Momento Angular
Enviado por rosa0520 • 19 de Mayo de 2013 • 2.321 Palabras (10 Páginas) • 495 Visitas
Ley, moral y cultura son productos muy sofisticados de la historia que nos dan a los seres humanos la posibilidad de autogobernarnos: la cultura, al sedimentar los ingentes aprendizajes de siglos y milenios de experiencia y sentidos; la moral, al permitir reconocer en el corazón de cada cual el sentimiento de que, si pretendo actuar moralmente, mi acción moral debería también poder ser reconocida como tal por cualquier ser humano; y la ley, al permitir reconocer en ella la forma más legítima de regular de manera explícita, públicamente acordada, y según procedimientos públicamente predefinidos, unos comportamientos muy básicos, ello con el fin de facilitar la convivencia y facilitar la coexistencia de diversas opciones morales y culturales. Construir ciudadanía es aprender a asumir las tensiones entre esos tres sistemas reguladores para aumentar su convergencia por lo menos en lo más básico.
Ley, moral y cultura
Existen reglas informales que son un complemento inevitable de las reglas formales (legales). Cuando en una sociedad hay armonía entre unas y otras, los costos de celebrar y cumplir acuerdos se reducen; cuando se contradicen o la evolución de unas no se adecúa a la de las otras, los costos de celebrar y cumplir acuerdos se incrementan (Douglass North recibió en 1993 el premio Nóbel de Economía por haber desarrollado estas ideas y haberlas aplicado con éxito para explicar por qué las sociedades se desarrollan a ritmos tan distintos).
Las reglas informales pueden clasificarse en dos grandes áreas: las morales y las culturales. Las reglas morales expresan básicamente principios interiorizados que cada persona aplica “desde adentro” y que le provocan culpa en caso de violarlos y satisfacción moral en caso de respetarlos. Las reglas morales se manifiestan a través de un sentido del deber y de la capacidad de actuar obedeciendo a ese sentido (algo muy emparentado con la propio-motivación o motivación intrínseca y muy distinto de la hetero-motivación o motivación extrínseca). Las pedagogías de la concientización (tan propias de Latinoamérica y en general del Tercer Mundo) intentan influir sobre estas reglas, buscando generar más solidaridad y cooperación, especialmente entre desconocidos que comparten una misma condición social.
La regulación cultural se expresa de manera más compleja. En primer lugar, las normas sociales cuya desobediencia lleva a la posibilidad de sanciones sociales (desde ver que alguien frunce el ceño en señal de desaprobación o censura, hasta ser excluido de un grupo) que por lo general inducen sentimientos de vergüenza. La conformidad a las normas sociales es premiada con reconocimiento e inclusión. En segundo lugar, la cultura regula a través de una delimitación y una jerarquización de los significados que contribuyen mucho al reconocimiento. A veces, a través de un curioso mecanismo inductivo, el reconocimiento se traduce en confianza. La cultura también involucra creencias, valores e ideales que (de una manera menos afín a la de las normas legales) también orientan el comportamiento de las personas. Lo clave es que a través de diversos mecanismos, en cada medio socio-cultural se logra una delimitación cultural de comportamientos culturalmente bien considerados, comportamientos neutros y comportamientos considerados (culturalmente) inaceptables.
La comprensión de lo hasta aquí expuesto puede afianzarse a través del ejercicio de preguntar ¿Cuál de los mecanismos legales, morales o culturales te regula más? Y ¿Cuál considero que regula más a los ciudadanos en general? (Ver el siguiente cuadro).
Tres sistemas reguladores.
NORMAS LEGALES NORMAS MORALES NORMAS SOCIALES
Admiración por la Ley Autogratificación de la Conciencia Admiración y reconocimiento Social
Temor a la sanción Legal Temor a la Culpa Temor a la vergüenza y al rechazo social
Aunque a raíz del ejercicio es interesante comparar lo que la gente responde sobre sí misma y lo que responde sobre los demás, la principal utilidad del ejercicio es que deja entrever que los seis cuadros contienen mecanismos relevantes. Prácticamente cualquier persona es regulada por todos ellos.
Cabe entonces retomar el tema de la consistencia regulatoria: lo que nos ordena la ley puede ser consistente o no con lo que nos ordena la conciencia o con lo grupalmente aceptado como válido. Además, una misma persona puede pertenecer a grupos distintos que no comparten una cierta norma (por ejemplo un grupo aprueba fumar y el otro rechaza fumar). Algo de tensión entre ley, moral y cultura puede ser útil para las tres, pero el divorcio puede afectar gravemente la convivencia y la productividad de una sociedad.
¿Cuándo hay divorcio entre ley, moral y cultura? Fundamentalmente cuando hay aprobación moral y cultural a acciones ilegales y cuando hay indiferencia o desaprobación cultural y moral al cumplimiento de obligaciones legales.
Un ejemplo: vía Constitución y ley los ciudadanos nos hemos obligado a colaborar con la justicia y, en particular, a denunciar los delitos; sin embargo, en algunos medios culturales, los criminales han logrado imponer la llamada ley del silencio que se expresa, al menos en Colombia, con la expresión coloquial “no sea sapo”. Así se genera informalmente una norma social que contradice y en parte neutraliza la norma legal, con costos enormes para la sociedad.
El poder regulador de la cultura ha sido abordado desde disciplinas como la sociología, la antropología, la psicología social y la economía. Los debates más recientes han acentuado el carácter de permanente cambio e hibridación y el carácter reflexivo de la cultura (hacen parte de la misma los instrumentos de auto-lectura y auto-crítica). Esto favorece los acuerdos y los procesos conscientes de reorientación de la acción y ayuda a comprender las conexiones entre cambio cultural y cambio legal (a veces uno de los dos va adelante y ayuda a impulsar el otro).
CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE CONVIVENCIA CIUDADANA: Documentos construidos para el Programa de gobernabilidad local-PNUD.
Referencia: Acción colectiva
Hay bienes (por lo general públicos, que muchas veces no se pueden obtener privadamente) que sólo se obtienen si miles (o incluso) millones de personas cooperan. Hay acción colectiva por ejemplo cuando toda una ciudad o un país ahorran agua. El llamado problema de la acción colectiva radica en que el óptimo egoísta se da cuando un individuo no coopera pero se beneficia de la cooperación de otros (no ahorra agua pero se beneficia de que los demás ahorraron agua al no sufrir racionamiento; no cumple con la veda a la pesca en una laguna mientras otros vecinos si lo hacen). Para que haya acciones colectivas exitosas se necesita mantener a raya ese comportamiento
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