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Luchemos Por Un Mundo De Razón No Por Un Mundo De Ambición.


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2013  •  946 Palabras (4 Páginas)  •  262 Visitas

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La guerra es el reinado de la violencia. La violencia y la civilización se excluyen. Si la guerra es un acto bárbaro ¿cómo llamar civilizada una época que practica la misma? Esa forma de actuar que no contenta con ultrajar todos los ideales, los pone a su servicio, deshonrándolos; el ideal de la patria, el ideal de la libertad, el ideal de la justicia, todos hasta el ideal de Dios. Como en los tiempos ya remotos, la espada se encarga de cortar aquello que no puede resolver. Fue para salvar la civilización, para salvar el derecho y para fundar la justicia que se hizo la guerra. Pero, ¿qué ha pasado con la libertad, el derecho y la justicia? La guerra actual, al traicionar la justicia, el derecho y la libertad, traicionará la esperanza, traicionará la muerte, después de haber traicionado infamemente la vida.

La guerra nunca ha resuelto problema alguno, pero los ha provocado todos. La guerra jamás ha creado alguna cosa, sin embargo ha destruido bastante. La guerra nunca ha fundado un pueblo, pero los ha arrasado. A donde quiera que volvamos la vista, es la fuerza la que impera. Esto conturba y desconcierta hasta el punto de dudar si el hombre es un animal hecho para la civilización o si la civilización es un estado violento del hombre, en cuya visión nunca mueren las visiones salvajes; en cuyo corazón nunca mueren las pasiones violentas.

La guerra vive, impera y continúa en asolar el mundo. Su grito desesperante llena los ámbitos de la tierra y los que debiéramos ser los mensajeros de la paz, no lo somos, pero si somos mensajeros de angustia y de dolor. Los usufructuarios de la victoria la evocan, la defienden y dicen ser sus sacerdotes. Y como siempre, en nombre de Dios se degüella al hombre. El mundo tiene progreso y no tiene civilización y por eso ve tanto el horror; los actos violentos poniendo a su servicio todos los elementos del progreso para herir a muerte la civilización.

Para concluir YO, Luis Roberto Rodríguez, me disculpo ante todos ustedes ya que yo estoy en contra de la guerra, pero estoy más en contra de como los gobernantes nos tratan a nosotros. Por esa razón es que yo no quiero y no me veo como un gobernante ni como alguien que conquista a otros seres humanos. Sin embargo me gustaría ayudar a todos si fuese posible; católicos o judíos, blancos o negros, heterosexuales u homosexuales. Tenemos que ayudarnos unos a otros.

Se supone que nosotros los humanos queramos ser a los otros felices no hacerlos sentir como materia inerte. No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este lugar llamado “Tierra” hay lugar para todos y ella nos alimentará de cosas buenas si sabemos aprovecharlas. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero nosotros mismo lo hemos destruido y hemos hecho de él un infierno. El dinero ha envenenado nuestras almas; ha levantado barreras de odio. Nos ha empujado hacia la miseria y la matanza.

Hemos

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