Los derechos y obligaciones de los trabajadores en materia de prevención de riesgos laborales
Enviado por Jennifer Gil Almeida • 18 de Junio de 2022 • Trabajo • 959 Palabras (4 Páginas) • 91 Visitas
1. Actividad
El tema que vamos a tratar es la imprudencia en la consideración de los accidentes del trabajo.
Existen varias clases de imprudencias como vemos en el texto definidas. Por un lado, tenemos la imprudencia temeraria que es la que excede de la mera imprudencia grave o con infracción de reglamentos y, por otro lado, contamos con la imprudencia profesional que es aquella consecuencia del ejercicio habitual de un trabajo y se deriva de la confianza que este inspira por la repetición de unos mismo actos. A lo ya mencionado, también añadiremos las imprudencias del trabajador y la responsabilidad preventiva del empresario y las concurrencias de culpa.
En este ensayo se va a hablar sobre el dolo dentro de las imprudencias temerarias en el ámbito sanitario, pues existen varias imprudencias por parte del trabajador que pueden provocar accidentes en su puesto de trabajo.
En lo que se refiere al ámbito sanitario, las imprudencias se pagan con un precio muy elevado, pero no solo por la cuantía económica, sino porque las consecuencias de un error de un sanitario, puede llevarse por delante la vida de una persona y ésta no tiene precio. Como hemos visto, vamos a recordar que existen varios factores que puedan dar lugar a una imprudencia: realizar un procedimiento de emergencia, por exceso de confianza (porque lo hace como rutina y ya no tiene ese miedo al peligro), por falta de conocimientos o, incluso, por falta de sueño, entre otras.
No cabe la menor duda de que hay otras imprudencias más leves que se observan cada día por parte de los sanitarios ya que no objetivan el peligro. Por ejemplo, el simple hecho de no ponerse la protección adecuada porque refieren que le dificultan a la hora de trabajar (caso en el que una enfermera no se pone guantes a la hora de realizar una extracción de sangre porque refiere que pierde la sensibilidad al palpar la vena; otro caso en el que una higienista no se pone protección ocular a la hora de realizar una limpieza buco-dental porque refiere que se le empañan las gafas y no ve bien).
Hoy en día, aún en plena pandemia mundial, hay que agradecer una de las cosas buenas que ha traído el SARS-CoV-2, el hecho de que ahora los profesionales sanitarios utilizan más los equipos de protección individual que no solo hace que ayude a prevenir el riesgo de la seguridad del trabajador sino la del paciente, dependiendo de la tarea realizada por el profesional.
Los profesionales sanitarios por su juramento no realizan daño a los pacientes. En estos ejemplos que se expusieron anteriormente, ponían en riesgo solo su propia seguridad e integridad física, pero no la de los pacientes ya que el dolo no suele ser una de las imprudencias de los trabajadores sanitarios.
Lo dicho anteriormente juega a favor del análisis jurisprudencial (Asensio, 2016) en el que se afirma que el sanitario tiene que estar en continua formación y actualización de técnicas y actuar en base a los protocolos del lugar donde trabaja y dejar constancia
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