Los Amo S De Mexico
Enviado por aran613 • 3 de Noviembre de 2013 • 5.008 Palabras (21 Páginas) • 436 Visitas
La casta sagrada. En un país con 40 millones de pobres, 11 archimillonarios dan mucho que hablar. ¿Los amos de méxico? la información que se presenta en los siguientes 11 capítulos lleva a pensarlo así”, escribe jorge zepeda patterson, coordinador de “los amos de méxico” (Planeta, 2007), un nuevo libro que se lanza este otoño al mercado latinoamericano, en el que 11 periodistas prometen mostrar los trapos, sucios y no tan sucios, de 11 empresarios mexicanos cuya influencia, en la mayoría de los casos, es continental.
por Alejandro Paez
En México, 20 familias concentran el 10 por ciento del PIB y el 50 por ciento del mercado de valores. Según la lista Forbes, 10 empresarios nacionales forman parte de la casta de multimillonarios —con una fortuna de más de mil millones de dólares—, y por si no fuera suficiente, el hombre más rico del planeta, Carlos Slim, hizo su fortuna desde suelo azteca. Entonces, ¿por qué 40 millones de individuos viven en la pobreza? De acuerdo con los autores, algunas de las respuestas, porque son varias, pueden encontrarse en el análisis de estos personajes, los protegidos, la casta intocable, los que se han hecho al amparo de los políticos y de leyes antimonopólicas laxas.
Con autorización de la editorial, newsweek en Español presenta a continuación algunos fragmentos de las biografías de cinco de los 11 empresarios retratados en este libro que, como se advierte en su nota introductoria, no pretende lincharlos simplemente por ser millonarios, pero los expone como extremos en la desigualdad económica que acosa al país, y que es, junto con el narcotráfico, la apertura de sectores estratégicos o la consolidación de la democracia, uno de los retos más difíciles para el México del siglo XXI.
Se han seleccionado cinco perfiles emblemáticos para los lectores de newsweek. Se omite el que parece más obvio: el de Carlos Slim Helú, el hombre más rico del planeta. Se incluye, sin embargo, a su gran enemigo —según el mismo libro—: Roberto Hernández, con una carrera similar a la del dueño de Telmex e incluso su socio en el pasado; a Olegario Vázquez Raña, quien brinca del negocio en los ramos de la medicina y los muebles a los medios de comunicación; a un miembro de la casta empresarial clásica mexicana y dueño de la mayor empresa televisiva de habla hispana, Emilio Azcárraga, a la familia Ramírez, y finalmente, a Jorge Vergara, quien ha irrumpido desde la clase media, con gran estruendo, en el sector empresarial, y es un caso atípico respecto a los anteriores.
Emilio Azcárraga Jean
Las Apuestas de la Pantalla
Por JENARO VILLAMIL
A los 29 años de edad, Emilio Azcárraga Jean tuvo que dejar a un lado su pasión por los deportes acuáticos para concentrarse en el rescate del consorcio más importante de medios de comunicación en habla hispana. En marzo de 1997, el tercero en la dinastía de los Azcárraga, varón único del tercer matrimonio de Emilio, “El Tigre”, Azcárraga Milmo, heredó de su padre un enorme desafío más que el goce de una fortuna valuada en 5,400 millones de dólares por la revista Fortune.
La situación no era nada fácil para Azcárraga Jean. Televisa tenía una deuda que entonces parecía impagable: 1,480 millones de dólares, derivada en su mayoría de la compra de la participación accionaria de Rómulo O’ Farrill, de la deuda Alameda cuyos intereses crecieron en forma exponencial, de la deuda de 320 millones de dólares con su tía Laura Azcárraga y de 200 millones de dólares con los bancos, más una serie interminable de intrigas y ambiciones de parientes y ex socios de su padre; las ventas netas de televisión habían disminuido drásticamente: 17.9 por ciento entre 1994 y 1995, como resultado del “error de diciembre”; los gastos de capital también se redujeron drásticamente, de 2,168.8 millones de pesos en 1994 a 955.8 millones en 1995. Televisa terminó el año de 1996 con pérdidas netas por 598.5 millones de pesos, según el informe del consorcio ante la Securities and Exchange Commission (SEC), el organismo de Estados Unidos que regula la actividad del mercado de valores.
A la muerte del magnate, las acciones de Televisa cayeron 1.35 por ciento en un solo día.
Por si fuera poco, el principal producto de Televisa —sus contenidos audiovisuales— registraban una caída sostenida ante la audiencia mexicana. Su competidora TV Azteca, con apenas cuatro años de existencia, le quitaba audiencia a sus telenovelas, noticiarios y programas de espectáculos. La empresa IBOPE México informó que en el horario triple A, el más caro de la televisión privada, Televisa “bajó progresivamente a lo largo de 1996, de un promedio anual de participación en el mercado de aproximadamente 81 por ciento en 1995 a poco más de 74 por ciento en 1996”.
Al 31 de diciembre de 1996, la compañía que controlaba el 65 por ciento de las concesiones de televisión privada y las compañías de televisión restringida Sky y Cablevisión, poseía el 50 por ciento de la empresa satelital Panamsat y ramificaba sus intereses en la industria editorial, radiofónica y en el mercado norteamericano a través de Univisión, tenía un número total de 20,700 empleados entre la compañía y sus subsidiarias. El problema no sólo era el gran número de empleados, sino el oneroso gasto de mantener 46 vicepresidencias que, en muchos casos, no cumplían con funciones claves. Hoy tiene 16,205 empleados, después de sucesivos recortes y reestructuraciones que le permitieron eliminar salarios tan onerosos como el del médico personal de su padre y otros afectos de “El Tigre”, que sin hacer nada ganaban entre 500 mil y 1 millón de pesos.
Televisa estaba tan enferma como su dueño y artífice de la transformación en el imperio mediático de habla hispana, Emilio, El Tigre, Azcárraga Milmo. Y el elegido para enfrentar la terapia de choque, su hijo Emilio Azcárraga Jean, no tenía ni la edad, ni la experiencia ni el control accionario suficientes para revertir la situación. Poseía apenas el 10 por ciento de las acciones de la empresa, un porcentaje menor al que tenía la familia de Miguel Alemán Velasco, con 11 por ciento del total, los Burillo Azcárraga con el 16 por ciento, y los Cañedo White con el 10 por ciento.
“El Tigre” Azcárraga Milmo enfermó de gravedad a fines de 1996 y no había tomado las previsiones suficientes para pasarle a alguien la estafeta. Miguel Alemán Velasco, el segundo accionista más importante y amigo desde años atrás de “El Tigre” jugó un papel clave en este proceso de transición en el mando de la empresa.
A finales de febrero de 1997, Alemán fue a visitar a su amigo para recomendarle que tomara medidas urgentes en la sucesión. “El Tigre” quería que él se quedara al frente durante un período de transición.
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