MODALIDAD A DISTANCIA “METODOLOGIA DEL ACCESO AL CONOCIMIENTO II”
Enviado por lirusa • 5 de Junio de 2016 • Ensayo • 1.944 Palabras (8 Páginas) • 2.286 Visitas
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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
CICLO DE LICENCIATURA EN ENFERMERÍA
MODALIDAD A DISTANCIA
“METODOLOGIA DEL ACCESO AL CONOCIMIENTO II”
DIRECTOR DE LA CARRERA: Mg Prof., Lic. María Teresa Ricci
DIRECTOR DE ESTUDIOS: Lic. Alicia Silva
DOCENTE TITULAR: Silvia Rinaldi
TUTOR: Lic. Juan Carlos Becerra
Autores: Enfermera Torres Nancy N.
Enfermera Toro Teolinda
Enfermera Mónica Sánchez
El Bolsón – Rio Negro – Noviembre 2012.
TRABAJO PRACTICO N° 8
CROMAÑÓN NUNCA MÁS
República Cromañón —también conocida como República Cromañón o simplemente como Cromañón— fue una discoteca ubicada en la zona de Once en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, trágicamente conocida a raíz de un incendio que comenzó la noche del 30 de diciembre de 2004, durante un recital de la banda de rock Callejeros. Este incendio provocó una de las mayores tragedias no naturales en Argentina, causando la muerte de 194 personas y al menos 1432 heridos.
El incendio causó, además, importantes cambios políticos y culturales. En relación a lo político, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires inició un juicio político para destituir al entonces Jefe de Gobierno Aníbal Ibarra, por considerarlo responsable político de la tragedia. Este enjuiciamiento terminó con su destitución, siendo reemplazado por el Vicejefe de Gobierno Jorge Telerman. En cuanto a lo cultural, la tragedia concientizó a la sociedad sobre el estado de las discotecas y locales destinados a espectáculos musicales. El gobierno revisó el estado de las discotecas y locales bailables, resultando en la clausura de una gran cantidad de ellos.
El caso Cromañón no fue solamente un hecho puntual que combinó múltiples factores que lo hicieron posible y dramático sino que puso en evidencia una combinación de factores negativos que en ese momento y lugar particulares se repetían con alarmante frecuencia. Todas esas circunstancias tenían su fundamento en el hecho de que los pequeños intereses económicos de sus responsables fueron puestos por encima de las obligaciones necesarias de seguridad.
Permitir el ingreso de un número mucho mayor de asistentes que los autorizados por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, no contar con la infraestructura necesaria que permitiera una salida rápida y segura en caso de una emergencia como la que se produjo, tener la “costumbre” de resolver fácilmente estas carencias simplemente con dádivas a quienes estaban a cargo de controlarlas, no disponer de ambulancias ni de servicios sanitarios suficientes para afrontar una tragedia de estas dimensiones, conductas irresponsables de algunos participantes estimulados por el alcohol y quizá también las drogas, hicieron que se perdieran casi doscientas vidas y se afectaran gravemente muchas más.
Nunca más debemos pagar esos pecados de inconducta con las existencias de nuestros seres queridos. Pero para ello debemos disponer de un elemento del que carecíamos en ese momento y seguimos careciendo: un sistema de justicia que asegure que “el que las hace, las paga”. Porque no son solamente los familiares de los fallecidos y lesionados quienes deben activar respuestas de ese poder del Estado sino que toda la sociedad debe exigir una acción rápida y ejemplificadora.
El siniestro de Cromañón ya no tiene retorno, pero puede tener un después. Un tiempo mejor en el que estas cosas se prevengan dentro de lo posible haciendo que cada pequeño o gran responsable cumpla moralmente con su deber. Porque no podemos más llamar “fatalidad” a lo que podía evitarse o paliarse notablemente con solamente poner el valor de la vida como contrapartida de ciertas miserias humanas que conocemos muy bien pero que, irracionalmente, hemos tolerado durante demasiado tiempo.
TRABAJO PRACTICO N° 10
ENTRE ESOS TIPOS Y LULA
Un día “Lula” (Luis Ignacio da Silva) habló a su pueblo, el que lo había llevado a ocupar el cargo de Presidente de Brasil, y se diferenció en forma expresa y pública de sus opositores. Lo hizo desde una posición individual que consideraba superadora: no a partir de diferencias políticas sino de diferencias morales.
Con esto, Lula puso “en hora el reloj de la Historia”, separando el mundo en dos facciones bien destacadas: los buenos y los malos.
Y como bien complementa un artículo de Hugo Caligaris (“Las palabras. Ellos y yo.”), entre ambos existen “pequeñas diferencias” que los llevan, en el caso de los buenos, a intentar restablecer el orden de las cosas, desde un cargo como el de Presidente o desde la cotidianeidad de una persona común.
¿Dónde encuentran esa buenas personas su fuerza moral para intentar los cambios?
En su carácter pacífico que los diferencia de los malos hostiles.
En sus valores basados en un idealismo que les da estructura moral.
En su frontalidad que les permite no tener que esconderse ni bajar la mirada ante nada ni nadie.
En la calidad de su discurso basado en verdades.
En su posición de defensa, nunca de ataque a los otros.
En su no ofensividad que demuestra a cada momento que no son peligrosos.
En su incorruptibilidad que no les permite ceder a cambio de ningún precio.
En su moderación en el uso de la fuerza cuando se hace imprescindible.
En su aspecto modificado por su buen carácter a diferencia de la fealdad que con el tiempo imprime una conducta maligna.
En su comportamiento, que también es inevitablemente adecuado a sus buenos sentimientos de los que los otros carecen.
Luego de una Historia humana marcada por la formación de bandos opuestos que se enfrentaban duramente, las posturas individuales han comenzado ha marcar cada vez más modelos de conducta y modelos de inconducta. La gente suele seguir más a las ideas de algunas personas que a las ideas en sí mismas. “Si él o ella dicen eso, y yo confío en él o en ella, confío en que sus ideas serán las mejores para mi vida en esta sociedad”. Y así una mayoría o una minoría los seguirán.
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