MI NOMBRE ES TOMAS

MI NOMBRE ES TOMAS

Hola, Mi nombre es tomas y  tengo 15 años, soy un joven  cualquiera del campo, mi padre se encuentra en las montañas ayudando a la patria  y siempre me manda cartas con sus aventuras, me acuerdo muy bien cuando tenía 5 años, en ese mismo año mi padre de cumpleaños me envió una carta felicitándome por mi día, me gustó tanto esa carta porque en ella traía consigo una historia verdaderamente extraordinaria.

Me contaba que un día común y corriente, estaba en esos momentos buscando minas antipersonales, para que algunas personas no se fueran a lesionar muy fuerte, pero claro, a mí me parecía una aventura mágica. Mi padre me decía que desde pequeño quería ser soldado, porque le gustaba ayudar mucho a la gente que en verdad lo necesitaba, por ejemplo mi padre ayudaba a los campesinos a que no se les robaran el cultivo, él siempre quería que a los campesinos le fuera bien en sus ventas, así que todos los días mi padre salía a vigilar los cultivos de los campesinos, desde ese momento mi padre supo que tenía que ayudar a las personas más indefensas.

Mi padre siempre ha sido de las personas más solidaria del pueblito donde vivimos, todo el pueblo lo conoce y siempre habla bien de él, cuando me encuentro con cualquier anciano me dice que me parezco mucho a mi papa, eso mismo le pregunto a mi mama y ella dice                                             -¡claro!, porque eres solidario, responsable y trabajador, todo eso lo tenía tu padre.

Cuando tenía 10 años mi padre me envió una carta pero estaba escrita en una forma más exacta de lo que era irse a prestarle el servicio a la patria, él me decía que la guerra se estaba volviendo como una plaga, en toda parte que iba siempre estaba la guerrilla oponiéndose contra ellos, nunca los dejaban descansar las tantas destrucciones que provocaban, siempre me decía que la paz en Colombia llegaría lento pero muy pronto, nunca me desilusionaba porque siempre ganaban las guerras, siempre desactivaban las minas nunca había algo que les saliera mal.

Entonces me puse a reflexionar “¿y si la paz nunca llegara a Colombia?” “¿la paz es necesaria?”, entonces fui a dar una vuelta para poder saber si la paz es necesaria, cuando de pronto veo a dos campesinos y un vendedor de finca raíz ilegal, cuando veo que el vendedor les quiere quitar el pedazo de lote, pero los campesinos no saben cómo defender sus derechos y el vendedor se queda con la finca, entonces en ese momento empiezo a pensar “¿si los campesinos conocieran sus derechos podrían quedarse con su lote y poder construir una sociedad en paz?”.

Cuando llegue a casa fui directamente a contarle a mi madre lo que había sucedido, ella me dijo que si ya les había contado a las autoridades y pues yo re respondí que no, mi madre al enterarse de la falta de solidaridad y aprovechamiento del vendedor, se fue a contarle a las autoridades, ella dijo –tranquilo hijo, ya hable con las autoridades y me dijeron que el defensor del pueblo iba a proponer nuevas normas para la seguridad de los más inocentes-, al momento me calme y supe que si se podía hacer la paz con la seguridad del pueblo.

Mi pregunta de la paz todavía estaba en pie, no sabía todavía si la paz llegaría a Colombia o si al menos llegaría a mi pueblo, cuando de repente me encuentro con un amigo y empiezo a hablarle de la paz, mi amigo decía que la paz siempre estaba presente y yo le dije, -cómo puede estar presente, si en toda las sociedades hay una persona que quiere aprovecharse de los demás- y el me respondió – ¡claro que no!, si no hay hombres que se aprovechen de las personas más lentas entonces como habrá una sociedad progresiva-.

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