Loco tito
Enviado por jjfas • 16 de Mayo de 2016 • Ensayo • 1.537 Palabras (7 Páginas) • 243 Visitas
El loco Tito
Todos los veranos era lo mismo, bañarse en el mar, fogatas en la playa con mis amigos en las que nos emborrachábamos hasta quedar inconscientes, dormir hasta las 2 de la tarde, ver a mi papá tener que viajar de vuelta a Santiago por asuntos de trabajo, comer machas a la parmesana, el chanticuea pidiendo monedas en la calle, etc.
Mi madre falleció cuando tenía 11 años en un accidente y mi padre se encargó de mí y mi hermano menor. Siempre ha sido mi ejemplo. Un ejemplo en la empresa que trabaja. El y mis abuelos no tenían que comer. Hoy posee un cargo alto. Lo han entrevistado muchas veces ya que es un ejemplo de vida. De cómo superar la adversidad.
Mis padres compraron la casa de la playa cuando yo tenía 2 años.
Teníamos momentos muy buenos, siempre había una historia que contar, una anécdota interesante. Cuando la familia de Ignacio, Los Correa, se compró una casa a tan solo 2 cuadras de la nuestra, todo era mejor aún. Recuerdo cuando sus papás se fueron de viaje a Europa, Ignacio les dijo que se quedaría en Santiago, sin embargo, invitó a cuanta gente pudo a su casa de la playa. Fue un desastre. Lo más gracioso fue que a TVN se le ocurrió hacer un reportaje sobre el excesivo consumo de alcohol en las playas Chilenas, Ignacio que había tomado hasta el punto de con suerte recordar su nombre, fue uno de los entrevistados. Al otro día su madre vio el reportaje a través de TVN online. No volvimos a ver a Ignacio durante todo ese verano. Nuestras familias se habían hecho muy amigas y nuestros padres trabajaban juntos. Con el tiempo hubo una serie de cambios. El jefe de mi padre falleció y lo ascendieron, por lo que ahora mi padre siempre estaba en la casa durante los veranos. Ya no podía hacer carretes en la casa. Luego el famoso chanticuea no estaba en la esquina del paseo peatonal, aunque fue reemplazado por el loco Tito. Recuerdo perfectamente esa esquina, la disco Aura, el carrito del bacán del completo y el chanticuea pidiendo plata a cualquier persona que pasara por ahí, no importaba si era un niño de 3 años, el chanticuea pedía igual. Cuando el loco Tito se apoderó de ese spot, solo se escuchaba a un loco hablar de muerte, Apocalipsis, extraterrestres, etc. Nunca supimos que pasó con el chanticuea, pero siempre se rumoreaba que gozaba de ciertos lujos, como autos y casas. Todo esto lo había hecho pidiendo monedas a la gente. Del loco Tito no se sabía nada. Su pinta dejaba harto que desear. Barba enmarañada hasta el ombligo. Ropa ajetreada. Y su polera de Superman, que con los años era de cualquier color menos azul. Lo cierto es que el loco Tito no sabía ni donde estaba parado. Hasta su edad era un misterio, menos de 60 años no tenía. Pero tampoco se sabía si tenía más de 80.
El verano del 2015 era distinto. Ya estaba en 5to año de la universidad. Notoriamente más maduro. Ignacio seguía en 1ro de su nueva carrera. Según el la última.
Con el terremoto la playa se llenó de piedras. Cada vez eran más. Ya no era lo mismo bañarse. Ignacio que había prometido dejar la marihuana se había vuelto adicto al ritalín. La gente ya no era la misma. Todos habían envejecido. Había una nueva juventud.
Era martes y tipo 9:00 de la noche decidí salir a comprar un regalo para mi novia que en 5 días estaría de cumpleaños. Como todos los veranos el pueblo se llenaba de puestos de artesanía. Colgantes, aros y pulseras eran mis opciones para el regalo ideal. Cuando llegué a la esquina de 1 sur con 2 Oriente vi el carrito del bacán del completo. Hace años que no comía uno. Se me hizo agua la boca y partí en busca del mejor completo del mundo. Ya no costaban $800 sino que $1500. Su sabor no había cambiado. Pan tostado. Salchicha sureña. Rebalsado en palta. Y como toque final una gran porción de la mejor mayonesa casera que he probado. En resumen una delicia.
Mientras lo comía una voz invadió mis oídos - Los extraterrestres vendrán a conquistarnos y será nuestro fin- era el loco Tito. Creo que su barba estaba más larga aún, su pelo daba asco y ya no se notaba que su polera era de Superman. Su olor se sentía a metros. Usaba jeans negros como de costumbre. Cuando mire sus zapatos que parecían tener más de 20 años pude darme cuenta que en la parte trasera decían SOFA. La maderera más grande de Chile. Donde trabajaba mi Padre. Recuerdo que mi padre siempre alardeaba orgulloso de sus zapatos. Solo los altos cargos de SOFA tenían unos. Seguramente algún gerente debió habérselos regalados o los encontró en la basura. Me entró la curiosidad y le pregunte al loco Tito de donde había sacado los zapatos, los extraterrestres me los regalaron, dijo. Realmente estaba loco.
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