Cuarto Libro De Vitrubio
Enviado por emmaresen • 13 de Octubre de 2011 • 1.157 Palabras (5 Páginas) • 4.413 Visitas
Se narra en el cuarto libro lo concerniente a los órdenes de las columnas, haciendo una génesis desde su invención hasta sus tipos más complejos; trata además de la mejor orientación de los templos y su adecuado proporcionamiento. Para las entradas existe un gama de situaciones posibles que Vitruvio describe con gran claridad, según el tamaño del templo, de la ciudad, el emplazamiento del templo, así como el declive, y la cantidad de escaleras. Y para los altares, según el uso y al dios que se le haga, variara su altura, etc.
Para concluir, y con menor fuerza y claridad, hace un barrido rápido en otro estilo, el toscano, con menos delicadeza que los demás. Y finaliza con un estilo muy peculiar, el circular, templos poco conocidos pero que también tienen una pequeña cabida en el texto de Vitruvio.
En el libro quinto establece principios para la construcción de edificios públicos; en el caso del teatro expone a detalle la relación que debe guardar la construcción de éste con la mejor repartición del sonido, basándose en las escalas musicales y en algunos medios para su mejor propagación; señala además, los mejores emplazamientos para el teatro, tratándose de asentamientos humanos de mayor o menor tamaño. Dedica especial atención también, a la construcción de la terma y al mejor aprovechamiento del agua y su fácil desalojo. En resumen, cabe decir que para diseñar un teatro de planta griega, el esquema se genera con tres cuadrados inscritos en un círculo, estando el frente de la scaena situado en la tangencia del círculo, para tener una amplia orchestra donde evolucionaban los coros. Sin embargo, el teatro de planta latina se forma con cuatro triángulos equiláteros inscritos en un círculo, estando el frente de la scaena en la base del triángulo central, con lo que se reducía la orchestra dada la ausencia de coros. En ambos casos los vértices de los cuadrados o de los triángulos señalan el emplazamiento de los accesos y la colocación de los ejes de las puertas. El teatro romano tiene la cavea semicircular, y en el griego ésta supera el diámetro central. Vitruvio, en el Capítulo VII-24 del Libro V, admite ciertas variaciones en el diseño o aplicación de sus reglas, adaptables en concreto "a la magnitud de la obra", es decir a su tamaño.
Cabe decir que el análisis que hacía Vitruvio del emplazamiento del teatro era muy complejo, ya que no solo eran determinantes la geografía, sino que también la salubridad que brindaba cada obra; es por esto que, por ejemplo, un teatro (preferentemente) debería ubicarse sobre colinas para que el público no estuviese expuesto a los vientos marinos. Cuando con el mayor cuidado y diligencia se hayan realizado todas esas cosas, débese pensar aún con mayor atención en elegir un lugar en el que la voz se difunda suavemente y en evitar que, por tropezar con obstáculos, se transmitan a los oídos articulaciones indecisas. Hay en efecto algunos lugares que naturalmente impiden el paso de la voz. Tales son: los disonantes, que en griego se llaman catecuntes; los circunstantes, a los que dan el nombre de periecuntes; les resonantes, que se dicen antecuntes, y los consonantes, llamados sinecuntes, Disonantes son aquellos en los que al ascender la voz, antecedente, impedida por los cuerpos duros superiores y detenida por repulsión, al volver hacía abajo
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