Mi nombre es Azul

Mi nombre es Azul

Existen dos tipos de estrellas, las estrellas azules, y las estrellas rojas, desde que nací, yo era una estrella azul, pero mis padres eran rojos, mis amigos eran rojos, casi todas las estrellas eran rojas, yo no lograba comprender por que si todos eran rojos, yo era azul, entonces le preguntaba a mi mamá.

-Mamá, ¿Por qué soy azul, por qué no puedo ser roja como ustedes?

Pero ella nunca contestaba, solo sonreía y hacía como si no me hubiese escuchado.

Todo me parecía muy extraño, mis pocos amigos que eran azules después de un tiempo se fueron tornando rojos, pero yo, me mantenía azul, mi abuela decía que era por que tenía un alma muy fuerte, muy “brillante”, pero yo no me sentía así; los que alguna vez fueron mis amigos, ahora me ignoraban, los que eran mis vecinos ni siquiera me miraban, y yo no hacía más que desear ser una estrella roja.

Después de un tiempo algunas de las estrellas se iban, yo pensaba que buscaban otro cielo, otro punto para mostrar su belleza a los planetas, pero estaba equivocada.

Y aunque sabía que probablemente nunca fuera a ser una estrella roja, seguía deseándolo, cada que veía como las demás estrellas se iban a buscar otros cielos, cada que se ponían de acuerdo para crear una constelación, cada que las más enormes estrellas le daban su calor a los planetas…

Pero yo, seguía siendo azul.

Aprendí a vivir con ello, a ser una solitaria estrella azul que no paraba de desear ser roja pero que seguía con su vida y veía como las demás pasaban de un color al otro, pero que extrañamente no se veían felices.

Después de algunos años conocí a una estrella muy especial, su nombre era Celeste, él me dijo que no importa que color tuvieras, que siempre seríamos importantes y únicas, pero claro, él lo decía por que era una estrella roja, no sabía lo que era ser azul desde hace mucho tiempo.

-Azul, tu nombre honra tu color, y mientras tu sigas teniendo tanta energía y alegría dentro de ti, de ese tono permanecerá tu piel; me dijo antes de irse, pensé que se quedaría más tiempo, pero sólo se esfumo, sin decir adiós, sin dejar rastro.

Una mañana hice lo mismo que hacía todos los días, me miré en un espejo y sorprendida me di cuenta que justo en el centro de mi azul pecho se comenzaba a ver una mancha roja, esto me hizo emocionarme, y cada día me despertaba muy emocionada viéndola crecer.

Ahora soy una estrella roja, y veo las cosas de una forma distinta, todo el tiempo me concentre en desear algo que llegaría a su tiempo, ser azul era tan emocionante como ser una estrella roja, y toda esa energía que había sentido teniendo ese hermoso color azul había desaparecido; ahora sólo me sentía más débil cada día y me doy cuenta de que desperdicié mucho tiempo, que pudo haber sido una gran aventura. En este momento mi brillo está comenzando a apagarse y me doy cuenta de muchas cosas, las estrellas nunca fueron a buscar otros cielos, solo perdían su brillo, se extinguían… morían.

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