Los Cuatro Pilares de la Educación. Jacques Delors

LOS CUATRO PILARES DE LA EDUCACIÓN

• Extraído de “La educación encierra un tesoro”-

 Informe a la UNESCO de la Comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI

Delors, Jacques

Álvaro Diez Martín

Jose Miguel Estébanez Valle

Índice de contenidos

cONTEXTUALIZACIÓN                           p.3

APRENDER A CONOCER                      p.3

APRENDER A HACER                        p.4

APRENDER A VIVIR JUNTOS                 p.5

APRENDER A SER                          p.6

CONCLUSIONES FINALES                        p.7

BIBLIOGRAFIA                                p.8

1. Contextualización

El siglo XXI es el siglo de la información. La globalización acerca diferentes países, culturas, y con ello toneladas de información a las que antes no se tenía acceso. Por ello, es necesaria una nueva forma de educación para poder satisfacer la necesidad de información del hombre moderno.

Como concordaron autores como García Hoz, Kant o Platón, la educación es la base del perfeccionamiento humano. El hombre ha usado la educación como forma de “completarse”, de ahí la importancia de la misma. Sirve al ser humano como brújula en ese objetivo de perfeccionamiento que la educación nos brinda. Por tanto, la educación pasa de ser un instrumento para alcanzar un fin y se torna en algo pleno, la realización completa del ser humano.

En la actualidad, es imposible aprenderlo todo. Otrora una educación básica en las primeras etapas de la vida parecía suficiente para el desarrollo humano. No obstante, el gran volumen de nueva información y su demanda hacen cuestionarse si no sería más lógica una educación continuada durante todas las etapas vitales.

En este sentido, el autor del artículo Jacques Delors (1925 - …) habla de los cuatro pilares que nos llevan a las personas a ese desarrollo: APRENDER A CONOCER, APRENDER A HACER, APRENDER A VIVIR JUNTOS y lo que constituirá una suma de los tres anteriores, APRENDER A SER.

“Frente a los numerosos desafíos del porvenir, la educación constituye un instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social. (…) al servicio de un desarrollo humano más armonioso, más genuino, para hacer retroceder la pobreza, la exclusión, las incomprensiones, las opresiones, las guerras, etc.”

Delors, (1996)

2. Aprender a Conocer

Delors distingue dos vías para la educación. Entendida como medio, la educación ayuda al hombre a aprender a comprender el mundo que le rodea para integrarse en el entorno. Como fin, la educación se presenta como algo placentero, el placer de descubrir y aumentar conocimientos.

A pesar de que seguimos en un sistema que se vale de conocimientos útiles, la educación como instrumento, la tendencia de los últimos años es la de aumentar el conocimiento a través de una educación continuada a lo largo de la vida.

Delors sugiere una evolución constante del conocimiento. A medida que pasan los años, los conocimientos van siendo mayores y más segregados en diferentes ramas. Como resultado de ello, apunta que resulta cada vez más difícil conocerlo todo. En la edad antigua, un hombre considerado sabio era conocedor de diferentes ramas - matemática, ciencia, lengua-. Hoy en día, esa concepción de sabio es imposible. Se tiende a una especialización en una rama. A pesar de esto, Delors habla de una “cultura general” i.e. conocimientos básicos de varias materias no sólo por conocimiento, sino de manera integradora en la sociedad, evitando que el especialista se “aisle”.

Aprender a conocer supone aprender a aprender. En las primeras etapas vitales, una persona debe adquirir diferentes habilidades que le permitan la práctica de dicha acción, ejercitando la atención, la memoria y el pensamiento.

Apunta Delors que para que dicha noción de aprendizaje tenga éxito, tiene que extenderse a lo largo de la vida y no sólo de maner aislada, sino en concordancia con los otros pilares.

3. Aprender a hacer

Delors considera que este pilar es indisociable del primero. Por otra parte, considera éste como un enfoque más práctico del aprendizaje: poner en práctica lo aprendido.

La naturaleza práctica de este apartado resulta imprevisible, ¿cómo adaptar la educación a un futuro de mercado, cuando éste está en continuo cambio?

El autor condiciona dicho enfoque a la sociedad que tengamos. Idílicamente, tenemos la educación que la sociedad necesita. No son necesarias las mismas habilidades en una sociedad en vías de desarrollo que las necesarias en países desarrollados e industrializados. Así pues, las habilidades necesarias en el Congo no serán parecidas a las que se fomentan en un país como Japón.

Se señala una evolución en la educación, ya no se trata de enseñar a una persona a hacer una tarea definida, lo que Delors llama calificación, sino que se busca la evolución a un aprendizaje de unas competencias que capacite al individuo a ser capaz de desenvolverse en diferentes situaciones: analizar diferentes situaciones, trabajar en equipo.

La evolución de la sociedad actual lleva a una desmaterialización del trabajo. Gran parte de los trabajos de hoy en día ya no producen un bien material, sino un servicio. Resulta obvio pues que la educación no puede ser la misma en el caso que prepares a alguien para cultivar un campo, que para el que sea camarero en un hotel.

Cualidades como la capacidad de hacer relaciones interpersonales son indispensables en la sociedad actual son producto de esta nueva sociedad de servicios. Los aprendizajes tradicionales no les inculcan y es algo que debe cambiar con los nuevos tiempos.

Delors diferencia entre economías de desarrollo y las sociedades modernas. Mientras que en las economías desarrolladas el progreso y éstas evoluciones llevan a una disfunción debido a la escasa interacción entre los individuos - cada vez todo más frío, informatizado, perdiéndose cualidades sociales -, los países en vías de desarrollo siguen mirándose en el espejo de las sociedades modernas, tomándolas como ejemplo de futuro.

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