importante ciudad griega de Éfeso sigue vigente una antigua ley expresada en términos duros pero con un contenido justo. Se dice que fue sancionada por sus antepasados en estos términos: cuando un arquitecto acepta la responsabilidad de una obra de carácter público, presenta el presupuesto de los costes estimados hasta finalizar la obra; una vez entregados sus cálculos, todos sus bienes son transferidos al magistrado, hasta que la obra quede totalmente concluida. Si, terminada la obra, los gastos coinciden con lo presupuestado, el arquitecto es recompensado con honores y decretos elogiosos. Si los gastos han sobrepasado una cuarta parte del presupuesto inicial, se cubría con dinero público y el arquitecto no debía satisfacer ninguna multa. Pero si se sobrepasaba la cuarta parte, el arquitecto debía hacer frente a estos gastos con sus propios bienes, para concluir la obra.

¡Ojalá los dioses inmortales hubieran sancionado esta misma ley entre el pueblo romano y no sólo para los edificios públicos sino también para los particulares! En este supuesto, no se forrarían impunemente los ignorantes intrusos y únicamente ejercerían la arquitectura con toda garantía las personas competentes en la extraordinaria precisión de la ciencia arquitectónica. Los propietarios particulares no se verían obligados a satisfacer enormes cantidades de dinero, que les llevan a una situación ruinosa; los mismos arquitectos, ante el temor de sufrir algún castigo, elaborarían unos presupuestos más ajustados, con un análisis más adaptado a los costos reales; de esta manera, los propietarios particulares verían terminados sus edificios con el dinero que habían previsto o con un poco más. Quienes puedan disponer de cuatrocientos sestercios para finalizar una obra, si sufren un recargo de cien sestercios más, se sentirán satisfechos con la esperanza de verla concluida; pero quienes sufran el recargo del doble de lo presupuestado o una cantidad mayor, abandonan toda esperanza al comprobar su hacienda arruinada y se ven obligados a renunciar a su construcción, desanimados y sin posibilidades económicas.

Esta grave deficiencia no sólo se da en la construcción de edificios sino también en los espectáculos públicos, que ofrecen los magistrados, tanto en las luchas de gladiadores sobre la arena del foro, como en las representaciones escénicas; en éstas, no se permite ni el retraso ni las conclusiones de las obras en el tiempo fijado; obras como son las gradas para los espectadores, extender los toldos que cubren el aforo y preparar todos los elementos necesarios, siguiendo la tradición de las representaciones escénicas, para los espectáculos públicos ya que precisan de aparatos mecánicos. Se exige un cuidado exquisito y una planificación propia de una mente muy calculadora, pues ninguno de estos aparatos se pone en funcionamiento sin una adecuada maquinaria y sin diversos conocimientos, que han de aplicarse con toda atención.

Puesto que todos estos aspectos están ya fijados por una larga tradición, me parece muy pertinente que se clarifique con cautela y sumo cuidado todo lo necesario, antes de que se inicien las obras. Y ya que no hay vigente ninguna ley ni ninguna disposición, avalada por la costumbre, que obligue a esta previsión y ya que los pretores y ediles asumen el deber de preparar los aparatos mecánicos para los espectáculos que se ofrecen cada año, me ha parecido importante, Emperador, explicar en este libro los principios que regulan tales aparatos mecánicos, mediante una serie de normas ordenadas; y lo dejo para este libro, que es el que pone fin a todo mi trabajo, puesto que en los anteriores he ido exponiendo el tema de la construcción de edificios.

Capitulo 1. Maquinas y órganos

Se define una máquina como un conjunto de piezas de madera que permite mover grandes pesos. El movimiento de una máquina se fundamenta en las propiedades de la rotación circular, en griego «kyldiken kynesin». La primera clase de máquinas se denomina «escansoria», en griego «acrobatikon». La segunda clase es la máquina que se mueve por la acción del aire, en griego «pneumaticon»; y la tercera es la máquina de tracción, en griego «baruison».

Las máquinas escansorias están compuestas de una serie de maderos perpendiculares y transversales correctamente trabados, hasta alcanzar una determinada altura que permita subir sin ningún peligro, con el fin de examinar los dispositivos bélicos (Algunos comentaristas entienden la definición como una referencia a las gradas de los teatros). La segunda clase de máquinas — máquinas neumáticas— consta de unos elementos que se mueven por la acción violenta del aire que pasa a presión y permite emitir sonidos y tonos armónicos.

Las máquinas de tracción posibilitan arrastrar grandes pesos y colocarlos en un sitio elevado. El sistema de las máquinas escansonas resulta ser muy apreciado, no por su disposición artística sino por su resultado audazmente efectivo en las empresas militares; resulta práctica por las cadenas, puntales y soportes, que la hacen muy sólida. El sistema de la máquina que logra moverse por impulsos del aire produce unos resultados agradables, dada la finura de su ingenioso diseño. La máquina de tracción ofrece mayores ventajas y una extraordinaria capacidad en su utilización; siempre que se maneje con prudencia, proporciona magníficos resultados.

De todas estas máquinas, unas se mueven mecánicamente y otras se utilizan como instrumentos o herramientas. La diferencia entre las máquinas y los órganos parece consistir en que las máquinas logran sus objetivos con el concurso de vanos operarios y con un mayor esfuerzo, como son las catapultas y las prensas de los lagares; los órganos obtienen sus efectos simplemente con el manejo experto de un solo hombre competente, como son los movimientos giratorios de las ballestas de mano o de los «anisociclos (Instrumento que dispara flechas mediante muelles y círculos desiguales).

Como se puede ver, tanto las máquinas como los Órganos son necesarios en la práctica, pues, sin su ayuda, todo lo que exija un esfuerzo resultará muy dificultoso.

La mecánica en su conjunto se ha generado a partir de la misma naturaleza, bajo la guía y la dirección de la rotación cósmica. Así es, si consideramos y observamos el incesante movimiento del Sol, de la Luna y de los cinco planetas ( Es decir, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno como el mismo Vitrubio indico en el libro IX, 1, 5) comprenderemos que si no recorrieran sus órbitas de manera mecánica, sería imposible que tuviéramos luz en la Tierra en los periodos necesarios y sería imposible cosechar frutos maduros. Como nuestros antepasados cayeron en

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