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Mertocracia En Pdvsa Un Estado Dentro De Un Estado


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2013  •  2.090 Palabras (9 Páginas)  •  388 Visitas

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Caracas, 13 Mar. AVN.- En marzo de 2002 el sector gerencial de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), también denominado como la "nómina mayor", comenzó las primeras acciones que conducían al golpe del 11 de abril, con la justificación de que la intervención del Estado en la estatal petrolera, reconocida como la empresa más estratégica del país, terminaría por quebrarla.

El día 13, a menos de un mes del golpe de Estado que el poder económico y factores políticos de derecha dieron contra el gobierno del presidente Hugo Chávez, los diarios publicaban detalles de las acciones emprendidas por los altos ejecutivos de la petrolera.

“Pdvsa estará desconectada cuatro horas con el exterior”, publicó El Mundo, de la Cadena Capriles, el 13 de marzo de 2002, refiriéndose a medidas como la negación de contestar teléfonos, y en protesta por la reciente designación de una nueva junta directiva, incluyendo a Gastón Parra Luzardo en la presidencia, en sustitución de Guaicaipuro Lameda.

La alta gerencia de Pdvsa, que decía contar con el aval de los empleados de rango medio y del sector obrero, declaraba en los medios, sin nombre, ni apellido, detrás del eufemismo “los trabajadores”.

Así, El Mundo publicó en aquella reseña un entrecomillado que le atribuía a “los trabajadores” y decía: “Debemos preguntarnos si el verdadero privatizador no es aquel que aspira la intervención política y la dirección del negocio con criterios ideológicos que terminarán quebrándola y convirtiéndola en una carga para el Estado”.

El día anterior el diario El Nacional hablaba de medidas más contundentes, como la emprendida contra una embarcación fletada por Cuba, que transportaba 500 mil barriles de petróleo y que fue obligada a esperar por más de 24 horas antes de zarpar rumbo a la isla caribeña.

La meritocracia

La batalla era entonces entre el Estado y la llamada "meritocracia", constituida por la nómina mayor de la empresa petrolera, que alardeaba delogros académicos y habilidades laborales superiores a las del promedio.

“La meritocracia es la fórmula que se maneja en cualquier empresa competitiva, que requiere un proceso de selección confiable para asegurar el ascenso de los mejores”, volvieron a declarar los trabajadores sin nombre en la reseña de El Mundo.

En aquella oportunidad expresaron que sus salarios eran “los que se ganan en cualquier empresa petrolera de cualquier país”, en respuesta al calificativo de “privilegios groseros” que había mencionado el presidente Chávez sobre dicha meritocracia.

Esta cúpula gerencial, con sueldos y beneficios también cotizados muy por encima de lo normal, manejaban lo que Chávez llegó a llamar un Estado dentro de otro Estado, debido a su negación de rendir cuentas y asumir instrucciones del gobierno nacional, el cual propuso incrementar los impuestos existentes y cobrar otros nuevos a las transnacionales petroleras que operaban en Venezuela.

Además, era muy cuestionado el hecho de que el nuevo gobierno planteara cambiar la política de sostener grandes cuotas de producción a bajos precios (en ese entonces el precio del barril oscilaba entre 5 y 7 dólares), por la de controlar la extracción de crudo para presionar el incremento del precio y los ingresos nacionales.

Todos estos cambios nacían de la nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos,considerada entre las principales causas que motivaron a la derecha a dar el golpe de Estado en abril de 2002 y el posterior sabotaje a la operatividad de Pdvsa en diciembre de ese mismo año, que generó pérdidas por más de 10 mil millones de dólares.

La alta gerencia de la estatal venezolana Petróleos de Venezuela (PDVSA) se presentó siempre como la cima de la eficiencia, la eficacia y la pulcritud en el manejo de una empresa pública. Sólo ellos, decían, podían manejar un negocio tan complejo. Pero así le fue a Venezuela. Falta develar muchos misterios que aún permanecen en la caja negra de contabilidad de PDVSA, un Estado dentro del Estado. Hoy el gobierno está dispuesto a abrir esa caja negra para dejar al descubierto las enormes cantidades de dinero estafadas a la nación y los groseros privilegios acumulados por esta autocalificada "meritocracia petrolera", además de la compleja red de intereses que han desarrollado en el marco de la denominada terciarización y de sus relaciones non sanctas con transnacionales y proveedores extranjeros.

Esta "meritocracia" fue propulsora del golpe de Estado de abril y del saboteo de la principal industria y principal fuente de ingresos fiscales, poniendo en peligro la salud de la economía -y de los venezolanos- y el futuro del país.

Pero ha llegado la hora de reconquistar la industria, de renacionalizarla, de ponerla al servicio de la seguridad integral de Venezuela y de quienes la integran, señaló el presidente de la empresa -y ex secretario general de la OPEP- Alí Rodríguez Araque. El 2003 será el año de la reestructuración total de la empresa y de su renacionalización. Y dentro de la reestructuración estará la reformulación de los sistemas de distribución interna del combustible (formación de cooperativas de camiones cisternas), y la provisión de bienes y servicios de empresarios nacionales a PDVSA, que en 2002 los compró por ocho mil millones de dólares en el exterior, de empresas transnacionales y socias de su gerencia mayor.

De los 33 mil empleados que tiene la estatal venezolana, seis mil son parte de la alta gerencia y del nivel de supervisión que forman parte de la burocracia residenciada en Caracas, con salarios estrafalarios y cuyo costo es de mil millones de dólares al año. Noventa gerentes fueron despedidos ya, y muchos otros se quedarán sin trabajo y quizá pasen a la justicia penal por actos de sabotaje. Pero este gobierno siempre se ha caracterizado en darle otra oportunidad a la gente: así sucedió en abril (y quizá éstas sean las consecuencias), y ahora intentará no perder mucho de este capital humano que con tanto esfuerzo y dinero ha formado.

Todo el poder

Lo que preocupa de esta huelga petrolera, es que de triunfar se estaría institucionalizando un poder político tan gigantesco en manos de la gerencia de PDVSA, que no sólo les permitiría poner y quitar presidentes, sino de hecho, dominar el país. Debo reconocer que me aterroriza siquiera pensar en una PDVSA privatizada, para que los dueños de la empresa pasen a ser los amos y señores de Venezuela.

Esta ofensiva va mucho más allá de Chávez, y parte del plan es la consolidación del poder político de la autollamada "meritocracia" de PDVSA, que sería incluso superior a la que tuvieron los militares durante las dictaduras en el Cono Sur.

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