LÍMITES A LOS HIJOS
Enviado por majoba • 21 de Julio de 2012 • 550 Palabras (3 Páginas) • 467 Visitas
LÍMITES A LOS HIJOS
Ícaro y los límites
"La tierra y el cielo. He ahí una antigua metáfora de la complementariedad de los factores últimos de la existencia.
El cielo para volar, para soñar, para diseñar con las nubes imágenes inéditas.
La tierra para subsistir, para hincar los pies y guardar cierta firmeza de continuidad.
La tierra es el orden, el cielo, la aventura. La tierra, los límites; el cielo, la creatividad rebelde y el desarrollo de todos tus mundos incubados en el misterio de tu nacimiento".Jaime Barylco.
Los límites en la educación, un tema que atañe tanto a padres como educadores.Jaime Barylco* en el primer capítulo de su libro, Los hijos y los límites, dice:
-"Hijo mío, sé lo que quieras ser; a tal efecto es indispensable que vayas cosnstruyendo los parámetros sobre los cuales podrías vislumbrar qué quieres ser. Déjate educar, y luego te educarás libre".
A continuación relata la historia de Ícaro, dándonos un clásico ejemplo:
"Dédalo era un herrero admirable y tenía un alumno, Talos, que perfilaba brillantemente como para superar al maestro en el futuro.
Dédalo se puso celoso y un día decidió suprimir a esa promesa humana que lo desplazaría con el tiempo.El crimen se descubrió y lo desterraron.Dédalo se refugió en Cnosos, donde fue encerrado en un laberinto con su hijo Ícaro.
Para huir del laberinto,el papá de Ícaro, el habilidoso Dédalo, hizo un par de alas para sí y otro para su hijo, ya que sólo volando podrían evadirse d esa prisión.Estaban hechas con plumas de ave atadas con hilos y otras más pequeñas atadas con cera.
Después de haber preparado el par de alas de Ícaro, le dijo con lágrimas en los ojos:
-Hijo mío, ten cuidado.No vueles a demasiada altura para que no se funda la cera a causa del sol; ni demasiado bajo, para que el mar no humedezca las plumas.
Ambos emprendieron el vuelo de la libertad.
-Sígueme -le dijo-, y no tomes un rumbo propio.
En pleno vuelo, Ícaro desobedeció y comenzó a remontar su ruta hacia el sol.Dédalo se dio vuelta y ya no lo vio. Solamente alcanzó a percibir las alas que iban cayendo y flotaban en el agua; el sol había derretido la cera e Ícaro había caído trágicamente al mar".
Según Barylco, esta mítica parábola del universo griego ataca varios puntos de meditación.
"Los griegos consideran la hubris, la soberbia del que desconoce sus límites y sus limitaciones, como el mal mayor. Ícaro fue presa de esa soberbia: él alcanzaría el sol.
Por otra parte, el relato alude claramente a la situación conflictiva entre padres e hijos: es deber del padre enseñar, decir "no te apartes de mi rumbo", y
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