Literatura E Identidad Prueba Inicial
Enviado por yolandamondaca • 2 de Abril de 2014 • 3.571 Palabras (15 Páginas) • 947 Visitas
Colegio Desirèe
Colina
Dpto. de Lenguaje
Profesora Yolanda Mondaca Barrera
Objetivo: Comprender los tratamientos y las manifestaciones más relevantes del tema de la identidad
INSTRUCCIONES: Lee atentamente las preguntas antes de responder. Escribe las respuestas con lápiz de pasta. No uses corrector. Los materiales que utilizas para responder tu prueba son intransferibles. Revisa bien tus respuestas antes de entregar la prueba. Recuerda que tu ortografía será evaluada y por cada 3 faltas se te descontará una décima
Texto1
Lee el siguiente texto y responde las preguntas
“Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la nariz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.
El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente, se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse incómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.
Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo que hacer, pero después se rehízo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado.
Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora sí podría ser enteramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó.
Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió a la calle con el propósito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le llenó de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas. Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: «Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte y saludable».
El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo.” Mario Benedetti, El Otro Yo
1.- ¿Qué significado adquiere el “otro yo” en el cuento leído?
a) Representa una válvula de escape a la vida vulgar en que está inmerso Armando
b) Representa la personalidad reprimida de Armando, que lucha por lograr aceptación en una sociedad dominada por la vulgaridad.
c) Representa la parte sensible, intuitiva de la personalidad de Armando, que hace de él un auténtico ser humano.
d) Representa un trastorno de personalidad imposible de sobrellevar por Armando
2.- En el cuento leído, Armando es un personaje
a) que renuncia a su otro yo, porque desea asumir rasgos dictados por su comunidad, sin siquiera cuestionarlos
b) consciente de que dos personalidades, él y su otro yo, no pueden habitar en un mismo cuerpo.
c) que fantasea con la posibilidad de eliminar a su otro yo para preservar una apariencia de vulgaridad.
d) que logra resolver el conflicto entre la necesidad de ser aceptado por sus amigos y la necesidad de individualizarse a través de su otro yo.
3.- . ¿En cuál de las siguientes opciones se interpreta más adecuadamente el desenlace del cuento leído?
a) Armando murió y se convirtió en fantasma, prueba de ello es que sus amigos no lo ven.
b) Armando constata que no murió su otro yo sino él, cuando sus amigos pasan junto a él sin verlo.
c) Con la muerte del otro yo, muere la fortaleza y capacidad de sentir de Armando, hasta el extremo de que ni siquiera es visible para sus amigos.
d) Con la muerte del otro yo, Armando se transforma en un ser vacío, que logra por fin su deseo de ser vulgar.
4.- En el cuento leído, ¿qué motiva en Armando el deseo de liberarse de su otro yo?
a) La búsqueda de su propia identidad.
b) El dolor que le provoca la melancolía de su otro yo.
c) Una inquietud interna ante las inesperadas reacciones de su otro yo
d) Su anhelo de ser enteramente vulgar
Texto 2 Lee el siguiente texto y responde las preguntas
VIII, Espantapájaros
Oliverio Girondo
Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades.
En mí, la personalidad es una especie de forunculosis anímica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad.
Desde que estoy conmigo mismo, es tal la aglomeración de las que me rodean, que mi casa parece el consultorio de una quiromántica de moda. Hay personalidades en todas partes: en el vestíbulo, en el corredor, en la cocina, hasta en el W.C.
¡Imposible lograr un momento de tregua, de descanso! ¡Imposible saber cuál es la verdadera! Aunque me veo forzado a convivir en la promiscuidad más absoluta con todas ellas, no me convenzo de que me pertenezcan.
¿Qué clase de contacto pueden tener conmigo -me pregunto- todas estas personalidades inconfesables, que harían ruborizar a un carnicero? ¿Habré de permitir que se me identifique, por ejemplo, con este pederasta marchito que no tuvo ni el coraje de realizarse, o con este cretino de cuya sonrisa es capaz de congelar una locomotora?
El hecho de que se hospeden en mi cuerpo es suficiente, sin embargo, para enfermarse de indignación. Ya que no puedo ignorar su existencia, quisiera obligarlas a que se oculten en los repliegues más profundos de mi cerebro. Pero son de una petulancia... de un egoísmo... de una falta de tacto.
Hasta las personalidades más insignificantes se dan unos aires de trasatlántico. Todas, sin ninguna clase de excepción, se consideran con derecho a manifestar un desprecio olímpico por las otras, y naturalmente, hay peleas, conflictos de toda especie, discusiones que no terminan nunca. En vez de contemporizar, ya que tienen que vivir juntas, ¡pues no señor!, cada una pretende imponer su voluntad, sin tomar en cuenta las opiniones y los gustos de las demás. Si alguna tiene una ocurrencia, que me hace reír a carcajadas, en el acto sale cualquier otra, proponiéndome un paseíto al cementerio. Ni bien aquélla desea que me acueste con todas las mujeres de la ciudad, ésta se empeña en demostrarme las ventajas de la abstinencia,
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