Mono a hombre.

Instituto Politécnico Nacional.[pic 1][pic 2]

Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura
Unidad Zacatenco.

Unidad de Aprendizaje: Economía

Profesora: Consuelo Abad Godínez.

Alumno: Carlos Santiago Hernández Pérez.

Grupo: 3CM6

Tema: Papel del trabajo en la transformación del mono en hombre.

8 de marzo de 2016.

El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre.

“El trabajo es el origen de toda riqueza”, es lo que nos dice Engels en su trabajo, siendo cierto esto y junto con la naturaleza, proveedora de los materiales que el convierte en riqueza.

¿Y qué es el trabajo?

Es la condición fundamental de la vida humana, siendo así que el trabajo es quien ha creado al hombre.

Hace cientos de miles de años, vivía una raza de monos extraordinariamente evolucionada, estos antepasados estaban por completo cubierto de pelo, vivían en árboles y formaban manadas.
Como consecuencia de este modo de vida, tenían que realizar funciones diferentes, se fueron acostumbrando a trasladarse por el suelo y adoptaron una posición erecta, fue así el paso decisivo para el tránsito del mono al hombre.

Debido a que la posición erecta debía de llegar a ser una necesidad para estos antepasados entonces también había la necesidad de realizar funciones cada vez más variadas con las manos.
Las manos les servían principalmente para recoger y sostener alimentos, algunos les servían para construir nidos en los árboles, otros para hacer tejidos entre las ramas para protegerse del tiempo. También les servía para empuñar garrotes y poder defenderse de sus enemigos o atacarlos con piedras.

Es así como las operaciones de estos antepasados fueron adaptándose poco a poco a sus manos durante el trascurso del mono al hombre.

Antes de que el primer trozo de sílex, hubiese sido convertido a cuchillo, por la misma creación del hombre, debió pasar un tiempo muy largo, pero con esto se daba el paso decisivo: la mano se hizo libre y podría adquirir más destreza y habilidad, transmitiéndose por herencia aumentada de generación en generación.

Así la mano no solo es el órgano del trabajo es también producto de realizarlo. Por el trabajo la adaptación a nuevas y nuevas operaciones, por la transmisión hereditaria del perfeccionamiento especial adquirido por los músculos, los ligamentos y, en un periodo más largo, también por los hueso, y por la aplicación renovada de estas habilidades heredadas a funciones nuevas y cada vez más complejas, ha sido como la mano del hombre ha alcanzado ese grado de perfección.

Pero la mano no era algo con existencia propia altamente compleja que beneficiaba a todo el cuerpo servido por ella.

Con cada nuevo progreso, el dominio sobre la naturaleza, que comenzara por el desarrollo de la mano, con el trabajo, iba ampliando los horizontes del hombre, haciéndole descubrir constantemente en los objetos nuevas propiedades, que eran desconocidas.

Por otra parte el progreso del trabajo, al multiplicar los casos de ayuda mutua y de actividad conjunta mostrando con ellos las ventajas de esta actividad para cada individuo, tenían que contribuir forzosamente a agrupar a los miembros de la sociedad por lo cual los hombres en formación llegaron a un punto en que tuvieron necesidad de decirse algo.
Esta necesidad creo el órgano; la laringe, la cual mediante modulaciones que producían cada vez modulaciones más perfectas. El origen del lenguaje viene a partir del trabajo y con el trabajo.

A medida que se iban desarrollando, el cerebro no quedo de lado, y con su desarrollo progresaban sus instrumentos más inmediatos: los órganos de los sentidos.
En conjunto el desarrollo de estos órganos a su servicio, la creciente claridad de conciencia, la capacidad de abstracción y de discernimiento cada vez mayores, reaccionaron a su vez sobre el trabajo y la palabra, estimulando progresivamente su desarrollo.

Cuando finalmente el hombre se separa completamente del mono, comienza la orientación en un sentido preciso por un nuevo elemento el cual surge con la aparición de este mismo hombre evolucionado: la sociedad.

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