Monólogo. Elvira

Monólogo

ELVIRA: ¡Es inútil! ¡Con ustedes no se puede! ¡Qué ganas de mortificarme! ¿Quieren morirse? ¡Pues muéranse! (Grita hacia adentro): ¡Señor Pedro! (Abre la bolsa y saca un frasco de aspirinas. Llena una regadera con agua y riega las matas). ¿Qué les pasa a mis amores? ¿Quieren dejar este mundo y pasar a mejor vida? ¿Por qué? ¿Acaso no las quiero? Tú, mi adoración, toma esta aspirina y olvídate del dolor de cabeza. ¡Tienen que ayudarme! ¡Yo sola no puedo! (Llamando): ¡Señor Pedro! (A otra planta): Toda la noche tuve pensando en ti, en que ibas a amanecer florecida. ¿Es que no me quieres como yo te quiero a ti? Bebe, bebe, tu agüita. Toma tus pastillas para las varices. ¡No me decepciones! ¿Lo haces por maldad? No, no lo creo. Debe ser por travesura. Las flores son traviesas, no malas. (A otra planta): ¿Y tú? ¡Podrida! ¡Tan joven y podrida! ¡Mira como tienes los brazos! ¡Y esas manos con los dedos engarrotados! ¡Para ti dos aspirinas! ¡Y una para mí! (Mastica una. Se sube a una pequeña escalera para regar unas matas que están más altas). Estas aspirinas no tienen Malox, Pero Elisa nos va a traer varios frascos de Nueva York. Pero lo que yo quiero, ¿entienden? es que cuando regrese Elisa ustedes estén bonitas, con las bocas pintadas y los crespos hechos… (A otra mata): ¡Tú si que no tienes remedio! ¡A ti no te salva ni un milagro! (A otra): ¿Y tú, que eres la más bella, que te pasa ahora? Vamos, vamos, chupa la pastillita como si fuera un caramelo, que te llegue profunda, a las raíces. (Se baja de la escalera y mira una planta que está en un rincón). ¿Y tú, quién eres? Yo no te conozco, pero te estas poniendo bonita, así que vamos a bautizarte. (La riega). ¡Salvaje, eres una salvaje! ¿Cómo hiciste para crecer aquí por tu cuenta? ¿Mataste a la cineraria y ocupaste su lugar? (Oye ruido. Se vuelve y se encuentra con Pedro, que se asoma por una puerta desperezando su sueño). ¿Qué pasa? Son las diez de la mañana. Yo creía que se había muerto.

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